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Itálica se pone en danza

Falto de patrocinadores, el festival internacional apuesta por artistas de la tierra y valores seguros

12 jun 2017 / 16:48 h - Actualizado: 12 jun 2017 / 18:42 h.
"Danza"
  • Ensayo de la bailaora Patricia Guerrero para su aclamada producción ‘Catedral’. / Pepo Herrera
    Ensayo de la bailaora Patricia Guerrero para su aclamada producción ‘Catedral’. / Pepo Herrera

Dos cosas quedaron clarísimas este lunes durante la rueda de prensa de presentación del Festival Internacional de Danza de Itálica que empieza el próximo día 30: que toda la prensa sevillana quiere para sus piscolabis nocturnos una bandejita con ruedas como la que usan en la Diputación para menear el amasijo de micrófonos de un lado a otro de la mesa, que es como la del anuncio del Pronto; y sobre todo, que la bienal dancística necesita ayuda como el comer. Ayuda en forma de patrocinadores, es decir, gente que ponga compromiso y pasta encima de la mesa –donde ya ha quedado claro que cabe lo que le echen– para que este invento se pueda programar y organizar con la antelación suficiente y los dineros adecuados que a día de hoy no tiene, pero que necesita si quiere traer compañías punteras para ser estandarte no solo de la cultura sevillana, sino también de la recién lanzada propuesta de inclusión de Itálica en la lista del patrimonio de la humanidad de la Unesco. Así lo dio a entender el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, y lo ratificó luego la programadora del asunto, Victoria Guzmán: «No es lo mismo un festival que se programa con dos años de antelación a que se haga con mucho menos tiempo y con unas condiciones económicas que vamos salvando como podemos todos los años pero con grandes dificultades. Eso impide que muchas compañías no estén disponibles en tan corto espacio de tiempo, por lo cual tenemos que limitarnos», expresó la funcionaria.

De momento, con un presupuesto de 500.000 euros (el mismo de hace dos años) y las posibilidades organizativas de quienes no se pueden permitir el lujo de la planificación porque van contando los céntimos de ejercicio en ejercicio, la diputación ha amarrado una programación correcta e interesante que se sale un tanto de las pretensiones internacionalizantes del festival, cargada como está de artistas de la tierra, pero que en el caserón de Menéndez y Pelayo defienden como un acercamiento de la danza a quienes no la conocen o están empezando a hacerlo. Lo dijo el propio Rodríguez Villalobos: «Hemos democratizado el gusto por la danza y por su práctica». Pero también «se trata de propuestas arriesgadas e innovadoras que dan así visibilidad a proyectos que no la tendrían en espectáculos convencionales» y de «abarcar al gran público, incluido el público joven, que entiende la danza desde otra perspectiva más contemporánea», explicó la diputada de Cultura, Rocío Sutil, pensando en la danza urbana que introdujeron hace dos años y que en esta edición va un poco de niña bonita, de elemento epatante.

Con todo esto por delante, el Festival Internacional de Danza de Itálica ofrecerá del 30 de junio al 15 de julio un muestrario de distintos géneros en dos escenarios: el Teatro Romano y el Monasterio de San Isidoro del Campo. En el primero, con un aforo de 774 espectadores, estarán los espectáculos que necesitan más desarrollo: Aterballetto, con su producción Golden Days; el Ballet Nacional de Letonia (que ya estuvo en enero en el Maestranza, y una actuación más y lo nombran hijo adoptivo), con la suite de El Corsario y el acto segundo de Giselle; la compañía de Hervé Koubi con Ce que le jour doit à la nuit; la compañía de Patricia Guerrero, aclamada y premiada en las dos últimas ediciones de la Bienal de Flamenco de Sevilla, que lleva a la villa romana el espectáculo ganador del Giraldillo en la última edición: Catedral. Y por último, esa danza urbana con la compañía Gsus Villaú y el montaje Ethnicity.

El cartel –que como tal es obra, por cierto, de Inmaculada Salinas– lleva a San Isidoro del Campo el Tratado de sueños de andar por casa de Raquel Madrid y Javier Vila (una pieza previa a los demás espectáculos de este escenario); el Miserere de La Phármaco; Laguilda Obscénica con Offlimits y la compañía Excéntrica Producciones e Isabel Vázquez con La maldición de los hombres malboro. Las entradas están a la venta desde ayer, con precios entre 12 y 15 euros.