La Algaba peregrina en familia

Doscientos romeros peregrinan hasta la aldea de El Rocío, donde la corporación estrenará nueva ubicación en los días de romería

16 may 2018 / 11:40 h - Actualizado: 16 may 2018 / 11:44 h.
"El Rocío 2018"
  • El Simpecado de la hermandad del Rocío de La Algaba, a su paso por las calles de este municipio de la Vega. / F.J.D.
    El Simpecado de la hermandad del Rocío de La Algaba, a su paso por las calles de este municipio de la Vega. / F.J.D.

«¡Qué todo el mundo sea rociero!», proclamó el papa santo Juan Pablo desde el balcón del santuario hace 25 años. Ese exhorto era también el anhelo del pueblo algabeño, que un año después, felizmente admitida como corporación, hacía su primer camino. En la mañana de este martes, La Algaba inició su vigésimo cuarta romería como hermandad filial, con sus pasos apuntando a la aldea y los corazones soñando con sus bodas de plata como peregrinos de la Blanca Paloma.

Daban las ocho de la mañana cuando el párroco de Nuestra Señora de las Nieves, Ramón Herrero, comenzaba a oficiar la misa de romeros. En recuerdo a José Piñero, fundador de la corporación recientemente fallecido, la Junta de Gobierno aprobó que la celebración litúrgica solo estuviese acompañada por un tamborilero en vez de las habituales plegarias del coro flamenco, en señal de duelo.

Alzado por brazos fervorosos, el Simpecado salió de la parroquia bajo una lluvia de pétalos. La carreta de plata, donación de la familia Vilches, refulgía al sol con la Purísima –la patrona algabeña– en su delantera y un exorno floral en tonos rosas. «Manda Señor tu Rocío a estas almas», reza la filacteria que acoge a la Virgen sobre la Torre de los Guzmanes en el Simpecado. En busca de ese Rocío, y con la insignia mariana entronizada, la hermandad inició su camino.

Porque ante todo, los romeros de la hermandad de La Algaba «quieren a la Virgen del Rocío y por Ella se mueven», comentaba el hermano mayor, Pedro Piñero. Y a ella se encomiendan cuando le rezan y le cantan: «bendícenos Madre mía, que en tu manto cobijados, seguiremos de romeros, para estar siempre a tu lado». Sintiéndose parte de la corporación rociera, todas las hermandades de penitencia y de gloria de la localidad rezaron la Salve ante el monumento a la Virgen del Rocío en los jardines de Encarna Piñero.

La principal novedad para la hermandad se estrenará a su llegada a la aldea, donde han cambiado su ubicación. «Hace dos años hicimos una gran inversión en carpas, servicios, boxes, y no pudimos hacer uso por las lluvias», explicaba el hermano mayor. Por ello, «de la conocida como Boca del Lobo nos trasladamos a la Dehesilla, en el camino de Moguer». Un cambio que ha supuesto un importante desembolso, pero que repercutirá en una mejora para la estancia en los días de romería. «Somos una hermandad pequeña, por lo que hemos tenido que hacer un gran esfuerzo».

Entre cantos y rezos la comitiva fue avanzando. «Somos una gran familia», comentaba Piñero. Y bien avenida, porque en esta familia importa la fe y no la procedencia. No hay distinción cuando cuelga sobre el pecho la medalla con su cordón azul y blanco. Y junto con los rocieros de La Algaba, en esta filial –la número 91– peregrinan como hermanos devotos de Alcalá del Río, Guillena y Las Pajanosas, y hasta Arahal. Juntos comenzaron su caminar que arrancó con una vuelta por el pueblo antes de enfilar hacia las Marismas.

En Santiponce, los integrantes de Paz y Bien dedicaron, como cada año, unas sevillanas al paso por sus instalaciones, que preparan con esmero. Poco más adelante, los alumnos del colegio hicieron una ofrenda floral. «Cada uno pone 20 céntimos para pagar el ramo, nosotros les regalamos chucherías. Es un momento entrañable».

El saludo con las hermandades de Santiponce, Valencina, Espartinas, Umbrete o Villamanrique estrechará lazos en el camino de esta familia rociera. Un camino «al que no sabemos si vamos a tener que buscar alternativas, Medio Ambiente no lo ha hecho del todo bien este año», apuntaba Piñero.

Sobre 200 peregrinos, 21 carriolas –«la situación económica afecta, pero también que algunas se han unido, por eso hemos bajado de las 28 del año pasado»– y una veintena de enganches y coches de caballo emprendieron la marcha rumbo a la aldea almonteña. Soñando con la presentación, en la tarde del viernes, y con volver a estar el lunes de Pentecostés frente a la Virgen del Rocío con su Simpecado. Superando los inconvenientes; dispuestos a soportar la dureza del camino apoyados en la devoción. «Porque el Rocío no solo es folclore y fiesta», y todo se hace con un motivo: «por Ella y hasta que Ella quiera». Porque la Virgen, como recitan los versos de la Salve, es la que los lleva a caminar: «eres Blanca Paloma, que has volado de tu nido, para llevarte a La Algaba al camino del Rocío».