La cal brilla en el sexto aniversario de su declaración por la Unesco

La pintura al fresco ha sido este año la protagonista del ambicioso programa de las Jornadas Europeas de Patrimonio celebradas en Morón de la Frontera

María Montiel marmondua /
26 nov 2017 / 23:04 h - Actualizado: 26 nov 2017 / 23:04 h.
"Patrimonio","UNESCO"
  • Dos de los niños moronenses que han participado en la pintura con cal de un pequeño muro del Museo Cal de Morón. / M.M.
    Dos de los niños moronenses que han participado en la pintura con cal de un pequeño muro del Museo Cal de Morón. / M.M.
  • Mercedes y Margotte realizaron un mural de pintura al fresco. / M.M.
    Mercedes y Margotte realizaron un mural de pintura al fresco. / M.M.

Morón de la Frontera se ha sumado estos días a la celebración de las Jornadas Europeas de Patrimonio con un ambicioso programa de sensibilización sobre el bien del que ha hecho gala desde tiempos inmemoriales: su cal artesanal.

Por ello, desde el Ayuntamiento, a través de la Delegación de Turismo y en colaboración con el Museo Cal de Morón, se ha programado una serie de actividades que han dado la oportunidad de conocer no sólo el proceso de producción artesanal de la cal, reconocido en 2011 por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, sino también el propio museo y la pintura al fresco.

Humeando estaba uno de los hornos de cal artesanal que sigue en activo en Caleras de la Sierra, propiedad de Gordillos Cal de Morón. Mientras, en el museo de la cal comenzaba el sábado la segunda tanda de las jornadas de patrimonio que, este año, han estado centradas en la pintura al fresco. Manuel Gil Ortiz, del museo, coordinaba las actividades que daban inicio el viernes con la visita de escolares. Llevan ya seis años participando en estas jornadas que «poco a poco vamos ampliando en cuanto a actividades. Hace dos las dedicamos al encalo con los más pequeños, el año pasado a la matanza tradicional y, este año, a la pintura al fresco, bajo el título Un espacio fresco de patrimonio».

Fue hace seis años cuando la cal era declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y, aunque ya se conocían los beneficios, cada vez son más los expertos que levantan voces sobre las bondades de la cal artesanal. Coincidiendo además con este aniversario, el sábado se iniciaban las jornadas con la clase magistral de pintura al fresco impartida por Raniero Baglioni, del departamento de Intervención del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), quien hizo hincapié en los múltiples beneficios de este producto que «encontramos en la naturaleza». Para él, éste es un material que «es muy difícil que se altere porque no tienen componentes y en el campo del patrimonio es fundamental ya que nosotros tenemos que seguir restaurando con los mismos materiales».

Mientras continúa la clase magistral, muy aplaudida por los visitantes, los más pequeños se están preparando para encalar. No estaba previsto dentro del programa; sin embargo, al inscribirse muchas familias decidieron que los niños blanquearan un muro del museo. Pilar cogía el pincel y parecía que había encalado toda la vida. Mojaba en el cubo y, pincelada sobre pincelada, se lo pasaba en grande recuperando la tradición de las abuelas de encalar. Al igual que Carlos e Isabel continuaban concentrados en su difícil labor.

Mientras, un vecino iniciaba el enfoscando de un muro con un mortero de cal. Allí, poco después, Mercedes Antequera y Margotte realizaron su mural de pintura al fresco. Son artistas murales y han colaborado en las jornadas realizando un homenaje a las antiguas mujeres que pintaban con cal. Mercedes preparaba los pigmentos mientras el muro se terminaba de enfoscar. El público no perdía detalle de los diferentes pasos que se daban. Ella confiesa que la cal «no debería perderse porque es un material auténtico». Tras finalizar el enfoscado empieza su trabajo mediante pigmentos, también con agua de cal.

Miguel Escudero, calero de toda la vida, es quien realiza la visita al museo. Él mejor que nadie para relatar el proceso de producción de la cal. Tras finalizar la visita, Jesús Coronado, monitor del taller de fresco, ofrece a los visitantes una breve explicación sobre los frescos, matizando que «al ser materiales totalmente naturales eso hace que lleguen a nuestros días en buenas condiciones». Manos a la obra, nada mejor que aprender la técnica practicando in situ realizando una pintura al fresco sobre un azulejo que los visitantes pintaron encantados.

Unas jornadas que tienen como objetivo seguir poniendo en valor la cal de Morón de la Frontera como legado del saber tradicional