El pianista Francisco Acosta -nacido en Villaverde del Río, criado en los poblados de colonización de la marisma y residente en Los Palacios y Villafranca- sacrificaría cualquier cosa, excepto los dedos de sus propias manos, por vivir en tiempos de las Schubertiades, aquellas reuniones de artistas en torno a la música y la literatura que se bautizaron con el apellido del bohemio austríaco que las inventó, Franz Schubert, a comienzos del siglo XIX, que es precisamente «el siglo de la Historia viva del piano, este instrumento rey», a juicio de este profesor de música que disfruta más allá de sus clases, este humanista que goza más allá de las decenas de miles de libros que componen la biblioteca de su casa, este concertista que también acostumbra a amenizar con su Roland (así llama cariñosamente a su piano transeúnte, de esa marca) numerosas ceremonias y eventos culturales.
Aunque Acosta tiene ya en su haber tres discos, Hydromuria, Andrómeda y precisamente una Historia del Piano, este concierto sobre la historia de la música clásica transcrita por él mismo a piano es «un sueño de toda mi vida» porque supone no solo un repaso personalísimo a la intensa odisea de los mejores músicos de todos los tiempos a lo largo de los últimos tres siglos, sino también un ejercicio didáctico que acabará convertido en una grabación que, a juicio del palaciego,«podría funcionar como mi otro disco de Historia del piano, con el que hice una gira de conciertos educativos por institutos de Secundaria de toda Andalucía gracias a un convenio con la Junta».
Músicas y músicos para una historia
Desde luego es muy ilustrativa una hora de música comprendida entre el Canon en Re del alemán Pachelbel, de 1680, «la pieza clásica más popular de todos los tiempos», y el Concierto de Aranjuez del español Joaquín Rodrigo, de 1939. Pero también es interesante saber, como él se encarga de explicar en sus propios conciertos, que Pachelbel, que compuso aquella obra para tres violines y bajo continuo, «construye compases que se asemejan a los latidos del corazón», o que Rodrigo, el más longevo en una historia de músicos fallecidos prematuramente, que murió a los 98 años aunque fue ciego desde niño, fue el primer compositor que se alzó con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Entre uno y otro, el pianista de Los Palacios y Villafranca no se ha olvidado de grandes del Barroco como el inglés Henry Purcell, del que transcribe el Prólogo a la Sentencia para el funeral de la reina Mary, en honor a la monarca inglesa que cayó víctima, como otro millar de compatriotas en 1694, a causa de la viruela. Tampoco falta en su selección el italiano Antonio Vivaldi, «uno de los músicos más prolíficos de la historia», que fue compositor, violinista, empresario, profesor y sacerdote, «pelirrojo para más señas, por lo que fue apodado Il prete rosso (El cura rojo)», explica apasionado Acosta, que interpretará El invierno de Las cuatro estaciones.
Del mismo tránsito del Barroco a la Neoclasicismo, el pianista rescata la Cantata BWV 156 del gran Johann Sebastian Bach, cuya obra es «el hito musical más importante de la historia» y cuya música «se ha utilizado como sustento de la armonía académica más ortodoxa». Por supuesto, no podría faltar Wolfgang Amadeus Mozart, «el genio más precoz» de toda esta historia, que tocaba el clavicordio y el violín con solo cuatro añitos y que tuvo que rebelarse ante Jerónimo Colloredo, príncipe y arzobispo de Salzsburgo, para emprender un viaje por Europa como músico independiente, aunque su vida terrenal acabara a los 35 años...
«He seleccionado movimientos lentos, adagios y andantes, que resultan más solemnes y que técnicamente funcionan mejor en el piano», explica Francisco, pleno de facultades y de intertextualidades culturales para elegir de entre toda la obra de Mozart su brillante Andante de la Sinfonía Concertante K. 364. Del gran genio romántico que fue Beethoven, a pesar de “la incomprensión de la crítica, su delicada salud, sus fracasos amorosos y su irremediable sordera”, el pianista ha elegido el Allegretto de la Séptima Sinfonía Op. 92, que en palabras de Wagner, es «la apoteosis de la danza». De Franz Shubert, otro genio prematuramente desaparecido a los 31 años, considerado el introductor del Romanticismo musical y gran compositor de lieder (breves piezas para voz y piano), el concierto ha focalizado la bella melodía Fluir de agua... De Félix Mendelssonhn, otro niño prodigio, siempre rodeado de escritores y filósofos y amigo de Goethe (además de rescatador de la obra de Bach), el concierto de Acosta rescata el poético lied En las alas del canto, Op. 34/2.
Acosta se ha acordado también de Robert Schumann, que «personificó el romanticismo musica», precisamente un potencial virtuoso del piano que tuvo que conformarse con componer por un problema en la mano derecha que le causó un artilugio que buscaba fortalecerle los dedos. Schumann terminó casándose con la hija de su profesor, Clara Wieck, que se convirtió en la mejor intérprete de sus obras pianísticas. «Comprenderás que me guste tanto Amor de Poeta, Op. 48», dice el pianista palaciego, tan entusiasta de las obras de los músicos como de sus vidas, especialmente de quienes también derrocharon pasión por el piano, como el noruego Edvard Grieg o el alemán Johannes Brahms, también seleccionados.
Uno de los músicos más célebres de todos los tiempos, por su ballet El lago de los cisnes, ya de 1877, es el ruso Pyotr Ilych Tchaikovsky, un funcionario del Ministerio de Justicia que abandonó su trabajo para estudiar profundamente música en el Conservatorio de San Petersburgo, casado con una alumna suya hasta que esta descubre su homosexualidad y vuelto a emparejar con la rica viuda Nadesda von Meck que lo apoyó económicamente aunque su relación se limitara a las cartas que se intercambian durante 14 años, hasta que ella rompe su mecenazgo al enterarse de los devaneos sentimentales del músico con otros hombres.
En la historia de grandes músicos interpretados a piano, acercándonos ya al siglo XX, restan el checo Anton Dvorák, a la sazón director del Conservatorio Nacional de Nueva York; el francés Camille Saint-Saëns, que por su afición a la ciencia compuso su fantasía zoológica El carnaval de los animales; el austríaco Gustav Mahler o el estadounidense Samuel Barber... Así hasta 19. «Había que poner un límite para no salirnos de una hora en el concierto y en el futuro disco», justifica el pianista, que estos días anda entusiasmado con la inminente publicación de otro disco, titulado Mapa del Frío e inspirado en el libro de relatos de la escritora (muy amiga suya) Almudena Sánchez La acústica de los iglús.
Pasear el concierto
Antes de la grabación definitiva del disco, Francisco Acosta paseará el concierto por algunos de los teatros más grandes de la provincia. Empezará por el del pueblo en el que vive, Los Palacios y Villafranca, el próximo 24 de noviembre. Pero también lo esperan el de Las Cabezas de San Juan, el municipio en el que trabaja; o el de Villaverde del Río, donde nació; o el de La Rinconada, entre otros. Va a ser la Obra Social de Unicaja la institución que le patrocine al menos los dos primeros conciertos. «El patrocinio consistirá en poner a mi disposición un gran piano de cola que es el mejor que yo pueda soñar: un Steinway & Song», dice entusiasmado.
La Fernando Guerrero se pone rockera
Con motivo de la festividad de Santa Cecilia, patrona de la Música, el teatro municipal de Los Palacios no solo contará con el concierto del pianista, el jueves 24 a las 20.00 horas, sino también con un doble concierto de la banda de música más prestigiosa de la localidad, la Fernando Guerrero, que ofrecerá un especial de rock el jueves 22 a las 21.00 horas y el domingo 25 a las 12.00 horas. Entre los grandes temas que interpretará la banda destacan algunos de Queen, The Rolling Stones, Led Zeppelin, Metallica, Aerosmith, Miguel Ríos, Mago de Oz, Pink Floyd, Nirvana o Europe, entre otros.