La historia del ‘ria pitá’ a través de 350 palillos

El marchenero Jesús Solano muestra en la Sala Carrera de su localidad la mayor colección privada de castañuelas de España

María Montiel marmondua /
08 ago 2017 / 21:03 h - Actualizado: 09 ago 2017 / 08:57 h.
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  • La historia del ‘ria pitá’ a través de 350 palillos
  • El marchenero Jesús Solano muestra su colección de castañuelas. / M.M.
    El marchenero Jesús Solano muestra su colección de castañuelas. / M.M.

Dice el refrán que «no hay mal que por bien no venga». Una cita que repite constantemente el músico e investigador marchenero Jesús Solano quien, a raíz de una fractura del radio de su brazo derecho, comenzó a interesarse por el mundo de la castañuela hasta llegar a ser el coleccionista con mayor número y diversidad de idiófonos en España.

Hace cinco años, tras recuperarse de la rotura que sufrió, comprobó para su desgracia que no podía tocar la octava de piano. Cogió entonces unas castañuelas, que regaló a su mujer 40 años antes, y pocas semanas después, «podía dar la octava, porque los tendones dieron de sí, e incluso un mes y medio después estaba casi recuperado», matiza este poeta mientras se detiene en cada uno de los instrumentos que tiene expuestos.

Se inició de esta manera en una afición a la que está totalmente entregado. De hecho, dentro de los actos previos de la Fiesta de la Guitarra en Marchena dio una conferencia titulada Historia de la Castañuela, en la que con ejemplos prácticos, gracias a sus propios modelos, ofreció detalles desde la antigüedad. Además, aunque su exposición ha recorrido diferentes enclaves, actualmente se encuentran para su visita en la Sala Carrera de su localidad.

Su objetivo no es otro que «humanizar la castañuela». De ahí que iniciara su ardua investigación, atesorando a día de hoy 350 palillos, muchos de ellos de fabricación propia y conseguidos en internet. «Algunos de los modelos están en museos y yo mismo he hecho la réplica o, en otros casos, solo he podido conseguir una pieza del par y he tenido que hacer la otra», detalla.

Mediante un coleccionista, con quien contactó a través de internet, ha conseguido una gran variedad de muestras. Este coleccionista de Astorga adquiere muebles antiguos donde encuentra estas castañetas, que envía a Solano.

En diferentes vitrinas, que ha fabricado según el tamaño de cada una, guarda los palillos mientras explica que los datos más antiguos sobre «palos y piedras de entrechocar» se remontan al antiguo Egipto, pasando posteriormente por los huesos y los aros de entrechocar que se utilizaban con los antebrazos.

No obstante, volviendo a los orígenes, «es probable que la actual castañuela, tenga sus orígenes más directos en la crusmata Ibérica, formada por dos grandes conchas marinas o dos piezas de madera que se hacían sonar entre los dedos». Más tarde, cada comunidad la ha ido adaptando.

La realidad del instrumento es que responde «a un instinto o inquietud del hombre desde tiempos inmemoriales, transformándose a lo largo de los años, tanto en forma como en tamaño».

Entre los materiales utilizados en la construcción, «el más empleado es la madera preferentemente, de gran dureza. Sin embargo, también se han empleado otros materiales, especialmente en la vertiente no popular como el marfil, el hueso para los pitos, el metal, y actualmente tela prensada, fibra de vidrio, mezcla de papel prensado, de metacrilato o de ebonita».

Para este marchenero todas sus piezas son especiales, aunque guarda con especial cariño tres pares de su mujer, que también tiene en la vitrina. Llaman la atención unas pequeñas para niños en forma de ratón o las más grandes, unas ibicencas con 20 centímetros de largo.

Solano enseña con orgullo un par de los Seises. Fue una vecina de Sevilla quien le mostró el par que pertenecieron a su abuelo. A pesar del valor sentimental, «me lo vendió para que se pudiera exponer». Las originales más antiguas que atesora son unas de Ibiza, datadas de 1920, no obstante, tiene piezas muy lejanas, procedentes de China o Japón.

Entre todas, llama la atención un curioso objeto, llamado castañófono, obra de Juan Vela, que consiste en una serie de castañuelas afinadas en distintas tonalidades, y con el que incluso ha ofrecido un concierto.

Este estudioso del instrumento ha llegado a patentar un nuevo uso para un instrumento creado, en un principio, para que los pequeños aprendieran a tocar el ria pitá. Fruto de su gran conocimiento, descubrió que el mismo podría ser una castañuela terapéutica con la que ha tratado a tres enfermos.

Hace hincapié en que «Andalucía le ha dado categoría a la castañuela». Sin embargo, se lamenta de que, en la feria no se toque como acompañamiento. De ahí que, la principal reivindicación de Solano sea que «se toque acompañando al baile porque si no, las sevillanas están sordas».