La muralla olvidada de Marchena

Fomento no subvencionará la rehabilitación, que costeará el Ayuntamiento «endeudándose»

María Montiel marmondua /
11 feb 2018 / 21:04 h - Actualizado: 11 feb 2018 / 21:05 h.
"Patrimonio"
  • Los trabajos de la primera fase de la muralla almohade de Marchena están a punto de finalizar. / M.M.
    Los trabajos de la primera fase de la muralla almohade de Marchena están a punto de finalizar. / M.M.

La primera fase de la restauración de la muralla almohade de Marchena está a punto de finalizar. Tan solo algunos flecos se tienen que hilvanar para dar por concluida esta obra que ha supuesto un punto de inflexión en la defensa del patrimonio marchenero. Muchos años de litigios que acababan tras la orden de la Audiencia Nacional para que el Estado consignase 492.874 euros con destino a la primera fase de la restauración.

Sin embargo, la intención del Ayuntamiento es que esta actuación tuviera una prolongación inmediata en fases para lo que se solicitó, de nuevo, una partida a cargo del 1,5 por ciento destinado a la conservación del Patrimonio Histórico Español otorgado por el Ministerio de Fomento. Como un jarro de agua fría se recibía en Marchena de que en Sevilla solo dos municipios serían los beneficiarios de las partidas: la rehabilitación de la antigua iglesia de Santa Ana en Carmona y la recuperación y puesta en uso del patio principal del palacio de los marqueses de Peñaflor en Écija. La alcaldesa de Marchena, María del Mar Romero, lamentó que no hubiera un mejor reparto de los fondos, del que «solo dos municipios son los beneficiados y, en proporción, Carmona se lleva la mayor parte».

A pesar de este varapalo, desde el Consistorio se «tiene el firme propósito de llevar su patrimonio a la restauración, bien a través de su propio remanente o endeudándonos», destaca la regidora marchenera, que aclara que aún quedan algunas pinceladas para que se certifique el final de obra de la primera fase de la muralla.

El montante de la actuación enviada al Ministerio rondaba 1,3 millones de euros, a lo que habría que sumar las expropiaciones necesarias para continuar las actuaciones, que se centrarían en proseguir con el lienzo para, posteriormente avanzar hacia dentro de la muralla con la Ronda de la Alcazaba. Y, aunque Romero se lamenta de que «un año más la muralla de Marchena no ha conseguido la consideración del Ministerio», lo más importante es «no dejar parados los trabajos en la muralla». De ahí que su prioridad sea continuar con la restauración del patrimonio.

Lo más acuciante en estos momentos es la expropiación de las naves aledañas para continuar con la restauración, que se realizaría con fondos propios «del remanente de tesorería o a través de deuda». La intención es que «se vaya desarrollando todo el entorno y que dentro de una década tengamos una zona turística, que cambiará la visión de Marchena».

Esta segunda fase se acometerá desde la ampliación de lo que actualmente se ha finalizado hasta la zona del Tiro de Santa María. La intervención «supone una continuación de los criterios marcados por el plan especial de protección del conjunto histórico de Marchena», según han señalado desde el Consistorio.

Por otro lado, esta misma semana se ha dado a conocer que la Comisión Provincial de Patrimonio, adscrita a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, ha informado favorablemente sobre el proyecto de actuación de urgencia en la muralla de La Alcazaba, de factura almohade y construida en el siglo XIII. Durante la ejecución de las obras de la primera fase se detectaba «un gran peligro de inestabilidad» en el denominado «lienzo 1», debido a la falta de cimentación del forro cristiano de mampostería.

La actuación en cuestión pretende consolidar la cimentación, reponer parte del lienzo caído y estabilizar los restos del forro de mampostería. De esta manera, la actuación aprobada se justifica, tanto en evitar mayores daños a personas y bienes, como en estabilizar la situación de completa degradación que presenta la muralla, pues de no controlarse puede complicar la estabilidad de otros lienzos a aledaños y que puedan derrumbarse sobre la carretera que discurre a su pie a lo largo de 38 metros.