La oposición se queda sola en su reivindicación del metro en Alcalá

Apenas un centenar de personas acudieron a la concentración a las puertas del Ayuntamiento

Alberto Guillén Aguillenito /
21 jun 2018 / 22:27 h - Actualizado: 21 jun 2018 / 22:42 h.
"Política"
  • Los grupos de la oposición se concentraron a las puertas del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. / A.G.
    Los grupos de la oposición se concentraron a las puertas del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra. / A.G.

Alcalá por el metro, rezaba el eslogan de la concentración, convocada para la tarde de este jueves ante las puertas del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, con la que los seis grupos de la oposición llamaban a la ciudadanía a manifestar su repulsa contra la no finalización del tranvía urbano y exigir al equipo de gobierno que tomara medidas para su puesta en funcionamiento. Y se quedó prácticamente en eso, casi en una convocatoria, al menos si se tiene en cuenta la escasísima respuesta ciudadana. No hay que ser doctor en matemáticas para sacar las cuentas de que seis grupos convocantes (contabilicemos aquí concejales, militantes y simpatizantes) y con un número total no superior a cien personas, el respaldo de los alcalareños ha brillado por su ausencia.

Quizás no sea una reacción suficiente para averiguar si el alcalareño de a pie estima más o menos la conexión del tranvía urbano con Sevilla, que probablemente la mayoría estará de acuerdo en que pueda traer beneficios a la ciudad, pero lo que sí parece haber quedado claro es que el tema no va a convertirse en el filón que los grupos opositores en el pleno municipal querían sacar de ahí. Con todo, los convocantes mantuvieron el acto. Con un poco de retraso sobre lo previsto (a pesar de que el pleno ordinario acabó con tiempo suficiente), como esperando esos grupúsculos de vecinos que salvaran la convocatoria, varios concejales de diferentes grupos salieron desde el patio de la casa consistorial portando una bandera blanca serigrafiada con el eslogan del acto Alcalá por el metro. Desde la misma puerta se dirigieron hacia un pequeño escenario instalado a un lateral, donde extendieron el trapo de manera que resultara bien visible. Un nuevo parón de tiempo, en el que varios grupos comentaban («es muy difícil competir con Messi», comentó alguno, en referencia al partido entre Argentina y Croacia programado a la misma hora) mientras se seguía haciendo tiempo.

Por fin, el arquitecto alcalareño, Antonio García Calderón, subió al escenario como encargado de leer el manifiesto que los convocantes habían preparado. García Calderón desarrolló el argumentario a lo largo de varios minutos, incidiendo en las bondades de la finalización del proyecto para la ciudad y hasta tuvo tiempo para la nostalgia, recordando el añorado tren de los panaderos que conectó la ciudad del Guadaíra en su día con Sevilla y que «nunca debió de perderse», sentenció. A partir de ahí poco más. Los asistentes, en honor a la verdad, aplaudieron con el máximo de ánimo que se pudo sacar y comenzaron de nuevo a reunirse en grupúsculos varios, hasta que en pocos minutos, la gente comenzó a disgregarse. Tan escuálida quedó la cosa que, apenas al volver la esquina en dirección a los Pisos de San Francisco, en apenas tres bares, parecía acumularse otra cantidad de gente similar (y más ruidosa).

No fue pues, el resultado que una cariacontecida oposición esperaba. Quizás habrá que replantear el debate sobre el fondo o las formas, ese análisis toca ahora. Aunque sí pudieron llevarse a casa la pequeña victoria de haber tumbado el plan económico que el gobierno municipal llevó al pleno. La delegada de Economía, Rocío Bastida, defendió la necesidad de su aprobación ante una bancada opositora que votó en bloque para dejarlo sobre la mesa.