La pasión flamenca da rienda suelta en la calle

Desde la música, el cante y el baile, el cine y la cultura, Guillena vive de lleno un mes dedicado al completo al flamenco

20 nov 2017 / 06:18 h - Actualizado: 20 nov 2017 / 06:18 h.
"Flamenco"
  • La ‘Flamencada’, del cantaor Rancapino Chico, tuvo lugar en El Prado de San Sebastián de Guillena. / Fotos: F.J.D.
    La ‘Flamencada’, del cantaor Rancapino Chico, tuvo lugar en El Prado de San Sebastián de Guillena. / Fotos: F.J.D.
  • La Peña Flamenca la Rivera es cuna del flamenco guillenero.
    La Peña Flamenca la Rivera es cuna del flamenco guillenero.
  • La exhibición callejera organizada por María la Guajira.
    La exhibición callejera organizada por María la Guajira.

El flamenco es más que un arte o una afición. Es un sentimiento, una forma de ver y vivir la vida. Es una pasión. El lenguaje con el que se expresa nuestra tierra, más allá de los tópicos con los que nos ven los foráneos. Una seña de identidad que en Guillena viste al pueblo, con más ahínco en este noviembre en el que se le dedica su día internacional. Con motivo de dicha jornada, con más ahínco el flamenco salió a las calles para llenarlas. Porque en este mes, Guillena está dando rienda suelta a su pasión por el flamenco.

Pero entraña tanto el flamenco que no se puede circunscribir a un único día y a una única manifestación. Por eso en Guillena, que se siente en flamenco, se le está dando un papel prioritario.

No es tirar del tipismo folclórico, es que realmente se vive el flamenco. La localidad es de esos pueblos en los que se ha cultivado en las reuniones de amigos, en los eventos familiares, marcando el compás con los nudillos en la madera de la barra de una taberna, o al calor de una lumbre con el bullir del guiso. En las peñas y entre los privilegiados que han sabido afinarlo, entenderlo y disfrutarlo. Un arte extendido e íntimo a la vez. Ante todo, Guillena, Pasión flamenca ha pretendido «cambiar el concepto, dejar de entenderlo como algo cerrado y sacarlo a las calles», apuntaba Ana Montero, edil de Cultura.

Por eso el flamenco durante noviembre ha estado más que nunca abierto. En el acceso libre a la Peña La Rivera, donde se han ido sucediendo tertulias y actuaciones. Ha estado en la pantalla grande de la Casa de la Cultura. Por sus fotogramas han desfilado Carlos Saura y su acercamiento documental. Y Camarón. Que Vive, como se intitula la exposición que ha puesto su rostro en las calles como marca absoluta del flamenco más universal. Como sello de denominación de origen de una localidad que respira este arte. Y que alguno de sus cantes ha revivido en las voces que en estos días han dado cuerpo y sonoridad al flamenco. Y como homenaje en el 25 aniversario de su fallecimiento.

Guillena es música. Sus bandas, sus escuelas y el amplio elenco de músicos y compositores lo corroboran. Pero también lo certifica el flamenco, los cantes y requiebros a los sones rasgados de la cuerda de una guitarra. Y la Peña Flamenca La Rivera es templo del flamenco local, donde se han ido desgranando los palos de este arte sublime, patrimonio universal. Seguiriyas, alegrías, soleares y bulerías han brillado en las gargantas del guillenero Marcelo Sousa y Perico el Pañero.

Los valores, los matices y la riqueza del flamenco pueden incluirse de forma transversal en la educación. Los alumnos del instituto El Molinillo se acercaron a La Rivera. Y lo han encontrado en cifras exactas de los compases; en las rimas de los versos como lección magistral de literatura. En la religión y en la ética como una entrega desprendida a los demás por medio del arte. El propio Sousa y el guitarrista Antonio Carrión han ejercido de profesores en esta clase musical para mostrar el flamenco a los escolares.

Masterclass de ‘La Guajira’

El día internacional del flamenco fue jueves de compás en la plaza de la Casa de la Cultura. Marcado en rojo por la Unesco, festejándolo como día internacional de un arte que es patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad. Era día de algarabía y nervios del elenco de futuras bailaoras de María La Guajira. Con su original didáctica ha enseñado que el flamenco va en la sangre y solo hace falta despertarlo indicando qué paso, qué pose y qué movimiento lo interpretan mejor. Con su alumnado hizo bailar hasta al más pintado –incluso a los concejales que disfrutaban del espectáculo– al ritmo elegante y sentido de los lances más señeros, una expresión corporal que en sí misma es reflejo de un lenguaje ancestral.

El flamenco toma giros y matices, evolucionando por zonas y estilos hacia diferentes expresiones. Uno de muchos son los cantes de Cádiz, de los que se dice que tienen en Rancapino Chico a su mejor heredero. La Perla de Cádiz, Enrique el Mellizo o su propio padre, prestaron formas y contenidos a la actuación con la que el cantaor de Chiclana deleitó este domingo. Acompañado por el guitarrista Antonio Higuero, protagonizaron la Flamencada, un recital que recuperó esa esencia flamenca del pueblo, aderezada con un guiso tan auténtico –y reconstituyente– de garbanzos, y que se ofreció gratis como almuerzo a los cientos de aficionados que se dieron cita en el Prado de San Sebastián.

En esa tónica de flamenco de calidad continuará la próxima semana con la actuación de Mª José Bernal en La Rivera. Y cuando a final de mes, se clausure todo este programa, no quedarán mudas las gargantas ni las guitarras olvidadas y encerradas en sus fundas. Porque Guillena se ha entregado a la pasión por el flamenco, un amor desatado que ni va a poder ni va a querer ocultar.