Cargado con su artillería, Carlos Lobato entra en el instituto La Campiña donde imparte clases de Biología a los alumnos de Secundaria y Bachillerato. Bajo sus brazos, entre carpetas y libros, figuras de Playmobil, dibujos animados e incluso series de televisión con los que intenta enseñar a los jóvenes de una manera totalmente diferente.
La originalidad es innata a su manera de enseñar. De ahí que, día a día, innove «para buscarme las habichuelas y encontrar la forma en la que a los alumnos les llegue la información que les quiero transmitir y no se aburran en la clase». No da ninguna batalla por perdida y, por muy tedioso que sea el tema que tiene que dar, siempre le saca punta para impartirlo de una manera amena. Aunque considera que no tiene ningún «método definido», bombardea de información a los alumnos para que reciban los conocimientos casi sin que se den cuenta.
Para ello siempre busca una relación cercana a los jóvenes. Picotea de historias que ha probado y ya le han funcionado anteriormente. Sus últimos invitados en las aulas han sido las figuras de Playmobil, a las que cariñosamente se aficionó de pequeño. Tenía sacos y sacos de estas figuras de plástico, sin embargo, su nostálgica colección desaparecía tras un traslado. Ahora, sus dos niñas le han hecho recuperar estos muñequitos. Darwin, Curie y Newton son los Playmocientíficosque, pieza a pieza, monta de su colección y de la de sus hijas para llevar al IES.
Ha tenido tan buena aceptación entre los alumnos que su idea es hacerse con un banco de Playmobil para utilizar en clase y así, cuando toque estudiar la evolución Darwin, el muñeco de turno sea uno más en el instituto, como punto de partida para la indagación propia de los estudiantes. Pero no solo utiliza las figuras. Reconoce que también los dibujos animados dan juego entre los chicos y chicas que acaban de entrar en el instituto. Para explicar los invertebrados marinos nada mejor que echar mano de Bob Esponja y su pandilla.
Como este docente detalla, «a todos les suena lo que tiene más cercano pero este tipo de animales, que habitan más bien lejos de Arahal, les es complicado». A través de Bob les explica los tipos de invertebrados y sus características. Y aunque sabe que podría ponerles un vídeo de una esponja marina real filtrando, con esta serie animada, «se ríen, se divierten y están aprendiendo».
Innova en el centro al igual que fuera de él. Desde hace diez años tiene un blog de divulgación científica, además de pertenecer a la plataforma de divulgación Naukas, donde es probado el éxito de alguna de sus publicaciones. Así, cuando hay alguna efeméride relacionada con algún científico más o menos conocido monta en casa su versión y luego la sube a internet. El Playmobil de la primatóloga Jane Goodall, cuando se reivindicaba la importancia de las mujeres y las niñas en la ciencia, causó furor en las redes sociales.
Su asignatura se presta a realizar actividades de este tipo, sin embargo, aunque no tenga referencia él busca alguna conexión divertida. Un ejemplo es Juego de Tronos, con los que inicia en genética a los más mayores. El argumento de la primera temporada de la mítica serie lo convirtió en problemas de genética de las leyes de Mendel. En lugar de los guisantes hizo un problema con los personajes y sus alumnos «fliparon». Fue tal el éxito que incluso los estudiantes le llegaban a pedir más ejercicios. Una batería de diez problemas que luego subió a la plataforma Naukas. A final de año, el post más visitado eran estos innovadores problemas que incluso se estudian en las facultades de Biología.
Siempre está al día para fichar nuevos personajes y nuevas historias que contar. Está a punto de jubilar a Bob Esponja porque sabe que ya «se está quedando obsoleto», aunque ha ojeado Las aventuras de Ladybug, una superheroína con poderes de mariquita. Además, tiene en mente la inclusión de Pokemon Go para algunos temas. Este verano ha jugado y ya tiene dos posibles aplicaciones para sus clases.
Es tal el flujo de información que, con un solo vistazo, ya se sabe qué tema se impartirá en la jornada. Las camisetas tematizadas que utiliza este profesor le delatan al cruzar la puerta de la clase. Desde moléculas de ADN hasta la recordada portada del libro de Biología de la editorial Santillana se pone Carlos para «bombardear al alumno».
Como no podría ser de otra manera, sus exámenes también se prestan a las historias fantásticas con las que motivar a un alumnado al que, hoy día, con todo el flujo de información, cuesta mucho enganchar.