La trianera... camera

Una réplica exacta de la Esperanza de Triana preside una habitación de una vecina de Camas. «Ella lo es todo para mí, vivo 24 horas pendiente, desde que me levanto hasta que me acuesto»

18 feb 2018 / 19:46 h - Actualizado: 18 feb 2018 / 19:47 h.
"Cofradías","Cuaresma 2018"
  • Santamaría también se ocupa del cuidado del ajuar. / F. C. -
    Santamaría también se ocupa del cuidado del ajuar. / F. C. -

En el piso en el que vive Ana Santamaría, una vecina de Camas de 40 años de edad, hay lo normal de cualquier vivienda: una cocina, un cuarto de baño, un comedor, y una réplica a tamaño real de la imagen de la Virgen de la Esperanza de Triana, idéntica a la que se puede ver cada día en su capilla de la calle Pureza y en la Madrugá por las calles de Sevilla.

Es impresionante, así de sencillo. Ana vive por y para la réplica de la trianera que tiene en su casa, ocupando completamente una de sus habitaciones destinadas inicialmente a ser un dormitorio. De hecho, impresiona desde todo punto entrar en una casa en la que, inicialmente, hay lo que se puede encontrar en cualquier vivienda, y de pronto entrar en una habitación en la que se encuentra el impresionante altar que ella misma ha diseñado para la virgen, rodeado de un terciopelo rojo que lo abarca por completo.

Ana cuenta con orgullo que «ella es todo para mí, vivo 24 horas al día pendiente de ella, desde que me levanto hasta que me acuesto», y lo explica ante una imagen que sólo se diferencia de la original en algunos centímetros de altura, porque son tantas las similitudes con la original que verla en vivo y pensar en la virgen de la calle Pureza son, salvando las distancias, prácticamente lo mismo.

Es una ilusión convertida en realidad, por resumirlo en una frase. Desde niña, tenía todos sus pensamientos volcados en esta imagen y la devoción que la rodea, hasta que entrada la pasada década de 2000 comenzó a pensar en serio en la posibilidad de tener en su casa a la Esperanza. Estuvo cuatro años madurando el proyecto, hasta que lo encargó a Luis Álvarez Duarte, un artista al que la trianera no le es, ni mucho menos, desconocida, ya que se encargó de su restauración. Por sus manos pasaron dolorosas como la Virgen de Guadalupe, del Patrocinio, del Rosario del Polígono o del Dulce Nombre de Bellavista. Cristos como los del la Sed o el de las Cinco Llagas de la Trinidad y Jesús Cautivo y Rescatado.

Tras cuatro años de gestiones, en 2009 Ana recogía la imagen. «Fue algo increíble, no sabía ni qué decir cuando la vi, tan igual, tan perfecta», y comenzó entonces la relación especial con esa réplica en concreto en la habitación de su casa. Con ella mantiene los encuentros normales de cualquier persona creyente con una imagen religiosa, y es que la Esperanza de Triana de Camas está oficialmente bendecida desde el 15 de agosto de ese mismo 2009, en un acto celebrado en la iglesia sevillana del Santo Ángel.

«Para mí es como si fuese la misma, y como tal la trato», explica Ana, mientras recibe en su casa a algunos vecinos, que suelen ir de vez en cuando a ver a la imagen, sobre todo en estos días incipientes de la Cuaresma. A la familia de Ana ya no le coge por sorpresa su dedicación a la virgen. Su propia hermana recuerda que «de pequeña le quitaba los brazos a las muñecas y las vestía de vírgenes. A una muñeca le puso hasta candelabros. Aunque no lo dice –pero sí lo dice– quiere más a la Esperanza de Triana que a todos nosotros».

Y se entiende en cualquier comentario que Ana hace sobre la imagen: «Lo primero que hago en cuanto me levanto es ir a verla y darle los buenos días. Le digo ¡que guapa estás! y le dedico las 24 horas». De la habitación donde está la imagen pasa a otro en la que teje las sayas, que ella misma se encarga de elaborar. Porque su devoción tiene ese punto y aparte, ya que no sólo tiene a la trianera, sino que está reuniendo su ajuar, «y en cuanto reúno un poco de dinero, todo lo gasto en anticuarios. Para mí es mi vida». En un armario muestra uno de los puñales antiguos de la Esperanza copiado. Es una réplica casi exacta. El ancla de oro de Fernando Morillo o el salvavidas en oro y brillantes no faltan en su casa.

Su devoción se refleja también en internet. Una página de Facebook dedicada a su virgen muestra todo lo que hace, con decenas de comentarios de gente que se interesa por todo lo que la devoción de Ana supone para ellos.

Con todo, para ella hay momentos en el año que son insustituibles, y cuando la tarde del Jueves Santo va cayendo, ya se encuentra de pie frente a la capilla de la calle Pureza, la de Los Marineros, para ver salir a la virgen a la calle: «Es un momento único, cuando el Cristo –Tres Caídas– va por el puente y ella empieza a salir». Cuando llega el mediodía del viernes y termina la procesión ella regresa a su casa, y vuelve a refugiarse en torno a la imagen de la que ha hecho su modo de vida en todos los sentidos.