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La Virgen de las Angustias luce todo su esplendor en un nuevo 8 de septiembre

La Patrona de Alanís volvió a comprobar la fe y la devoción de todo un pueblo que se echó a la calle para verla. Para la ocasión se estrenó la marcha Angustias de Alanis de José León Alapont.

09 sep 2019 / 15:43 h - Actualizado: 09 sep 2019 / 15:53 h.
"Cofradías"
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Un año más, la Virgen de las Angustias volvió a procesionar por las calles de Alanís. Sin embargo, vaga justicia es la que hace esta frase a lo vivido en la tarde noche de este domingo. Y es que, cuando la alcaldesa perpetua sale a la calle, nunca es un año más, sino una experiencia diferente. Si el pasado año el bombo de la noticia estaba en la nueva junta directiva y en la vuelta de los costaleros a las trabajaderas, en este 2019 era el turno de la consagración de la fe y la devoción que la Virgen de las Angustias despierta en Alanís. Tocaba demostrar que lo vivido hace un año no era, precisamente, flor de un día.

Ya en los estertores de agosto daba comienzo la novena en honor a la patrona. Esta había sido trasladada previamente desde su ermita hasta la Parroquia de Ntra. Sra. de las Nieves. Y nuevamente, durante esta novena, la música impuso su lógica para dejar un regalo en forma de composición. Si el pasado año se estrenaba la marcha Angustias, de Luis Mejías, en esta ocasión lo hacía Angustias de Alanís, de José León Alapont, bajo encargo de la familia Bernabé-Vargas. Una obra dulce, cargada de sentimiento que fue estrenada el pasado jueves 5 de septiembre en concierto. Como colofón, no podía ser de otra manera, la función principal de instituto oficiada por el recién estrenado párroco Gonzalo Fernández Copete. Fue el domingo a las 12 del mediodía. Para entonces el pueblo de Alanís se había levantado con los inconfundibles sones de diana de la Banda de Música de la misma localidad.

Noche de estrenos

Era un día especial y hasta el cielo lo sabía. Se impuso de nuevo la lógica cofrade y las amenazas de unas tímidas nubes no fueron motivo ni tan siquiera para la preocupación. Por eso, a las 8 de la tarde, tal y como estaba previsto, la Alcaldesa perpétua se ponía en la calle. Lo hizo en una salida especialente dificultosa por la estrechez de la puerta de salida. Un hecho que supo ser reconocido por sus fieles y devotos que rompieron en aplausos cuando el paso estuvo finalmente en la calle. Además de marcha nueva, las Angustias estrenaba los remates de las maniguetas, realizados por la Orfebrería Jesús Domínguez y donadas por un grupo de hermanos.

Bajo una agradable nube de incienso, el cortejo puso rumbo a la calle de Ntra. Sra. de las Angustias, donde irrumpieron sones clásicos de Abel Moreno en las notas de Virgen de los Estudiantes. Buscando la noche, la Virgen de las Angustias se encaminó por la Calle Triana y mediante Juan de Castellanos ascendió hasta la Solanilla. Por momentos la procesión adquiría tintes solemnes a la vez que festivos. Era una gloria por ser en septiembre, pero al ser una piedad parecía Viernes Santo. Era una mezcla de emociones difícil de explicar. Se inclinó a lo festivo cuando descendió por Calle Nueva y sonó Mi amargura, para posteriormente deleitar a los presentes con las dos Angustias, la de Mejía y la de León Alapont. Como siempre, interpretadas de manera magistral por la Banda de Música de Alanís. Voces de devoción en forma de canto posteriormente que llovían desde un balcón antes de encarar la última parte del recorrido. No por ello menos bella.

De especial calado fue la llegada a la Plaza del Ayuntamiento con la siempre imponente Valle de Sevilla. Y no le fue a la zaga el sentir fúnebre de Jesús de la Penas mientras la virgen ascendía a la ermita de Ntro. Padre Jesús en uno de los actos más significativo de la noche. Para despedirse, y después que sonara Triana de Esperanza, Angustias de Alanís puso de nuevo el broche a una noche de magia cofrade en Alanís, que volvió a volcarse con su patrona, consagradon su fe y su devoción.