Este fin de semana se ha puesto en marcha de nuevo una cita que, en Tomares, es tan tradicional como ir a la playa en verano para cualquier persona: las pavías de la Hermandad Sacramental, una actividad benéfica que atrae cada año a más personas en torno a sus organizadores cuando el calendario marca que ha llegado el mes de julio.
Y es que, como bien recuerda el Ayuntamiento en su web oficial, cuando llega el verano hay una cita obligada en la agenda gastronómica de la provincia, con las famosas y exquisitas pavías caseras de merluza y bacalao, hechas por la Hermandad Sacramental y servidas bajo el cielo estrellado de la temporada estival.
La cita con esta tradicional actividad es todos los viernes y sábados hasta el día 10 de agosto a partir de las 20.30 horas en los Jardines de El Conde de la Hacienda Santa Ana, sede del Ayuntamiento. Cierra el 10 de agosto para que la Hermandad pueda dedicarse por completo a la preparación de la tómbola de la Feria de Tomares.
Previa a la tómbola
Precisamente, el cierre de esta actividad coincide con la apertura del plazo de recepción de los regalos donados por los vecinos.
De esta forma, los Jardines del Conde de la Hacienda Santa Ana se transforman en una acogedora terraza de verano, donde además de degustar las ricas pavías, se pueden saborear otras deliciosas tapas caseras a precios económicos como ensaladilla, carne mechá, pinchitos, ‘camiseta’ (pavía con un capa fina de harina, los montaditos de gambas o el típico “Veracruz” de filete, salmorejo y jamón.
Una carta que se completa con los postres caseros elaborados por el grupo joven de la Hermandad, así como con las especialidades culinarias de todo el que quiera colaborar por una buena causa, ya que la Hermandad Sacramental destina todo lo recaudado con las pavías y la tómbola, al mantenimiento de su trabajo todo el año.
Obra social
Una parte muy importante va a parar a su obra social de ayuda a los desfavorecidos mediante la bolsa de caridad, que atiende a muchas personas durante todo el año en la localidad sevillana.
De momento, las noches están fresquitas, pero un jersey si hace falta ayuda a estar en la terraza, disfrutar de las pavías y aportar lo que cada uno quiera a la bolsa social de una hermandad que atiende en sus necesidades básicas a muchas personas que acuden a ella en caso de necesidad.