Lebrija y el padre de nuestra gramática, cinco siglos después

El municipio del Bajo Guadalquivir abre una exposición sobre la vida y obra de Elio Antonio de Nebrija, cuyos fastos por el V Centenario de su muerte arrancan en 2020

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
29 jul 2019 / 12:29 h - Actualizado: 29 jul 2019 / 12:33 h.
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El gran reino de Castilla que, con los siglos, las conquistas, los matrimonios y su adelantado romance, iba a resultar España, llegó a Nebrissa Veneria -luego Nebrija y hoy en día Lebrija, en la actual provincia de Sevilla- cuando, a mediados del siglo XIII, su monarca Fernando III, apodado El Santo, se decidió a una expansión sin precedentes que no podía vislumbrar aún el futuro allende el Atlántico. Desde Lebrija, el rey castellano pudo hacerse a continuación con Trebujena, El Puerto de Santa María, Vejer de la Frontera, Alcalá de los Gazules y por supuesto Jerez de la Frontera... Faltaba Sanlúcar de Barrameda -según Cervantes, tantos años después, “una playa de piratas”-, aunque fuera en Sanlúcar donde Isabel la Católica viera por primera vez el mar...

El caso es que Lebrija no fue solo un epicentro conquistador por la fuerza de las armas, sino que estaba llamada a serlo, sobre todo, por la potencia de las letras, pues fue en este pueblo -donde luego hubo de decirse que nació Andalucía- donde nació Elio Antonio Martínez de Cala y Xarana en 1441, más conocido como Elio Antonio de Nebrija, de Nebrixa o de Lebrija, y célebre en cualquier caso por ser el padre de la primera gramática de una lengua vulgar, el castellano, el mismo año en que el reino de Castilla empezó a fraguarse no como país, sino como imperio: 1492.

Aquel año clave para tantas cosas, mientras Colón pisaba por primera vez Tierra Firme, el lebrijano Elio Antonio publicó además el primer diccionario latín-español. Pero para entonces, el humanista lebrijano, descendiente de conversos -su padre era marrano y su madre judía convertida al catolicismo- había estudiado en la Universidad de Salamanca e incluso en el colegio de San Clemente de Bolonia (Italia) gracias a una beca del Obispado de Córdoba con la intención de que estudiara Teología. No fue sino a su regreso a Sevilla cuando adoptó el sobrenombre de Elio, en la época en la que trabajó para el arzobispo Fonseca y fue profesor en la capilla de la Granada, en pleno Patio de los Naranjos de la Catedral hispalense, hasta que consiguió el cargo de docente de Gramática y Retórica en la Universidad salmantina, ciudad en la que se publicó su famosa Gramática castellana el año de la conquista del Nuevo Mundo...

Lebrija y el padre de nuestra gramática, cinco siglos después

Una Gramática dedicada a Isabel la Católica

Nebrija dedicó su obra a la reina de Castilla. Aunque se basó en los trabajos de gramáticos latinos como Prisciano o Elio Donato, discrepó de ellos en determinados puntos. El lebrijano consideraba que la gramática era la base de toda ciencia. Sostenía que la gramática se dividía en Ortografía, Prosodia, Etimología y Sintaxis, una división que ha perdurado hasta la Edad Moderna. Otra distinción nebrijana que perdura prácticamente hasta hoy es la de los tipos de palabras o partes de la oración, ocho, a saber: nombre, pronombre, artículo (hoy uno de los tantos determinantes), verbo, participio (hoy adjetivo), preposición, adverbio y conjunción.

Como Nebrija pensaba que cuanto más se acercara una lengua al latín más perfecta sería, su Gramática castellana es una gramática a la manera latina. Sin embargo, intuyó el origen de la lengua castellana a partir de un latín corrompido traído por los godos e influido por otras lenguas. Su obra tuvo gran influencia en el mundo universitario, español y europeo, siendo una de las cumbres del humanismo en España. Recoge el legado clásico para revitalizar el estudio de las lenguas vivas. Pero la hazaña a la que debe una posición de primer orden en la historia, es haber compuesto la primera Gramática castellana (1492), primera también entre las gramáticas románicas, a las que servirá de modelo. Nebrija redactó su gramática en la localidad extremeña de Zalamea de la Serena.

Lebrija y el padre de nuestra gramática, cinco siglos después

La lengua, compañera del imperio

Nebrija, tan moderno, veía la lengua castellana como un factor unificador de los diversos territorios de los Reyes Católicos, del mismo modo que figuras florentinas como Lorenzo de Medici habían defendido que la lengua toscana serviría para unificar Italia. De ahí la conocida frase de Nebrija en su Gramática diciendo que “siempre la lengua fue compañera del imperio”. Y de ahí que, hoy en día, hablen el castellano o español casi 500 millones de personas en el mundo, aunque seamos solo 46 los millones de hispanohablantes que vivimos en España.

Cinco siglos después, Lebrija ha tomado conciencia de que no tiene entre sus personajes históricos uno de la talla de Elio Antonio y, aprovechando el quinto centenario que se avecina (Nebrija murió en Alcalá de Henares en 1522), el Ayuntamiento que preside Pepe Barroso (PSOE) prepara una conmemoración que se alargará durante los dos próximos con actos y encuentros diversos y que acaba de empezar con una exposición o Punto de Información Patrimonial sobre Elio Antonio de Nebrija, en un lugar realmente privilegiado del propio Ayuntamiento lebrijano.

El proyecto, impulsado por el propio Ayuntamiento, arranca con este espacio interpretativo de la obra de Nebrija gracias a diversos paneles expositivos que construyen un relato con los hitos más significativos de la intensa andadura vital y científica de Elio Antonio.

Cabe señalar que en este espacio se exhibe uno los bocetos del monumento sedente ubicado en la lebrijana Plaza de España, una escultura en bronce del sevillano José Lafita. El boceto, donado al pueblo de Lebrija por los descendientes de Lafita, es el punto de partida desde el que interpretar y ponderar las vivencias y aportaciones del padre de la lengua castellana.

Llave (clave) para mayor conocimiento

El alcalde lebrijano, en el acto de inauguración, afirmó la semana pasada que “este espacio busca, por un lado, ser un homenaje, un reconocimiento solemne e institucional y, por otro lado, busca ser una llave al mayor conocimiento y valoración de una figura de vital importancia en nuestra Historia”. A través de un relato que aborda los hitos más significativos de la intensa andadura vital y científica de Elio Antonio, "este punto de interpretación quiere servir de invitación para seguir profundizando en nuestro autor, un autor que ha contribuido decisivamente a la conformación de nuestra lengua y también, de nuestro país".

El punto de interpretación patrimonial sobre Nebrija podrá visitarse de forma gratuita todos los días de la semana.