Léxico alcalareño, de la A a la Z

La maestra de Primaria María del Carmen Rodríguez Reina ha recopilado en un diccionario más de 500 palabras típicas del habla de Alcalá de Guadaíra

Alberto Guillén Aguillenito /
04 mar 2018 / 07:08 h - Actualizado: 04 mar 2018 / 07:08 h.
"Libros"
  • La maestra María del Carmen Rodríguez Reina muestra su libro junto al responsable de comunicación del Foro Oromana, Francisco Burgos. / A.G.
    La maestra María del Carmen Rodríguez Reina muestra su libro junto al responsable de comunicación del Foro Oromana, Francisco Burgos. / A.G.

María del Carmen Rodríguez Reina, alcalareña, maestra de Primaria durante 40 años y ahora felizmente jubilada, es la responsable de Te regalo mis palabras. Vocabulario alcalareño, un libro que compila a modo de diccionario sentimental y heterodoxo las perlas más significativas del habla de Alcalá de Guadaíra en la segunda mitad del siglo XX y principios del XXI.

Libro y autora han sido los protagonistas de la última cita con el Foro Oromana, que tuvo lugar el pasado jueves en las instalaciones del hotel alcalareño, y en la que, a través de una conferencia abierta y divertida a partes iguales, Rodríguez Reina desglosó algunos de los vocablos más usados en el habla de la localidad de los últimos tiempos.

La conferencia estuvo basada en el material que ofrece esta mujer convencida del poder de la palabra en su Te regalo mis palabras. Vocabulario alcalareño, que ya presentara oficialmente en diciembre en la Casa de la Cultura de Alcalá de Guadaíra, con la participación del prologuista del volumen, Rafael Valencia, director de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, y la vicerrectora de Internacionalización de la Universidad Pablo de Olavide, Pilar Rodríguez Reina.

La maestra y escritora, que estuvo acompañada por el profesor y responsable de comunicación del Foro Oromana, Francisco Burgos, quien la presentó y cedió el protagonismo, ofreció un verdadero recital de costumbres e idiosincrasia de las gentes de Alcalá.

Reparó de entrada en sus orígenes familiares, vinculados al mundo de la aceituna, confesando que su abuelo fue encargado en el almacén de Beca, y en cuyo entorno comenzó a familiarizarse con todo un mundo lingüístico y decenas de palabros, «que en la gran mayoría de casos no están registrados por el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española».

Así, fueron desfilando referencias a simpatiquísimas significaciones como gurripato, buitoma, cristobita, sopipando, ligaíto, pajineta, flequillero, o penene, como ejemplo de sustantivos, a los que se suman los no menos curiosos verbos como encalomarse, bardear, engolillarse, empernacarse, agofar y así hasta más de 500 términos y expresiones propias de Alcalá de Guadaíra, que como la autora explica, «en muchos casos se comparten con otros lugares de Andalucía e incluso de Hispanoamérica». Es el fruto de casi 20 años de trabajo recopilando vocablos que «se han recogido del habla coloquial y espontánea, sin forzar situaciones» y a los que esta escritora espera «darles difusión y que no caigan nunca en el olvido».

Apoyo

Me marqué el objetivo de conseguir 500 vocablos, explica la autora, «y justo cuando me jubilé, decidí que esas palabras eran muy valiosas para quedarse guardadas en un simple cuaderno de gusanillo, así que eché mano del informático de casa, mi marido, nos pusimos a transcribirlo y en cuatro meses estaba terminado». Otro de los logros que más celebra es el «haber contagiado el gusanillo de la investigación» a sus hijos, su marido y amigos que le iban aportando palabras y «mi ilusión se propagó entre muchas personas, lo que demuestra que la lengua está viva».

Entre las palabras favoritas de la propia autora están saltapichango, «porque es una palabra tan sonora y visual que hay que tenerlo delante para explicarlo». Para obtener una imagen aproximada del tal saltapichango, según definió esta maestra, podemos imaginar a «Cantinflas barriendo con una escoba de ramas».

También muestra predilección por términos como espercuío, «porque sólo con nombrarlo con énfasis se nota la limpieza», «tintincarro, el nombre de un juego que me recuerda mi niñez», o «zapatera, palabra que expresa muy bien cómo tienes la lengua cuando tienes sed, seca como la suela de un zapato de cuero».

El libro, que ha donado para institutos, centros de adultos y universidades, no está cerrado, como explica María del Carmen, que espera poder sacar a la luz ediciones aumentadas con «palabras que vayan saliendo a la luz» e invita a sus lectores a que ellos mismos las recopilen con varias páginas dedicadas a tal efecto al final del libro.

Ya ha editó con anterioridad, en 2001, un poemario que lleva por título Desde mi alma, y ha colaborado con una reseña literaria sobre Sofía Loren para el catálogo de la exposición Una mirada particular, que fue llevada a Italia en 2017. Según adelanta, «tengo un libro de cuentos infantiles que espero que alguna vez vean la luz y la adaptación de una novela a obra de teatro para jóvenes».