¿Llegó la hora del sueño metropolitano?

La Gran Sevilla, con 1,5 millones de habitantes entre la capital y su corona, renace tras el fiasco de hace diez años. Espadas abandera, de nuevo, la receta metropolitana de aliarse para captar inversores, pero con pasos aún lentos

Iñaki Alonso @alonsopons /
06 feb 2017 / 09:10 h - Actualizado: 18 dic 2016 / 18:45 h.
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  • Vista de Sevilla y de la cornisa del Aljarafe con Bellavista en primer término. / Manuel Gómez
    Vista de Sevilla y de la cornisa del Aljarafe con Bellavista en primer término. / Manuel Gómez

Sevilla hace tiempo que trata de zafarse de ese corsé de vivir a intramuros y se esmera en ese prisma de que el sevillano no es únicamente el que vive y trabaja en la capital, sino el que reside en el Aljarafe o Alcalá de Guadaíra y trabaja en la ciudad o viceversa. El ciudadano siempre suele ir por delante de la administración y hace tiempo que el vínculo metropolitano existe, aunque no haya convenio marco que lo acredite.

Tal realidad, la de los 1,5 millones que conforman Sevilla y su área metropolitana, se ha querido históricamente poner de relieve e incluso aprovechar para atraer riqueza a este territorio. El primer intento data de 1960, pero realmente, este concepto metropolitano no emergió hasta hace una década. Fue en 2007 cuando, de la mano del consejero de Vivienda y Ordenación del Territorio, Juan Espadas, se plasmó sobre el papel el verdadero potencial de la Gran Sevilla, con la redacción del Plan de Ordenación del Territorio de la Aglomeración Urbana de Sevilla (Potaus). Y, precisamente, sobre el papel, sonaba a música celestial: la creación de 220.000 empleos, la construcción de 54.800 viviendas, de las que casi el 70 por ciento serían protegidas, nuevas infraestructuras y la idea de que en 2020 más de un tercio de la población usara el transporte público. Y todo con la capital y los 45 municipios de la corona metropolitana de la mano.

Pero no hubo el efecto deseado. La crisis cercenó toda posibilidad de llegada de inversores a la corona metropolitana y las áreas de oportunidad, por la que tanto y tan fieramente lucharon los alcaldes en las mesas de negociación para generar empleo, sólo se cubrieron de jaramagos. Tampoco fue de ayuda unas conexiones varadas por los recortes, caso de la SE-40, el Metro, los tranvías o el desdoble de la Alcalá-Dos Hermanas. Sin ese cartel de grandes firmas que iluminara la Gran Sevilla, el resto se desmoronó como un castillo de naipes. Nadie va a un lugar sin perspectivas de trabajo y, por ende, nadie construye viviendas a donde no se echará raíces. Al traste con el sueño metropolitano.

La Gran Sevilla se desvaneció, pero sería un error achacarlo sólo a la ausencia de una economía boyante. Tampoco había espíritu metropolitano. Lo admiten los propios alcaldes de la corona. «No se daba una conciencia colectiva, sino una pelea por conseguir áreas de oportunidad», admite el alcalde de Mairena del Aljarafe, Antonio Conde, que ve en el escenario actual más solidaridad entre territorios vecinos. Y pone como ejemplo el trabajo en movilidad que realizan conjuntamente Bormujos, Gines y Mairena del Aljarafe para la conexión con la línea 1 del Metro en Ciudad Expo y el Hospital San Juan de Dios del Aljarafe. «Nos hemos dado cuenta de que o crecemos juntos o no crece nadie. No valen individualismos», ahonda en esa tesis el alcalde de La Rinconada, Javier Fernández, que insiste en que ahora «hay más alegría económica y permite que se abran más puertas».

La segunda oportunidad

Esa conciencia colectiva más madura ha permitido el renacimiento, aunque tibio, de esa Gran Sevilla. Los primeros y tímidos pasos llegaron de la misma persona que diseñó la hoja de ruta metropolitana una década antes. Juan Espadas, ahora en su papel de alcalde de Sevilla, escenificó en julio de 2015 el rescate de la Gran Sevilla en un encuentro con otros 22 alcaldes de la corona. Ahí rescató ideas que ya planteó en su etapa en la Junta. Como crear una plataforma –que podía ser público y privada– para lanzarse al mercado en busca de inversores, como llegó a reivindicar en 2009.

A partir de esa reunión, de la que se selló un compromiso de diseñar una estrategia, se ha celebrado otro encuentro con el presidente de la Diputación y una comisión técnica, con representantes de todos los consistorios. «Se está en una fase incipiente», recalca el alcalde de Camas, Rafael Recio, también presente en estos encuentros.

De ese trabajo en los despachos ha partido un análisis de la situación de Sevilla y su área metropolitana para detectar sus puntos fuertes. El documento permitió saber el potencial de la metrópolis, que cuenta con 28.926 empresas de los sectores prioritarios de especialización inteligente con 172.177 empleos, que representa un 18 por ciento del total andaluz. A partir de ese análisis, el Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado otros dos trabajos con esencia metropolitana. Uno de ellos es un estudio económico del sector de la logística y el transporte en la capital y la primera corona, que incida en las posibles acciones a ejecutar que mejoren el sector. El segundo, con el mismo análisis inclusivo a los pueblos del entorno, permitirá analizar las debilidades, fortalezas, oportunidades y amenazas de la industria aeronáutica con el fin de conocer el peso del sector en la economía de la Sevilla metropolitana. Se espera que ambos estén terminados a lo largo de 2017.

De esta manera, la capital intenta ejercer ese liderazgo de la Gran Sevilla que brillaba por su ausencia en etapas anteriores. Ni Alfredo Sánchez Monteseirín ni Juan Ignacio Zoido dieron pasos hacia la alianza con la corona. En esos pasos, el Consistorio incluso maneja impregnar ese espíritu metropolitano en la revisión de su Plan Estratégico Sevilla 2020, que de momento ha incorporado al debate a agentes sociales, económicos y universitarios. De igual manera, se ha trabajado con la Diputación de Sevilla para que esa alianza metropolitana también sea turística. Se basa en modular una oferta que ate al turista por más tiempo, conjugando el atractivo de la ciudad con lo que aporta, y mucho, su entorno, con municipios patrimoniales e históricos como Carmona o Santiponce, por citar algunos ejemplos.

Y a todo esto, se extiende la práctica de emular al vecino y pedirle consejo. Está el ejemplo de San Juan y Sevilla. La capital busca implantar la moneda social que impulsó el gobierno sanjuanero de Fernando Zamora, mientras que este ya está consultando cómo implantar en sus contratos las conocidas cláusulas sociales del Consistorio hispalense.