La desprotección de las parcelas en los campos finalizó con el nacimiento de los Grupos Roca de la Guardia Civil. Su función es incrementar la seguridad de las explotaciones agrícolas mediante una vigilancia permanente y una mayor comunicación con los colectivos afectados. Precisamente, su creación se llevó a cabo en el año 2013 tras el incremento de los robos en las zonas rurales motivados por la crisis y, desde entonces, «los robos han bajado considerablemente», afirman a este medio fuentes de la Guardia Civil de Utrera.
Concretamente, la provincia de Sevilla cuenta con cinco grupos que se reparten por diferentes comarcas: Carmona, Lora del Río, Sanlúcar la Mayor, Osuna y Utrera. Estos equipos, compuestos por cuatro o cinco agentes y dirigidos por un cabo, se encargan de mantener un contacto directo con los agricultores para estar al tanto de todos los hurtos que se producen y, así, poder investigarlos y detener a los delincuentes. De hecho, estos agentes cuentan con un teléfono móvil que está las 24 horas disponible para las víctimas, algo poco común en las autoridades.
Concretamente, en el puesto de Utrera tiene su sede uno de estos grupos, que está compuesto por cuatro guardias civiles, que se dedican exclusivamente a la vigilancia en el campo y que actúan en una zona muy extensa que comprende los términos municipales de Utrera, Los Palacios, Lebrija, Las Cabezas, El Coronil, Coripe y Montellano. Además, esta unidad está formada por guardias que proceden de las diferentes localidades de la comarca, por lo que conocen a la perfección todos los rincones de la zona, incluyendo los caminos y veredas diseminados en el campo. Un territorio vastísimo, donde existen todo tipo de explotaciones agrícolas y ganaderas, y donde los ladrones se habían encontrado muy cómodos hasta la llegada de este equipo especializado.
Cada robo está medido, ya que los cacos conocen a la perfección el calendario de la siembra y de la recogida de las cosechas. También roban herramientas, cableado y baterías de los utensilios que se utilizan en el campo es, quizás, donde obtienen mayores ingresos en el mercado negro. De hecho, estos delincuentes saben los beneficios de cada hurto y depende de la época del año y la fluctuación de los precios, roban lo más valorado.
Realmente, la clave de la bajada de manera drástica de los robos en el campo ha sido la comunicación entre todos los sectores implicados, pero también la agravación de las penas en el Código Penal. «Los vecinos nos afirman sentirse más protegidos... Saben que no están solos», explican los agentes. Este trabajo diario que desempeñan ha ayudado a recuperar la confianza de cientos de personas que dependen del campo y que en los últimos años se habían sentido abandonados por las autoridades.
El resultado del Grupo Roca no puede ser más llamativo, pues, según asevera el grupo de la Comandancia de Utrera, en el primer año de su creación recibían denuncias diarias y ahora se nota que «han descendido considerablemente». A pesar de los buenos resultados obtenidos, no se relajan, pues como buenos profesionales «estamos siempre alerta». «Ha habido días que era nuestro descanso y nos han informado de algún robo y nos hemos levantado el día a pesar de estar con nuestras familias», manifiestan. Se ven recompensados con el agradecimiento de los cientos de personas que valoran su tremendo esfuerzo de los ángeles custodios del campo.
«LOS HURTOS HAN BAJADO UN 80 POR CIENTO»
Los robos en parcelas no es algo que naciera con la crisis, pero sí es cierto que aumentaron y pusieron en jaque la economía de muchas familias que trabajan en el campo. Juan Sánchez Vargas, presidente de la Cooperativa Las Marismas de Lebrija, es consciente de ello y tiene muy claro que «gracias» a la labor que desempeña el Grupo Roca de la Guardia Civil de Utrera «los hurtos han disminuido sobre un 80 por ciento o más». «La labor de estos profesionales es magnífica, a pesar de que no cuentan con los medios necesarios en su trabajo», explica Sánchez. Es más, la cooperativa que preside les ha proporcionado un teléfono móvil para mantener un contacto directo con ellos. Los robos tenían a los agricultores de Lebrija de capa caída y «gracias al esfuerzo de estos agentes, la cosa ha mejorado».
Los cacos robaban baterías, aspersores, inyectores, cables, herramientas, entre otras más cosas que ponían en peligro sus cosechas. Desde comienzos de año, Sánchez asegura que «los robos han disminuido mucho afortunadamente. Hay que decir que también ha sido gracias a que todos los agricultores hemos llevado a cabo prácticas comunes que nos aconsejaron los especialistas del equipo de la Guardia Civil». El presidente de la cooperativa asevera que «hay que recalcar el esfuerzo de estos agentes, pues con pocos medios están haciendo una labor encomiable». Tan solo son cuatro persones para todos los municipios que controlan. De hecho, «en ocasiones hay sitios que están menos controlados, pero eso no depende de ellos».