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El paso de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén ayer tarde por la calle Rafael Alberti. / Á.R.
La Semana Santa de Los Palacios y Villafranca arrancó ayer con un Domingo de Ramos en el que la queja era de boca chiquita: hacía calor, pero preferible a las inoportunas lloviznas del año pasado. En cuanto pasaron las primeras horas de la tarde encendida, la cofradía que dirige Loli Pérez, y todo el pueblo que se había echado a la calle, empezaron a disfrutar de los estrenos de una cofradía que, en la efeméride del cuarto de siglo de la llegada de su Virgen, supone un espectáculo, y no solo ya para los más pequeños. Este año con más razón, pues al Señor montado en la Borriquita que facturó José López Egreja en 1975 y a su San Juan de la Palma lo acompañaban nada menos que nueve figuras flamantes salidas del taller del imaginero sevillano Fernando Murciano, que sustituyen a las anteriores y «más acordes en estilo», según el mayordomo de la hermandad, Enrique González, a la sazón capataz de la Virgen de los Ángeles, que ayer mandaba el paso con la solera heredada de su padre, El Plancho, que seguramente daba algunas instrucciones desde el cielo.
Jesús Campos, el vestidor de Nuestra Señora de los Ángeles, fue el encargado de vestir también a las nuevas figuras, y el llamativo resultado ha sido un éxito entre fieles y admiradores, pues todo el mundo ha reparado en la acertada combinación de colores de la única escena alegre de la Semana de Pasión, ese momento en que Cristo es recibido en Jerusalén como un auténtico héroe.
Fue en la Carrera Oficial, este año ampliada a la céntrica calle Charco, donde Nuestra Señora de los Ángeles empezó a lucirse con el brío que la caracteriza en su afán glorioso. El aumento de palcos contribuyó a que ese momento que va a convertirse a partir de ahora en fundamental entre la calle Charco y la Plaza de España fuera realmente solemne. Por ese mismo itinerario pasarán mañana martes el Cautivo, el jueves la Vera Cruz y Los Remedios, y el viernes, la hermandad del Gran Poder –por la mañana– y los Servitas –ya por la tarde–. «La novedad ha tenido buena aceptación incluso habiendo tenido que cambiar sus itinerarios dos cofradías», señalaba hace unos días el concejal de Festejos, Juan Manuel Bernal Cecilia.
La cofradía, que este año le dedica el XXV aniversario de la llegada de la Virgen a su hermandad volcándose con todo tipo de donantes, se puso íntima al caer la noche, de regreso a su capilla de La Almazara, cuyos asientos a la entrada volvieron a reservarse para personas disminuidas.