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Los Santos como alternativa a Halloween

La parroquia de Santa Cruz de Lora del Río apuesta por la defensa de las tradiciones y costumbres católicas en la festividad de Todos los Santos con una fiesta infantil

31 oct 2017 / 22:02 h - Actualizado: 31 oct 2017 / 22:04 h.
"Festividad de Todos los Santos","Tradiciones"
  • Niños en el altar mayor de la parroquia, en torno a una imagen de San Juan Pablo II. / F.J.D.
    Niños en el altar mayor de la parroquia, en torno a una imagen de San Juan Pablo II. / F.J.D.
  • Dos pequeñas pintan un santo. / F.J.D.
    Dos pequeñas pintan un santo. / F.J.D.

Monstruos, muertos vivientes y personajes de terror llevan días invadiendo colegios, escaparates e incluso la programación televisiva. Anoche salieron a las calles como muestra de la asimilación en nuestra sociedad de esta fiesta importada, que en tantos sectores y en tantos aspectos ha calado. Frente a ello, la Iglesia reivindica las celebraciones tradicionales y el ejemplo de los Santos que en este 1 de noviembre se conmemoran. Es la intención que subyace en la celebración de la fiesta infantil de Todos los Santos, que por tercer año celebra la parroquia de Santa Cruz de Lora del Río.

«Halloween es una fiesta pagana que desecha los valores de siempre: el recuerdo a todos los santos y a los fieles difuntos. Con esta fiesta infantil le damos un sentido cristiano», resaltaba Enrique Barrera, párroco. Con pesar esgrimía que «ha invadido incluso los colegios. Venimos de la tradición cristiana, pero no podemos hacer en ellos ninguna manifestación externa. Sin embargo esta celebración que viene de América se lleva a cabo sin limitación». Y no solo en los centros educativos: «El problema es que se ha metido en todas partes, no por una cuestión meramente económica, sino por una oposición a los valores cristianos y a lo que es tradicional y propio».

Por ello, hace tres años que esta parroquia comenzó a celebrar con los niños la fiesta de Todos los Santos. «La vida de los santos es un valor fuerte de ejemplo a seguir: gente que ha tenido las mismas dificultades, los mismos oficios y ha seguido un camino de santidad». Un espaldarazo a los valores cristianos frente a «una banalización del mal, desde pequeños se acostumbra a los niños a verlo como algo normal». Tras la misa de la tarde dio comienzo la fiesta. Estaban invitados todos los niños de catequesis, a partir del tercer curso de Primaria. Como la actividad era de asistencia libre, no todos participaron, aunque asistieron casi un centenar de ellos.

Ante todo el ambiente fue lúdico, de convivencia y diversión. «La santidad es una realidad que se vive todos los días, no es algo solo reservado para personajes del pasado, ni para curas y monjas. A la santidad estamos llamados todos los bautizados», explicaba el párroco. Y en esta vivencia festiva de la fe, muchos niños vestían de blanco, el color identificativo de los Santos. Sobre todo para evitar que «el día de los difuntos se quede simplemente en esa cosa ridícula de vestirse de muerto». En anteriores ediciones los niños iban caracterizados siguiendo la iconografía de algunos Santos, y se preparaban y explicaban aspectos de su vida y su obra, que les hicieron merecedores de ser elevados a los altares, para que se conocieran. Este año la celebración ha girado en torno al Papa Santo, a quien se recordaba también en la vestimenta de los niños. «Es un santo reciente y contemporáneo, muy cercano a nosotros. Si bien muchos de los niños no lo han conocido en vida, ha sido coetáneo de los padres, y pueden asimilarlo mejor». Una forma de mostrar cómo hoy día también se puede vivir la fe y alcanzar la santidad.

Aseguraban sentir orgullo por vestir de blanco como los santos y como el Papa. Un símbolo que va más allá del atuendo. Los padres comentaban que «en Halloween prima el mal gusto, el desastre y la desolación, los disfraces terroríficos». Ante ello, el párroco insistía: «Es mejor ver a vuestros hijos vestidos de santos que con un hachazo en la cabeza». Por eso, ninguno de los pequeños ha dudado en venir vestido como ellos «y así imitarlos», aseguraban algunos de los más mayores.

Especialmente «a los que no están reconocidos por la Iglesia. Hay multitud de almas que se encuentran con Dios y han vivido al estilo de Jesucristo. A ellos precisamente se dedica la fiesta del día 1, y así puede mostrarse también que ser santo no está reñido con una vida normal como cualquiera vive».

Entre juegos, talleres y actividades deportivas fueron pasando los primeros momentos de la convivencia. Un karaoke, en el que también participaron los padres, dio paso a una cena compartida con ellos y a la proyección de un documental sobre el Santo Súbito, el papa Juan Pablo II. El «truco o trato» fue sustituido en esta noche por el ambiente divertido, la amistad, las buenas acciones y «vivir los mandamientos» que algunos niños defendían sin realmente ser capaces aún de enumerar los diez.

Una charla final, a modo de catequesis, concluyó la fiesta. Un gran número de padres y madres disfrutaron de la convivencia junto con sus hijos. «Hay muchos padres deseosos de que sus hijos crezcan en estos valores cristianos, por eso se valora esta actividad de una forma muy positiva y muchos se animan a participar».

El párroco no dudaba. Ante la extensión de Halloween «hay que sembrar contra esos contravalores que se están haciendo tan fuertes». Y dar «una alternativa. Si a la misma hora que se celebra no hacemos nada, es tiempo perdido». El éxito, asegura, está en el momento que alguien prefiere vivir la festividad desde la óptica católica, «y si vienen dos nada más, pues algo ya hemos conseguido».