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Magia negra en el hipódromo de la mítica Écija romana

En el Museo Histórico se exhibe una ‘tabella defixionis’, una lámina de plomo que invoca maldiciones de un empresario de los juegos circenses del siglo I

17 feb 2018 / 21:18 h - Actualizado: 17 feb 2018 / 21:22 h.
  • Magia negra en el hipódromo de la mítica Écija romana
  • Magia negra en el hipódromo de la mítica Écija romana

A menudo se nos escapa que el mundo romano tenía más puntos en común con nuestra contemporaneidad que, por ejemplo, con la Edad Media. El Imperio romano, una sociedad globalizada que se extendía desde la península ibérica hasta Oriente Próximo y el norte de África, era un sistema mundo en el que las modas fluían paralelas a los intercambios comerciales. Justo como en nuestro siglo XXI.

Parte de los usos comunes a prácticamente todo el Imperio eran los espectáculos ecuestres y circenses. No había ciudad romana en que no se organizaran juegos de este tipo. Y las carreras de cuadrigas en el circo romano eran el espectáculo estrella, la diversión preferida de las masas, algo así como el fútbol o la fórmula 1 de nuestra posmodernidad.

La Colonia Augusta Firma Astigi, la Écija romana, no fue una excepción. Una población –fundada por el propio ‘princeps’, Octavio Augusto– debía tener por fuerza un circo, aunque hasta hace relativamente poco no ha sido confirmado por el hallazgo de dos inscripciones datadas en los primeros siglos de nuestra era, una en que un liberto dedica unos juegos circenses a su antiguo amo, que llevaba el inequívoco nombre de Publio Numerio Marcial Astigitano; la otra, de una gran propietaria de Astigi, Aponia Montana, que también organiza unos juegos en la ciudad.

Otros hallazgos revelan la existencia de un hipódromo en Écija. Son un mosaico hallado en 2010 en la calle Elvira, con escenas de una carrera de cuadrigas, y la aparición, en unas excavaciones en la calle Antequera, de uno de los extremos del estadio, cuya envergadura se desconoce pero que debía extenderse más allá de la actual Avenida de los Emigrantes.

Y a apenas 200 metros de los límites de ese hipódromo astigitano se desenterró la nueva pieza que, desde este fin de semana, se exhibe en el Museo Histórico Municipal, ya documentada. Se trata de una ‘tabella defixionis’, una lámina de plomo de apenas dos milímetros de espesor, de forma triangular y de menos de 12 por 14,7 centímetros, que contiene una maldición contra los aurigas y caballos de un empresario. Una prueba más de que los ciudadanos de Astigi se divertían con carreras de cuadrigas en el hipódromo de la ciudad.

El autor de la maldición invocaba todos los males contra la gens Antoniana, los equipos, caballos y aurigas que corrían en el circo astigitano y que eran propiedad de un tal Antonianus. La pequeña tablilla detalla escrupulosamente los nombres de los caballos –hasta doce–, de los equipos –el rojo y el azul– y de los aurigas, para cerrar con una maldición a «tota grex Antoniani».

«Es un texto casi administrativo», señala el arqueólogo municipal, Sergio García-Dils, al que ha costado prácticamente trece años descifrar el texto de la tablilla, desenterrada en 2001 en la calle Bellidos. «No se da por supuesto nada, lo concreta todo, no sea que la deidad infernal o el demonio al que invoca se equivoque de objetivo», explica el arqueólogo. Por eso hay ejemplos en que el objetivo de la maldición es señalado apuntando los nombres de su madre y su abuela, «porque el padre podía no ser el padre, pero con la madre no había duda», señala no sin sorna el arqueólogo. Hay además otro detalle: el uso de magia negra estaba condenando en Roma «porque creían de verdad que funcionaba». Y se penaba con la muerte. «Y nadie se juega la vida si no es por algo concreto», apunta García-Dils.

Ese algo concreto es desearles todos los males del infierno a los empleados del empresario Antonianus. Y lo hace en plomo que es el metal infernal por excelencia, el metal de Saturno. La ‘tabella defixionis’ estaba doblada por la mitad y un clavo unía esas dos mitades plegadas. Así cerrada estaba dentro de un enterramiento. «Era otra parte del proceso de la maldición: se esperaba que el difunto en cuya tumba se metía hiciera de intermediario ante la deidad infernal cuya mediación se pedía».

Según el arqueólogo municipal, esta tabla que pide la intercesión de la magia negra en una carrera de cuadrigas de la Écija romana es la única pieza de este tipo que se ha encontrado en Europa fuera de Roma, ya que la gran mayoría se encuentra en Oriente Próximo y en el norte de África. Eso supone un valor añadido al nuevo tesoro del museo ecijano. Pero para García-Dils, lo mejor de la ‘tabella defixionis’ es que los ecijanos del siglo XXI son los primeros lectores de algo escrito en el siglo I de nuestra era por alguien que sabía que se jugaba la vida si alguien leía en su tiempo su invocación a que se abrieran las puertas del infierno para sus rivales en un espectáculo de masas de Astigi.