Mayo y maya, el binomio carmonense

El mes de María se inaugura con el concurso de mayas y pasos con cruces organizado por la Peña La Giraldilla

Ezequiel García ezegarcia85 /
01 may 2018 / 17:49 h - Actualizado: 01 may 2018 / 23:50 h.
"Religión","Semana Santa"
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La primavera está siendo como las de antaño. Un día te levantas y el sol aprieta con ganas, con calor al mediodía de manga corta, y por la tarde te cae una tormenta de aúpa. Ayer, muchas familias miraban al cielo. Neblina matinal, con nubes que enmarañaban el cielo y el pronóstico incierto. Muchos niños celebraban su Primera Comunión el último día festivo de un puente largo, y por los alrededores de la iglesia de Santa María había gentío. Familias enteras a las puertas del templo más importante de la ciudad, y por las calles, los primeros pasos y mayas. Muchos.

Las mayas son pequeñas sillas, preferentemente de enea o sacadas en blanco, vestidas con paños y decoradas con flores silvestres en las que se coloca, a modo de pequeños altares, una estampa mariana. La preferida, la Virgen de Gracia. En ella se coloca una bandeja para que los niños y niñas, puerta a puerta o familia por familia, pidan «un chivito para mi maya». Esta expresión se remonta a siglos pasados. Todo comenzó en las Huertas del Valle, que existían detrás de la barriada carmonense de Villarrosa. Los niños de estas huertas venían hasta Carmona donde pedían el chivito, que procede del ochavo, una moneda de cobre que correspondía a dos maravedíes en el siglo XIX.

Desde hace más de una década, y ante la explosión del mundo del costal, la peña La Giraldilla optó por incluir en concurso los pasos pequeños y grandes con cruces floridas. Una realidad asentada, cantera de cofrades en la que las propias hermandades colaboran en su elaboración con los chicos y chicas involucrados, ofreciendo un lugar para guardar los enseres y poder montar el paso varios fines de semanas antes.

No obstante, y a pesar del boom cofrade, la tradición no se pierde. La maya sigue siendo la reina de la fiesta recuperada en el siglo XX, no sin esfuerzos por parte de los más veteranos. Josefa, con más de 80 años, cuenta que «aunque intento inculcar la tradición de decorar y adornar con flores silvestres las mayas con mis nietos, ellos ya piensan en salir el día de mañana en un paso». Y es que muchos de los actuales costaleros o capataces de las hermandades, que incluso pertenecen a cuadrillas consolidadas de Sevilla, comenzaron con ocho amigos más bajo la maya de una cofradía carmonense.

Otra estampa curiosa de ayer fue la de grupos numerosos de turistas extranjeros asombrados por el colorido de una fiesta única en un marco de dulce. Stephan, galo, comentaba en un español afrancesado que «los pueblos se definen y se consolidan por la fuerza de sus tradiciones, y en Carmona he visto algo diferente con una cruz florida que ya he visto en otras ciudades como Córdoba. Pequeños altares que no había visto jamás y hechos con cariño», afirmaba, sin dejar de hacer fotos a todas y cada una de las 32 mayas, los 17 pasos pequeños y los cuatro pasos grandes. Todo un éxito.

Tras una mañana de contrastes primaverales, niños y niñas de comunión mezclados con familias enteras vestidas de Domingo, mayas y cruces de mayo, el jurado, formado por concejales, alcalde, monarcas de Oriente, giraldillos, estrella y reina y artistas locales dio su veredicto, siendo el fallo del paso grande el más esperado por las jóvenes cuadrillas. Este año, recayó en la Cruz de Mayo de La Columna (Santiago), con Expiración (San Blas) como mejor cuadrilla y ocupando el segundo puesto.

¿Evolución? Seguro. ¿Pérdida de identidad? Jamás. Carmona no habla de cruces de mayo. En Carmona el mes de las flores se abre con el día de las mayas, sean sillas de enea o pasos. Porque Maya y Mayo crean el binomio primaveral perfecto del mes más colorido en la capital alcoreña.

Las cofradías de gloria de Carmona se abrieron este año con la procesión del Señor de la Paz en su Resurrección, organizada por las parroquias carmonenses. Tras el día de ayer el próximo 13 de mayo, la hermanad del Rocío de Carmona iniciará su caminar hacia la aldea almonteña, coincidiendo su peregrinación con la feria de la localidad. El 26 de mayo tendrá lugar la procesión de María Auxiliadora y San Juan Bosco desde el colegio Salesiano y por el barrio de Villarosa. Apenas una semana después, el domingo 3 de junio, el Corpus Christi de la ciudad pondrá el broche de oro a una primavera con regusto cofrade.