Murillo apadrinó a un pileño

El historiador Francisco Miguel Ruiz Cabello revela una partida de bautismo de un vecino de Pilas que fue ahijado del pintor sevillano, reforzando el vínculo histórico con esta localidad

27 nov 2017 / 20:47 h - Actualizado: 27 nov 2017 / 23:21 h.
"Cultura","Pintura","Año Murillo","Bartolomé Esteban Murillo"
  • El historiador pileño Francisco Miguel Ruiz Cabello, a la izquierda, explica el documento que vincula a Murillo con Pilas. / El Correo
    El historiador pileño Francisco Miguel Ruiz Cabello, a la izquierda, explica el documento que vincula a Murillo con Pilas. / El Correo
  • Verania Rodríguez pinta el autorretrato de Murillo en Pilas. / El Correo
    Verania Rodríguez pinta el autorretrato de Murillo en Pilas. / El Correo

El runrún siempre ha existido. La tradición oral dio lugar a calles, cines, hasta casinos con su nombre. Se sabe que su mujer, Beatriz de Cabrera, era pileña. Pero, hasta ahora, no había ningún documento que acreditase la presencia del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo, del que se cumple el cuarto centenario de su nacimiento en este año, en la localidad de Pilas. El historiador local Francisco Miguel Ruiz Cabello, rebuscando en el archivo municipal, ha encontrado un valioso dato que permitirá «confirmar la tradición que siempre hemos escuchado de nuestros mayores».

Porque Murillo apadrinó a un pileño. En concreto, al pequeño Bernardo, hijo de un amigo suyo que fue bautizado el lunes 18 de diciembre de 1658 en la iglesia de Santa María la Mayor. El dato fue presentado en la conferencia Murillo, vecino de Pilas, ofrecida por el profesor Ruiz Cabello y enmarcada en el ciclo previsto en el proyecto cultural Tras la Sombra de Murillo. Un proyecto ideado por los jóvenes vecinos Rocío Monsalves y Ángel Barrios.

«Con este documento, tenemos la primicia de que Murillo se ofrece a apadrinar a un niño». Es decir, que Pilas cuenta en su historia con un ahijado del pintor barroco, el único que, por el momento, está documentado: «Se habla de un homónimo en la iglesia de Santa María de Sevilla, pero no se ha encontrado nada que lo acredite», explica Ruiz Cabello.

El padre de la criatura, Juan de Sevilla, era una especie de escribano que mantenía una estrecha relación con Murillo, algo que se desprende de otras escrituras en las que aparece firmando como testigo. «Eso es un síntoma de que tuvo que haber entre ambos una cierta amistad, porque el pintor se desplaza hasta Pilas desde Sevilla exclusivamente para acudir al evento, con lo complicado que resultaba en esa época viajar a cualquier lugar». Además, en ese mismo año pero tan solo unos meses antes –en concreto, en abril–, Murillo estuvo en Madrid, en la corte del Palacio Real, una época que, según Ruiz Cabello, fue muy importante para su producción artística, «ya que es allí donde se relaciona con Velázquez y sus obras». Sin embargo, no existía una prueba de cuánto tiempo duró su estancia en la capital del país. Ahora se sabe que, como mínimo, en el mes de noviembre de 1658, Murillo tenía que estar en Sevilla «para que le diera tiempo a llegar al bautizo de Bernardo», cuenta Ruiz Cabello.

Del resto de esta familia, poco se sabe. Tan solo que el pequeño Bernardo falleció en su adolescencia y que algunos de sus hermanos sí que aparecen en el archivo de Pilas allá por el siglo XVIII.

El historiador destaca la relevancia del documento por ser la primera vez que se encuentra una mención expresa a Murillo en la localidad. «La relación del pintor con Pilas se había basado hasta ahora en rumores y leyendas y, sobre todo, en que Beatriz de Cabrera era de aquí». Y, pese a que todo parecían conjeturas, el escudo pileño tuvo, durante mucho tiempo, una paleta dibujada en honor a esa relación. Sobre este nuevo vínculo y otros datos que el profesor Ruiz Cabello ha descubierto versará el libro que tiene entre manos, aportando documentos nuevos sacados directamente del archivo municipal de Pilas.

‘TRAS LA SOMBRA’

La presentación de este documento se dio en el marco del ciclo de conferencias previsto en el programa de la iniciativa Tras la sombra de Murillo. Pero no es la única que se está celebrando y que se celebrará en estos meses en la localidad.

Entre las actividades realizadas o por realizar bajo el paraguas del cuarto centenario del nacimiento del artista, se encuentran conciertos, rutas gastronómicas y hasta una subasta con fines solidarios. Como platos fuertes, los organizadores destacaron la exposición de apertura, Murillo a dos pinceles, en la que se mostró al público una reinterpretación de una serie de obras del pintor sevillano a través del pincel de dos reconocidos artistas pileños, Manuel Magdaleno –que ha realizado también el logo y la imagen corporativa del proyecto– y Gonzalo Sánchez Bernal. También el ciclo de música barroca en marcos incomparables –y novedosos– como la iglesia de Santa María la Mayor y la ermita de Nuestra Señora de Belén y la parte educativa, que incluye talleres o cuentacuentos con los que se pretende implicar a los más pequeños del municipio. Incluso se adaptó algo tan común como la feria de la tapa a la temática de la muestra, donde los bares participantes elaboraron algunos platos basados en la gastronomía del siglo XVII.

Otra de las actividades que más ha resonado ha sido la decoración de las fachadas de varios edificios municipales y particulares, que han cobrado una nueva vida gracias a las obras plasmadas por jóvenes artistas andaluces en la iniciativa Un Murillo en tu fachada.