N-IV: el desdoble de una carretera a golpe de muerto

Cerca de medio centenar de personas han fallecido en este tramo «maldito» de 78 kilómetros solo en la última década

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
04 ago 2018 / 21:36 h - Actualizado: 05 ago 2018 / 09:15 h.
"Infraestructuras","Seguridad vial","Carreteras"
  • Los accidentes en la N-IV son una constante en la historia de esta carretera. La falta de solución ha llevado a los vecinos de las poblaciones afectadas a realizar numerosas protestas para reclamar el desdoble y la liberalización del peaje. / El Correo-Efe
    Los accidentes en la N-IV son una constante en la historia de esta carretera. La falta de solución ha llevado a los vecinos de las poblaciones afectadas a realizar numerosas protestas para reclamar el desdoble y la liberalización del peaje. / El Correo-Efe
  • N-IV: el desdoble de una carretera a golpe de muerto
  • N-IV: el desdoble de una carretera a golpe de muerto

La N-IV se fue ganando a pulso los sobrenombres de carretera maldita o carretera de la muerte después de que la inmensa mayoría de su trazado, entre Madrid y Cádiz, fuese transformado en autovía a excepción de 78 kilómetros entre Dos Hermanas y Jerez de la Frontera. En rigor, la N-IV se ha reducido ya a estos 78 kilómetros con determinados puntos negros protagonistas de demasiadas tragedias familiares: el entorno de El Cuervo, el cruce de El Torbiscal –cuyas obras para una gran rotonda se licitaron en seis millones hace ya casi dos años–, la recta de Maribáñez o varios tramos comprendidos entre Dos Hermanas y Los Palacios y Villafranca. Y esta N-IV es la que lleva más de una década protagonizando el rifirrafe político para financiar su desdoble y el destrozo de tantas familias con el mismo cínico lema de siempre: al que le toca, le tocó.

Hace 12 años, cuando el Gobierno de Zapatero (PSOE) no albergaba dudas de que iba a haber dinero para todo y anunció por primera vez el desdoble del único tramo sin convertir en autovía entre Dos Hermanas y Jerez de la Frontera, hacía muy poco que el anterior Ejecutivo de José María Aznar (PP) había vuelto a prorrogar el peaje de la paralela AP-4 hasta 2019. Antes habían hecho lo propio Felipe González y Adolfo Suárez. Así, la concesión inicial de 24 años a Abertis va ya por el medio siglo.

En aquella época, 2006, faltaba tanto para la liberalización de esa autopista –cuya concesión en primera instancia duraría hasta 1993–, que desdoblar este último tramo del sur de la N-IV se antojaba justo y necesario para una vía que soportaba más de 40.000 vehículos diarios y que iba acumulando víctimas mortales frente a la recurrente resistencia gubernamental de liberar el peaje. Pero llegó la crisis, accedió el PP al Gobierno y la promesa del desdoble se fue diluyendo ante preocupaciones cotidianas, pese a que el contador de fallecidos no ha parado en ningún momento. Solo en lo que va de siglo, las víctimas mortales superan el centenar. Desde 2008, los muertos contabilizados son 43 en 32 accidentes. Y a estas alturas es probable que la autopista AP-4 se libere antes de que terminen las obras del desdoble. Aunque el clamor popular pide con urgencia ambas cosas, simultáneamente. Pero el clamor popular, y el político, se encienden cada vez que hay un muerto. Estos días han proliferado por las redes diversos intentos de concentraciones de protesta al margen de los políticos. Pero estamos en agosto. La historia comienza a ser cíclica.

Hace siete años, el 31 de julio de 2011, murieron tres palaciegos en un histórico accidente en el que resultaron heridas siete personas más. Uno de los fallecidos era una muchacha de 20 años. Fue en el punto kilométrico 565, que quedó para la posteridad como un punto negro entre Los Palacios y Dos Hermanas al que acudir con coronas fúnebres, lápidas simbólicas y concentraciones de partidos de todos los colores que en algún momento han liderado más o menos las protestas en función de si gobernaban en Madrid o no. Después han seguido muchos más muertos: motoristas, camioneros, jóvenes de vuelta de la playa... En ese año llegó a la Alcaldía de Los Palacios Juan Manuel Valle (IU), que lideró desde lo local las reivindicaciones por el desdoble. En estos siete años ha ocurrido de todo, hasta el punto de que otro fatídico 31 de julio, pero ya en 2018 y en el kilómetro 561, un nuevo accidente mortal –el de un hombre de 75 años, de Dos Hermanas– ha reactivado de forma fulminante las protestas por el desdoble, aunque con dos diferencias notables.

La primera es que las obras del desdoble, al menos de 8,3 de los 78 kilómetros totales –los que discurren entre Dos Hermanas y Los Palacios– han comenzado de la mano del gobierno de Rajoy –que las anunció en 2014 y las comenzó en 2016–, aunque a un ritmo tan lento que la previsión teórica era que hubieran terminado el pasado junio y no ha llegado ni al 35 por ciento de ejecución.

La segunda diferencia es que en el Ayuntamiento de Los Palacios y Villafranca –administración paradigmática de todas las reivindicaciones en el asunto N-IV–, el grupo municipal del PSOE –partido que ahora gobierna el país, responsable por tanto de las obras– ha desaparecido porque sus tres exediles se pasaron al grupo no adscrito. De modo que ahora los 21 concejales están más que dispuestos a colocarse tras la pancarta. En este sentido, los ediles del PP, después de la manifestación multitudinaria del pasado jueves en la puerta del Ayuntamiento para volver a pedir la reactivación de las obras y la eliminación del peaje, se trajeron al día siguiente a su plana mayor andaluza al peaje del pueblo con una pancarta propia. Los ediles del ya extinto PA, que ahora conforman unas nuevas siglas para los próximos comicios, Alternativa Local (ALO), también contribuyen a la rediseñada Unión, que es el lema de la localidad, en este desagradable asunto más teórico que práctico. «Más que una historia politizada, esta es una historia muy negra», reconoce el actual líder andalucista, Pedro Amalio Moguer, que protagonizó diversas protestas en los últimos años junto a su compañero Emilio García, que hacía rutas en bici por la carretera ataviado con una camiseta reivindicativa con uno de los eslóganes ya gastados, pero en uso: «Desdoble ya» o «Desdoble o liberalización de la AP-4», o «No más muertes en la N-IV». «Esta maldita carretera debió estar terminada hace años, pero entre unos y otros aquí nos vemos. No espero nada nuevo, porque a los que nos gobiernan esto les importa muy poco, nada», dijo Moguer el jueves, y añadió: «Ya hemos pagado y alimentado a los prendas que tienen la concesión para hacer 10 desdobles a Cádiz de ida y vuelta. Basta ya de tomarnos el pelo».

Y mientras tanto, el regidor palaciego, que ha probado con comisiones comarcales que se fueron diluyendo, con reuniones en Madrid, con el envío de coronas funerarias al Ministerio de Fomento, a la Delegación del Gobierno en Andalucía y hasta al Palacio de San Telmo, con llamamientos al boicot del peaje y hasta con la colocación de pancartas de protestas tan solo unos días antes del último accidente mortal en las obras paradas de la carretera, sigue anunciando «medidas de protesta más contundentes». Porque no se cree la última explicación gubernamental del paro de las obras desde abril.

El problema por el que las obras se han llevado más de cuatro meses al ralentí radica en un modificado del proyecto original del desdoble –no es el primero–, que planteaba la eliminación de dos cambios de rasante que entrañan «cierta peligrosidad» para la seguridad vial. Esta modificación planteaba «una solución técnica que obraba en poder de Fomento desde hacía tiempo y que dejó sin firmar» el anterior ministro del PP, Íñigo de la Serna. La falta de rúbrica hizo que se produjera un descenso del ritmo de los trabajos, que se centraron en actuaciones menos visibles como canalizaciones telefónicas y eléctricas o la colocación de colectores de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). El nuevo ministro de Fomento, el socialista José Luis Ábalos, firmó la modificación el 16 de julio, por lo que, según el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Carlos Toscano, «la obra recuperará su velocidad de crucero». Las máquinas volvieron a funcionar desde luego el 1 de agosto, pero casualmente lo hicieron 24 horas después del último accidente mortal.

El regidor palaciego tenía otra tesis, que hizo pública el día de este último accidente mortal: que las empresas adjudicatarias, la UTE formada por Acciona Infraestructuras y Levantina Ingeniería y Construcción, estaban «pidiendo algunos millones más y como no se los dan, han amenazado con irse al norte». Tal hipótesis ha parecido diluirse con la vuelta de las máquinas al tajo. Las obras, que se habían licitado en 66,5 millones, se adjudicaron finalmente a esa UTE por 43,6 millones, cantidad notablemente inferior que ya hizo advertir al alcalde palaciego, en 2015, que «esperemos que esta disminución en el presupuesto no signifique una merma en la calidad ni un retraso de las obras».

Después de la concentración de toda la corporación y más de un millar de palaciegos y vecinos de toda la comarca frente al Ayuntamiento el pasado jueves, la reivindicación de todos vuelve a sus máximos: que se agilicen de inmediato las obras en el tramo Dos Hermanas-Los Palacios; que haya consignación en los Presupuestos Generales del Estado para 2019 para desdoblar el resto de la N-IV hasta Jerez; que se suprima inmediata y definitivamente el peaje; y que se conserven los puestos de trabajo de la plantilla de la concesionaria de la AP-4.

En plena canícula de este verano que ha comenzado en agosto, las obras continúan de nuevo sin una fecha concreta de conclusión. Y el tráfico. Y los desvíos. Y las operaciones salida y retorno. Y el peaje de la AP-4.