Como si de un día de fiesta se tratase, cientos de moronenses se agolparon en el paseo de la Alameda para tener una visión privilegiada del acto que estaba a punto de comenzar. La curiosidad podía con los vecinos que, en una calurosa mañana de domingo, se echaron a la calle para contemplar la jura de bandera civil organizada por la base aérea de Morón.
Fue hace 52 años cuando se celebraba un acto de similares características en esta arteria principal y, desde hace meses, rondaba la idea de repetir esta jura civil que era preparada con la «máxima ilusión», relataba días antes el coronel jefe de la base.
La estrecha e histórica relación de la base aérea con la ciudad de Morón, así como «el interés expresado por muchos de los habitantes de poder prestar juramento o promesa ante la bandera», fue el germen que motivó que, tras consulta con el alcalde, se solicitase oficialmente a las autoridades militares autorización para reeditar este acto.
Comenzaba la mañana con los honores al Estandarte, así como la llegada del coronel jefe y el saludo a los jurandos. De punta en blanco, uno a uno fueron pasando por la bandera besando el símbolo nacional. Llamaba la atención al público el gran número de mujeres que participaban en el desfile, presidido por el alcalde, Juan Manuel Rodríguez (PSOE).
Previamente, las personas interesadas en participar han tenido que solicitarlo. El protocolo aconseja utilizar «un vestuario adecuado a la solemnidad e importancia del acto». Para los caballeros se recomendaba traje oscuro y, para las señoras, traje corto «evitando éstas llevar carmín en los labios con objeto de no manchar la bandera».
Aunque el coronel jefe, Carlos de Ysasi-Ysasmendi, aseguraba en su discurso que el número de personas que juraban o prometían ascendía a 280, esta cifra crecía a última hora hasta alcanzar cerca de los 400 participantes. Iniciaba De Ysasi-Ysasmendi su alocución felicitando a los jurandos por su «compromiso personal con España». Apelaba a la relación de la instalación militar con Morón –que ahora cumple 76 años– para justificar que esta jura «debía celebrarse en esta ciudad».
Tras el homenaje a los que dieron su vida por la Patria, el desfile de la fuerza aérea y terrestre ponía en punto y final al acto. Se relajaban ahí los jurandos que se trasladaban al Círculo Mercantil a recoger sus certificados.
Con su andador se desplazaba Manuel Valle. Ha realizado la jura emocionado y pensando en su madre. Asegura que ha hecho «realidad un sueño porque el mundo militar me viene de familia». Sin embargo su discapacidad le imposibilitó realizar la mili. Este domingo «me he quitado una espinita que tenía clavada». Al igual que Manolo, Germán y José Antonio quienes, por su edad, no han realizado el servicio militar, pero orgullosos han jurado la bandera nacional. Desde Ubrique llegaban Manuel Gago junto con unos amigos. Son de la asociación de militares reservistas del ala 22 y no han dudado en trasladarse para «con felicidad y orgullo volver a jurar».