Por encima de los resultados que se obtuvieron en la reunión de ayer entre el Ayuntamiento de Pedrera y los miembros de las asociaciones con representación en la localidad, parece claro que hay voluntad en el pueblo de solventar la convivencia quebrada tras los incidentes entre parte de la población autóctona y la rumana de hace diez días.
Una voluntad plasmada no sólo en la alta participación de vecinos del municipio, sino en la presencia, por sorpresa, del cónsul general de Rumanía en Andalucía, Murcia, Ceuta y Melilla, Radu Cătălin Mardare, que acudió a la localidad para participar de forma activa en la reunión convocada por el Consistorio con todas las fuerzas vivas del pueblo.
Hasta ayer, el consulado andaluz del país rumano había derivado cualquier declaración hacia la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores en Bucarest, con la exigencia de dirigirse en inglés y por correo electrónico para recabar información.
Ayer, Radu Cătălin Mardare decidió personarse en el Ayuntamiento para reunirse con los vecinos en persona, como representante de una nacionalidad que cuenta en Andalucía con miles de compatriotas y casi un millón en toda España. Su objetivo, como explicó a los periodistas, era «dialogar para intentar ver lo qué ha pasado, y, sobre todo, buscar soluciones para el futuro», porque entiende que es importante «que los derechos de todos sean respetados y se recupere la normalidad en esta ciudad de Pedrera», señalando, al final de su intervención que todo se ha debido «a un accidente», y, como tal, había que solucionarlo.
Fueron casi dos horas y media de reunión, con el matiz de que «Pedrera es esto, asociaciones que colaboran, que trabajan, y que cuando se las llama para algo como esto siempre colaboran», como explicó el alcalde, Antonio Nogales (IU), destacando la decisión de que todas las asociaciones presentes van a firmar un comunicado en común rechazando las protestas xenófobas que siguieron al accidente que originó los disturbios.
En ese aspecto no ha habido fisuras, y el comunicado lo firmarán los representantes del casi medio centenar de colectivos que ayer se reunieron en el salón de plenos de la localidad.
Además, se creará una cuenta corriente para comenzar a recibir donaciones destinadas a las familias de personas procedentes de Rumanía a las que les destrozaron los coches volcándolos en la vía pública, lo que ha hecho que se queden sin trabajo en la recogida de la aceituna por no poder desplazarse a sus puestos de trabajo.
Eso, desde hoy, pero a medio plazo, la mesa por la integración aprobó crear una oficina de atención al inmigrante y la figura de los mediadores en Pedrera, que trabajarán para intervenir en desavenencias. Todo lo aprobado se complementará con un aumento de las reuniones sociales a celebrar en el municipio sevillano.
Las valoraciones entre las asociaciones, de todo tipo, convocadas, coincidían en lo positivo de fomentar el diálogo para llegar a un punto de encuentro, como destacó el coordinador de la Confederación Nacional de Trabajadores (CNT), Juan Manuel Álvarez, seguro de que «hay que dar pasos tendentes a calmar los ánimos y buscar soluciones a una realidad que está aquí y va a más, porque la inmigración es algo que no va aparar, que va a más, y todos los pasos que se den para fomentar la convivencia son buenos».
Álvarez no cree que el pueblo esté dividido, se mostró seguro de que «políticamente hablando, la población está dividida entre los votantes –PSOE e IU–, pero esa división no es de ahora, lleva bastante tiempo», mientras se felicitó de que todo ahora esté más tranquilo en el pueblo.
Coincidió con él Mariano Mallén, miembro de Podemos en la localidad, que entiende que, por muy graves que hayan sido los problemas, se pueden solventar con el trabajo unido de todos los vecinos: «Confío en que sí, porque no creo que haya habido problemas tan gordos, aunque es verdad que los ha habido, pero del diálogo siempre pueden salir soluciones».
Quizás el colectivo con más representantes en la reunión era la asociación de Amas de Casa de Pedrera (Acape), con Carmen Díaz a la cabeza. Su voz, la de las mujeres de la localidad que tiran de sus domicilios y tienen contacto con el día a día de la sociedad local también fue tenida en cuenta para solucionar el problema creado en el pueblo, sobre todo porque «en todas las casas hay una ama de casa, somos muchas personas que nos reunimos por la tarde, echamos un rato de charla, y vamos a intentar dar nuestro grano de arena, porque lo que tenemos claro es que, mientras se dialogue y se busquen soluciones con la palabra, todo en la vida tiene solución».
Con todo, los cimientos se han puesto para solucionar la cuestión. La clave es que se aplique lo acordado y se aprenda de los errores cometidos. En esa cuestión parecen unidos todos los vecinos de Pedrera.