«Pensé en dimitir. Fue una trampa, pero se ha hecho Justicia al final»

Pensó en renunciar a su cargo. No por creer que había cometido un delito, sino por la presión, prensa incluida, sufrida desde que se difundió una grabación –anulada por la jueza– en la que decía que concedió un contrato porque le «salió de la polla». Del exabrupto se sigue disculpando el alcalde de La Algaba, Diego Manuel Agüera (PSOE). También ahora cuando la causa, que siempre indicó que se sostenía «en una trampa», ha sido archivada no solo por la anulación de la grabación sino porque el informe pericial practicado deja constancia de que el objeto del contrato, es decir, el equipo de bancada de baldeo de calles y los 10 carros de barrenderos, fue «efectivamente entregado a la corporación municipal de La Algaba, habiendo sido objeto de utilización por parte de la misma hasta hoy».

«En eso estaba muy tranquilo, porque desde 2009 todos los procedimientos y los contratos están en regla», indicó el regidor algabeño, que circunscribe la denuncia a la «judicialización» de la vida política del pueblo, donde se vive un enfrentamiento histórico entre IU y el PSOE, al que pertenece Agüera. Por eso no duda en reivindicar que «el que roba y hace las cosas mal, hay que pararlo». Y pone como ejemplo al último alcalde de IU, que sí fue condenado a penas de cárcel.

Agüera admite que incluso con este casi carpetazo judicial –a falta de ver si hay recurso– pensó que «una vez limpiada mi imagen, lo mejor era dejarlo». Algo que no lo hará porque quiere culminar alguno de sus proyectos pendientes. Sí tiene claro que va a «reparar su imagen», por lo que sondeará con sus abogados las acciones que puede llevar a cabo para la restitución de su honor. «Mi familia lo ha pasado muy mal», insiste.