Por San Juan se consagró el arte

La ermita de San Juan fue testigo este sábado de la representación de la obra Diez Negritos, de Agatha Christie, interpretada por Al Haniz. Destacaron sus interpretaciones, su ambientación y sobre todo la elección del vestuario.

24 jun 2019 / 09:57 h - Actualizado: 24 jun 2019 / 10:19 h.
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Acercándose la noche más corta del año, la de San Juan, Alanís volvió a vivir una de sus noches más intensas, la de su velada de teatro, precisamente, en San Juan, en la ermita que lleva su nombre, a los pies de su imponente castillo y con un pueblo fiel como testigo. Las hogueras esta vez la pusieron las tablas y el salto de las mismas lo protagonizó la compañía de teatro Al Haniz, que se superó a sí misma con la representación de una obra del calado de Diez Negritos, de Agatha Christie.

Un salto de calidad

Sin duda, lo vivido este sábado en Alanís no fue una velada más, como las trece anteriores, que por San Juan se lleva el teatro a tan magnífico escenario. Lo que Al Haniz hizo en esta edición fue rizar el rizo. Y es que, sin ningún tipo de complejos y con la mayor de las ilusiones, la compañía que dirige Soraya Falcón representó una obra coral, sofisticada y con papel fundamental para el diálogo. Un diálogo que había de estar por encima de la interpretación, pues en él se basa la comprensión y desenlace de una de las obras cabecera de la literatura de misterio.

Con todos los ingredientes que caracterizan a la obra y la necesidad de ese salto cualitativo, los actores hicieron su aparición en el escenario interpretando sus diferentes papeles con gran profesionalidad. Tanto es así que no tardaron demasiado en conquistar a su público. Los efectos sonoros contribuyeron a crear el ambiente necesario para encerrar al espectador en esa atmósfera que desprendía la historia en aquella Isla del Negro, donde habían sido citadas diez personas, cada una de ellas con su escandaloso secreto.

Los ojos del público, siempre niños en casos como este, disfrutaron comprobando cómo desaparecía la figura de un negrito a la vez que los personajes iban siendo asesinados, pero más aún lo hicieron con la interpretación del elenco, y muy especialmente la de Soraya Falcón y José Morales, que rayaron la perfección.

Una ambientación de diez

Aun siendo notable la interpretación, nada hubiese sido lo mismo sin un elemento fundamental en la historia: el vestuario. Desde el minuto uno de la representación el público se sintió partícipe de ese ambiente de los años 40 gracias a la magnifica elección del vestuario. Fue sin duda uno de los grandes aciertos de la noche. Y es que ese vestuario no fue solo la presentación del primer cuadro, sino que jugó un papel importante a lo largo de la obra, con los cambios de ropa de los distintos invitados, haciendo fluir el desarrollo de la historia y llevando consigo esa elipsis temporal que en nada resultó artificial y sumergió al respetable de lleno en el argumento de los Diez Negritos.

Un público intradiegético

Junto a la incomensurable actuación de su elenco y a la acertadísima elección del vestuario, otro de los logros de Al Haniz fue la capacidad para introducir al espectador en la obra. Ya antes se ha mencionado la atmósfera creada gracias a los efectos sonoros, y tanto es así que en cierto momento, cuando la historia marcha inexorablemente hacia el descubrimiento de un asesino que estaba acabando con todos y cada uno de los invitados, a alguien del público se le cayó un objeto al suelo y ello provocó el sobresalto del resto. Lo que supuso la anécdota de la noche no fue más que la constatación de que desde el primer momento, el público fue uno más en la obra, fue parte de la misma y la vivió en primera persona.

Reconocimiento merecido

La última apertura de telón permitió contemplar a la totalidad de actores que habían protagonizado la obra, cada uno en su lugar, conformando un magnífico cuadro, que bien podría servir de portada a un libro o de cartel anunciador. Una imagen que llevó tras de sí una cerrada ovación del público que se congregó en la noche del sábado en la Ermita de San Juan.

Con el cese de los aplausos tomó la palabra Soraya Falcón, directora de la compañía, quien agradeció la presencia del respetable a la vez que complacida reconocía la dificultad de poner en escena una obra de estas características, con tantos personajes en escena compartiendo el protagonismo.

El peso de una gran obra

Sin duda alguna, la elección de la obra es ya un ejercicio de valentía. Se trata de una de las obras cúlmenes de Agatha Christie, quien está considerada como la reina del crimen. La autora británica tiene en su haber más de setenta obras publicadas, siendo en su gran mayoría novelas policíacas. Entre ellas destacan títulos como El misterioso caso de Styles, Muerte en el Nilo, Asesinato en el Orient Express o Diez Negritos. Además Christie incursionó en el mundo del teatro con obras como La Ratonera, considerada la de mayor permanencia mundial, pues desde 1952 aún se representa en Londres de manera ininterrumpida. A diferencia de esta, que fue creada expresamente para ser representada en teatro, Diez Negritos es una adaptación teatral de la novela, lo que hace aún más difícil su puesta en escena y su consecuente interpretación. Dicha adaptación corrió a cargo de su propia autora, ya que solo ella podía crear una obra de arte a partir de otra obra de arte.

Nueva cita con el teatro

Al Haniz es conocido en la zona por su enorme faceta prolífica. Es por eso que Soraya Falcón, a la vez que agradecía la presencia del público al final de Diez Negritos anunciaba que volverían a escena a finales de agosto, durante la celebración de las tradicionales Jornadas Medievales que se celebran en Alanís cada año. Se trata de una cita indispensable para el grupo y para el propio pueblo de Alanís que comprueba cada año el buen hacer de una compañía que sabe adaptarse a los géneros y que cada año trae consigo una nueva interpretación ambientada en la época medieval, teniendo a José Cedena como autor de cabecera