Salvador de Quinta: el utrerano total

La revista ‘Vía Marciala’ –fundada en 1950– rinde homenaje, con un documental, a quien reunió en su persona todas las esencias de la identidad local y fue su director durante 35 años

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
04 dic 2016 / 22:01 h - Actualizado: 05 dic 2016 / 07:00 h.
"CD Utrera","Tradiciones"
  • Salvador de Quinta, cámara en mano. / Á. R.
    Salvador de Quinta, cámara en mano. / Á. R.
  • Homenaje a Salvador de Quinta en Utrera. / Á. R.
    Homenaje a Salvador de Quinta en Utrera. / Á. R.

Incluso cuando él ya sabía que la enfermedad era irrevocable, se le podía ver, cámara en mano, cazando instantes de esa Utrera que él tanto contribuyó a ordenar, a fijar en el imaginario de quienes –incluso desde dentro– necesitaban un director de sensaciones.

Podía vérsele, en el crepúsculo, robándole estampas al Santuario de Consolación, por donde había paseado incontables veces desde su niñez, seguro de que –en la obsesión juanramoniana que le profesaba a su ciudad– todavía no era así la rosa; o por los memoriosos rincones de cal de esa ciudad gitana que él tan bien supo aprehender.

Salvador de Quinta Garrobo, que se fue al otro mundo con 60 años –el 5 de junio de 2015– dejó un vacío imposible de llenar en uno de los municipios con más solera de la provincia y en el que él se empapó de todas las aristas de su idiosincrasia, como intentó recoger un documental sobre su vida y obra que fue proyectado recientemente como homenaje póstumo –seguramente incompleto– en la capilla de Jesús Nazareno, dentro del contexto de un acto organizado por la revista que él dirigió durante 35 años: Vía Marciala, que hoy mantiene en la calle la editorial Utrerana de Ediciones SL.

De Quinta tomó las riendas de la publicación de manos de su propio padre, en 1981, y continuó modelando la identidad utrerana en estas páginas que constituyen un récord de permanencia de una publicación mensual de tales características –informativo-cultural– en toda España, que alcanza ya los 66 años, si se tiene en cuenta que la publicación nació verdaderamente en 1950 como revista exclusivamente literaria, aunque la cabecera fuera durante los primeros 16 años Cumbres, cuyos primeros ejemplares también aparecieron en el documental proyectado ante unas 200 personas, lo más granado de la Utrera de siempre. Salvador de Quinta Garrobo: Periodista, escritor, utrerano, rezaba el título del audiovisual.

Pero su construcción de Utrera no se quedó ahí, pues también creó guiones, catálogos, documentales, guías y hasta 13 libros, todos ellos de temática utrerana –entre los que destacan algunos títulos como Lucero quería ser como Belmonte o La cuna del toro bravo: campos de Utrera–, e incluso creó una editorial, Siarum, desde la que se empeñó en publicar primorosamente cuanto caía en sus manos con valor andaluz.

Tal vez a través del prisma de Salvador de Quinta pudo comprenderse a Utrera como lo que él soñó que fuera: un intenso crisol en la campiña de todo lo que significa Andalucía y lo andaluz.

No se olvidaron de nada en el documental del jueves, exquisito trabajo de Antonio R. Ledesma y Pepe Florido, que arrancó con la banda sonora ajustada y rota de la voz de Fernanda por soleá: ni de la bravura de los toros de lidia que él enmarcó casi mitológicamente en los campos de su tierra; ni de la Hermandad del Nazareno, que para él –y desde él– fue también un importante foco sociocultural, amén de la Semana Santa que late con especial diapasón desde la Utrera que él paseó vestido de nazareno, de niño y de adulto vuelto a la niñez; ni de sus veranos de crecimiento ineluctable y nostalgia anticipada en la localidad gaditana de Rota; ni del Sevilla FC –su equipo de toda la vida y de toda conversación–; ni de la educación en los Salesianos que lo vieron crecer; ni por supuesto de la Virgen de Consolación, de cuyos actos por el V Centenario de la llegada de la Virgen a Utrera fue prolijo comisario en 2007 para conseguir no solo que el Vaticano derramara la gracia de un Año Jubilar, sino para que coronara aquellos fastos el mismísimo Rey de España, entonces príncipe, Felipe de Borbón, antes de haber tenido la dicha de ser hermano mayor de la del Barquito en la Mano hasta morir en el mismo barrio de Santa María que lo vio nacer.

Entre los asistentes al homenaje no faltaron políticos, artistas ni vecinos endeudados con el escritor «más pródigo que ha dado Utrera hablando sobre ella», según lo calificó el historiador palaciego Julio Mayo, profundamente vinculado a la preocupación por la historia y el patrimonio de Utrera merced precisamente a De Quinta.

«Ni siquiera Rodrigo Caro o los Álvarez Quintero escribieron tanto de Utrera como Salvador», aseguró quien, como otros utreranos comprometidos con la cultura, también ha exigido que, más allá de la calle que está previsto le pongan con su nombre –la todavía calle Tetuán–, la biblioteca municipal –sin nombre– pase a llamarse Salvador de Quinta Garrobo.

No fue casual que, terminado el vídeo, solo cupiese en la capilla un largo aplauso, como un largo lamento, que era un homenaje tardío a Salvador, pero también un agradecimiento a su esposa, Luisa Rodríguez Doblado, y a los hijos de ambos, que también aplaudían con una fuerte emoción contenida