San Juan elimina el absentismo de los hijos de vendedores ambulantes

El Ayuntamiento lleva trabajando desde 1999 para conseguir que ningún escolar falte a clase

29 abr 2018 / 07:53 h - Actualizado: 29 abr 2018 / 22:24 h.
"Educación"
  • Pequeños del colegio Esperanza Aponte de San Juan de Aznalfarache practican zumba en el patio del centro. / El Correo
    Pequeños del colegio Esperanza Aponte de San Juan de Aznalfarache practican zumba en el patio del centro. / El Correo

Objetivo: reducir el absentismo escolar a la mínima expresión. Esta es la meta que se ha fijado el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache. Su área de Servicios Sociales lleva desde 1999 trabajando para que este sueño se convierta en realidad. A esta labor se ha unido este año la Delegación Municipal de Educación con la campaña Tolerancia Cero ante el Absentismo. Y es que los resultados que se han obtenido en este tiempo de dedicación en los dos centros educativos de la barriada de Santa Isabel –colegio Esperanza Aponte e IES San Juan– se pueden considerar satisfactorios.

Según explica el educador social de los Servicios Sociales Comunitarios de la localidad, Andrés Mejías, en estos años se ha conseguido reducir prácticamente a cero el absentismo entre los hijos de las familias que se dedican a la venta ambulante. Recuerda que cuando se empezó a trabajar, este era un problema grave porque estos pequeños faltaban a clase debido a que su padres no tenían con quién dejarles y se los llevaban con ellos. Por eso se puso en marcha la iniciativa de recogerles a primera hora de la mañana de sus casas y llevarles a un aula matinal. Con esta fórmula se ha acabado con esta problemática.

No obstante, Mejías admite que el absentismo –faltar el 25 por ciento de los días lectivos al colegio, unos cinco días al mes, sin justificar– en esta barriada que está declarada Zona con Necesidades de Transformación Social (ZNTS) se mantiene desde entonces entre el 15 y el 16 por ciento, a pesar de los esfuerzos. La explicación que da a ello es bien sencilla: las familias que pueden se van a otras zonas y sus viviendas, de menos de 50 metros cuadrados, son ocupadas por otras personas con necesidades, «lo que supone volver a empezar».

El trabajo que se realiza para frenar esta lacra es personalizado con alumnos, padres y profesores. De ello se encarga un animador sociocultural que ha contratado el Ayuntamiento a lo que se une que por las tardes, de 16.30 a 18.30 horas, los escolares tienen un aula en la que se les ayuda a hacer sus deberes y en la que se realizan talleres. Asimismo también tienen mucha utilidad la escuela de padres, los controles que hacer la Policía Local y que cada vez que falta un niño a clase sin justificación se acude a su casa para preocuparse por él.

Mejías reconoce que este porcentaje de absentismo escolar es alto, pero aclara que es similar al que se produce en otras poblaciones de Sevilla donde hay barriadas con problemáticas especiales. Manifiesta, además, que hay meses del año que los picos de ausencias a los centros educativos se disparan. Esta situación suele coincidir con el invierno. Indica que hay padres que prefieren dejar a sus hijos en la cama porque hace frío o llueve. Esta circunstancia también se suele producir coincidiendo con algunas festividades y en el caso de las niñas cuando llegan a la adolescencia. «Cuando cumplen 12 o 13 años les cuesta ir más al colegio o al instituto», señala.

Este educador social, comenta, no obstante, que este problema de alto absentismo se da solo en los dos centros de Santa Isabel, «pero al ser San Juan de Aznalfarache distrito único muchos niños del barrio estudian en otros centros. El Esperanza Aponte es un colegio pequeño con poco más de 100 alumnos».

Además de este trabajo, este año la Delegación Municipal de Educación ha destinado una partida de 7.000 euros para poner en marcha la campaña Tolerancia Cero ante el Absentismo Escolar, una medida consensuada con todas las partes implicadas, según recalca la delegada, Marta Vélez. Los objetivos de la misma son prevenir, concienciar y evitar el absentismo.

La primera fase, que se inició a primeros de mes, comenzó con la colocación de tres pancartas para despertar la atención, «además se ha buzoneado un tríptico concienciando de que hay que asistir a clase y se repartirán folletos, también informativos, por la calle», explica la concejal.

En una segunda fase se están realizando charlas a los alumnos y realizará una encuesta entre los escolares para conocer su grado de satisfacción del centro en el que estudian, «de esta manera sabremos los motivos por los que no quieren ir a clase», comenta Vélez.

La última pata de la campaña es más dinámica. A finales de mayo, cuando concluya esta iniciativa, se realizará un grafiti relacionado con esta iniciativa.