La procesión del cada vez más conocido patrón de Los Palacios y Villafranca, San Sebastián, constituyó este domingo más que nunca un símbolo de unión entre Villafranca de la Marisma y Los Palacios el año en que ambos pueblos –uno solo desde 1836– acaban de celebrar el 180 aniversario de tal efeméride, pues el santo patrón fue trasladado el viernes desde la capilla que lleva su nombre y que constituyó desde el siglo XVI el icono principal de aquella villa franca perteneciente a Sevilla hasta la parroquia de Santa María la Blanca, la iglesia de los Duques de Arcos y dueños del pueblo que terminó adoptando el nombre del verdadero palacio que había junto a ella desde los tiempos en que Pedro I el Cruel –o el Justiciero- pudo venir a cazar patos a la marisma. Ayer, al filo del mediodía y después de una misa solemne en la que participó en primera fila la corporación, el santo salió en procesión por el pueblo, de vuelta a su capilla, con lo que su itinerario volvía a subrayar esa unión entre Los Palacios y Villafranca.
San Sebastián no solo es patrón del pueblo, sino de la Policía Local, aunque no fue hasta que empezó a proteger a este cuerpo, en 2005, cuando los palaciegos comenzaron a saberlo, pues hasta entonces casi todo el mundo creía aquí que el patrón era San Isidro, protagonista de una romería multitudinaria. Los primeros años desde entonces el santo patrón procesionaba acompañado por el cuerpo completo de la Policía Local, pero cada vez han ido escaseando más los agentes en este evento que se hace coincidir con el domingo más cercano a la festividad de este mártir romano, el 20 de enero. La talla palaciega, anónima del siglo XVII, es una de tantas representaciones como el arte ha creado de aquel soldado romano del siglo III que abrazó el cristianismo sin que el emperador lo supiera y que fue nombrado jefe de la guardia pretoriana imperial. Cuando fue obligado a elegir entre su puesto y su religión, se decidió por Jesucristo, por lo que fue condenado y sus propios compañeros lo ataron a una columna y lanzaron sobre él una lluvia de flechas. Sebastián sobrevivió, sin embargo, y se presentó ante el emperador para abogar por los primeros cristianos, y fue entonces cuando murió de verdad a base de latigazos.
La procesión de ayer contó con una luminosa mañana, la música de la banda de cornetas y tambores Vera Cruz y el entusiasmo de muchos palaciegos que se echaron a la calle –sobre todo en el centro– para honrar a su patrón. Dentro de unos días, según ha anunciado el alcalde, Juan Manuel Valle (IU), y tras una propuesta aprobada en pleno por unanimidad, se reconocerá en un acto institucional el heroísmo de dos agentes, Fidel Báez Cortines y Miguel Ángel García Cabello, por haber salvado a una familia del pueblo de morir en un incendio en su propia casa el pasado 17 de junio.
Los agentes han recordado lo sucedido a este periódico. «Fue sobre las dos de la madrugada cuando recibimos la llamada de una vecina, porque no solo había un fuerte olor a quemado en toda la calle Santiago Rusiñol sino que se había ido la luz en la mayoría de las casas». La pareja de agentes despertaron a uno de los familiares a base de fuertes golpes, cuando la vivienda estaba completamente inundada de humo. El hombre los alertó de que dentro seguían su madre y su esposa, a por quienes volvieron a entrar cuando la respiración era difícil porque «los gases lo habían inundado todo ya». Fue entonces cuando los rescatados se acordaron de que el abuelo permanecía aún en su habitación, en una cama especial para personas con movilidad reducida. Y allá que volvieron a entrar los policías para rescatarlo. «Afortunadamente, todos salieron ilesos, y cuando llegaron los bomberos y se desprendieron algunos techos, todos estaban a salvo», recuerdan los agentes, satisfechos por el reconocimiento municipal, aunque «la mayor satisfacción es el agradecimiento de nuestro vecinos», señala Fidel Báez, que estos días ha sido reclamado incluso por un programa de una televisión nacional para protagonizar un reality llamado Héroes Anónimos, aunque él lo ha rechazado.
El reconocimiento a estos dos agentes, que parte del equipo de gobierno, puede ser un guiño reconciliador con el cuerpo tras el duro enfrentamiento protagonizado entre el Ayuntamiento y especialmente la Policía Local hace justo un año. Los agentes municipales –junto a los bomberos– se llegaron a encadenar en el Consistorio e incluso organizaron un escrache en la vivienda del regidor cuando las negociaciones por una huelga de funcionarios –que acumulaban ocho nóminas sin cobrar– no terminaba de encontrar salida, hasta que germinó el acuerdo con un calendario de pago y un 20 por ciento de intereses.
Esta semana, el alcalde ha solicitado a la Subdelegación el Gobierno refuerzos de la Guardia Civil porque «aunque gracias al buen trabajo de coordinación entre policías y guardias civiles se han abortado algunos robos, muchos de los delincuentes vienen de otras localidades con vehículos de alta cilindrada». El PP local considera el llamamiento «echar balones fuera» y ha reivindicado que Valle «pague las nóminas que debe a la Policía y la dote del número que efectivos que corresponde al pueblo», de casi 39.000 habitantes, pues en la Jefatura no llegan a 30 policías.