Santa Ana viaja de Alcalá del Río a Triana

El retablo, obra de Roque Balduque en pleno proceso de restauración, se expone en la homónima parroquia trianera

05 dic 2016 / 13:54 h - Actualizado: 06 dic 2016 / 07:00 h.
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  • El retablo cubierto por una lona. / F.J.D.
    El retablo cubierto por una lona. / F.J.D.

La real parroquia de Santa Ana celebra su 750 aniversario. La exposición Anna Radix Ubérrima es una de las actividades que lo conmemora, con obras sobre Santa Ana y su devoción. Y en ella, en el coro del templo, se muestra la santa de Alcalá del Río. Esplendorosa como desde hace siglos no se veía. Porque esta exposición ha sido su presentación tras la restauración a la que está siendo sometida.

No es muy habitual que la Santa Ana alcalareña viaje. Desde el siglo XVI ha permanecido cerca del presbiterio parroquial, acompañada de la Virgen y el Niño Jesús, en un exquisito altorrelieve obra de Roque Balduque. Secular ubicación que solo abandonó –que se sepa– para la exposición del 29. Ahí, se cuenta, perdieron las coronas. Pero este año está siendo más movido. Casi para deshacer el equipaje, al viaje que hace unos meses realizó hasta el taller de Manuel Mazuecos para su puesta a punto ha sumado otro. Esta vez hasta Triana.

La organización de la exposición solicitó la participación del conjunto en la muestra. Tras los preceptivos permisos de la parroquia alcalareña, Manuel Mazuecos y su compañera, María Victoria Gómez de Lara, se afanaron en la intervención en el altorrelieve, para curar a la familia de los estragos de los siglos. Pero todo este proceso se remonta al verano de 2014. Ante el mal estado de conservación, el párroco Fernando Reyes y Juan José Chamorro, feligrés, promueven una cuestación popular para intervenir el retablo. La restauración se adjudica al equipo compuesto por Jorge Anillo y Manuel Mazuecos. Prácticamente concluida, falta culminar la limpieza de las pinturas. El proceso, que ha ascendido a 33.500 euros, está siendo financiado gracias a las aportaciones de los fieles, de Caja Rural del Sur y de instituciones locales, como las hermandades de la Vera Cruz y la Soledad y la cooperativa de productores del campo.

La parte central ha sido tratada con mimo por Manuel Mazuecos y María Victoria Gómez. A la valía artística la supera la devocional. El tono gris que presentaba el conjunto presupone un pasado de esplendor y cultos, con profusión en el uso de cirios habituales en estas celebraciones. Tras la consolidación del conjunto se continuó con la limpieza de esa densa pátina de los años y la devoción. «Aparte del proceso de deterioro por los años, tenía muchos desgastes por limpiezas inadecuadas. Había partes que estaban en la madera». Las telas que protegían los ensambles incluso habían desaparecido por acción de la fricción. «Faltaban dedos a las tres imágenes, un trozo de ojo de cristal de Santa Ana que también ha habido que recomponer», explica Mazuecos. La acción de recuperación continuó con estucado de lagunas con cola orgánica y sulfato de cal para pasar a la reintegración de la capa pictórica, del oro y el estofado. Queda «reintegrar algunas zonas de estofado, las más llamativas, que puedan distraer la visión del conjunto. No se trata de falsificar, sino de evitar la distracción al fiel en la percepción de la obra».

Llama la atención el taladro central del conjunto «para insertar un vástago y sacarla en procesión» y en la parte trasera vestigios «de haber puesto un manto para tapar la parte no tallada», para completar la visión del conjunto en procesión o cultos exentos de su retablo. Han aparecido también yeserías y azulejos del XVI que estaban ocultos y que volverán a ser visibles tras la intervención, para los que se buscan fondos ahora para su recuperación.

Mientras, una lona fotográfica cubre la hornacina del retablo, reproduciendo el conjunto escultórico que, desde hace meses, no se encuentra en la parroquia. El restaurador, también alcalareño, interviene en él entre la profesionalidad y la satisfacción. «Es una responsabilidad trabajar para tu pueblo. Muchas Anas me preguntan por su Santa», refiere. El de Santa Ana es uno de los retablos de más consideración por los feligreses alcalareños pero, sobre todo, por el arte. Obra de Roque Balduque, se inserta en un altar neoclásico. El retablo fue un encargo Bartolomé Ximénez y representa a la virgen con el niño sobre su regazo mientras Santa Ana le acerca una fruta. «El aspecto era tremendo. No se apreciaba la categoría e importancia de la obra», explica el restaurador. Además «estamos faltos de fe, y las imágenes ayudan, son un medio para ello». Por el momento, esta continuará en Triana hasta enero, esperando ser reinaugurado en la próxima festividad de Santa Ana.