Paladares exigentes pueblan la caseta municipal de Lora del Río, a la espera de que los cuchillos empiecen a brillar con agilidad sobre magras patas de cerdo. Selectos y seleccionados, los jamones son elegidos y apresados en los jamoneros y comienza la cuenta atrás. Ciento veinte minutos distan de conocer al que se alzará con la victoria como mejor cortador de jamón en Lora del Río, en este concurso que acumula con esta cuatro ediciones y que ya reúne a lo más granado y premiado de la legión de cortadores del preciado manjar que se extiende por nuestro país.

De toda la geografía llegaban dispuestos a alzarse con el primer premio, que el año pasado ganó Francisco Rivero Teyssiere. Desde Pablo Montiel, de la sevillana Gines y veterano en el concurso, a Hilario Robles, de Llerena, que se estrena en este evento, ocho son los litigantes en el torneo. Pablo Martínez, de Jumilla (Murcia), y Joaquín Vázquez, de Corteconcepción (Huelva) repiten también participación. Agustín Borreguero (Arroyomolinos, Cáceres), Juan Bautista Gil (San Juan del Puerto, Huelva), Abraham Cambre, de Alcantarilla (Murcia) y Anibal Falcón (Salamanca) completan el elenco que, subido al estrado que preside la caseta, se afanan en propinar precisos cortes a una de las partes más suculentas de la anatomía del cerdo. El benjamín de los participantes es Hilario Robles, de 18 años, aunque ya con un tercer premio en un concurso similar en Fuente de Cantos. A pesar de los nervios con los que acude a este concurso asegura que para ganar «hay que tener técnica, orden y limpieza, así como las ideas muy claras y los platos pensados previamente».

Como interpretando una sinfonía, los cuchillos van describiendo notas en las cuerdas de la roja carne porcina. Una sabrosa melodía que los cientos de personas congregadas saborean con todos sus sentidos. Compaginan los concursantes el afanado trabajo de lonchear toda la pieza y dejar el hueso sin carne con el pesado de tres platos de cien gramos (que clavan con sorprendente precisión), y la elaboración de un plato artístico y una tapa creativa, que ha de combinar el jamón con un producto estrella de la localidad, la naranja.

El público aplaude a los competidores, se acerca a verlos ensimismados en su trabajo, mientras alternan con algún paseo a la barra, cuyos beneficios son para la asociación Rapecapí. Más de 200 moteros participantes en la ruta Cortadores de Jamón, realizada por primera vez este año, se suman también a la fiesta, donde poco a poco empiezan a venderse platos y platos de finas lonchas que, al módico precio de 2,5 euros, reportan beneficios para la asociación y acomodo en los estómagos visitantes. A las 12.00 horas de la mañana, coincidiendo con la concentración realizada en la puerta del ayuntamiento, el concurso se detiene para guardar un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los recientes atentados en París.

A medio día, con la caseta a rebosar, subastadas las tapas preparadas por los cortadores y los platos de jamón desapareciendo a gran velocidad, el jurado proclama a la terna vencedora del concurso: primer premio para Joaquín Vázquez (500 euros y su peso en naranjas, entre otros obsequios); el segundo premio, de 200 euros y también su peso en naranjas para Aníbal Falcón, quedando el tercero para Pablo Montiel. Y para el murciano Pablo Martínez el premio de mejor plato artístico y creatividad. Un podio de intérpretes para una apetecible composición llena de un sabor que a todo el mundo gusta.