«Solo quiero enterrar a mi mujer y lograr un alquiler para comenzar»

Juan Marcos Gureño Jeanneret, el autor del atraco en el que una bala perdida mató a una mujer en San Juan, pide ayuda para que su hijo «tenga un techo»

04 may 2017 / 18:05 h - Actualizado: 04 may 2017 / 18:39 h.
"Desahucios"
  • Juan Marcos Gureño Jeanneret, el Francés, muestra las fotos de su esposa en la casa que tendrá que dejar en unos días. / Fotos: Jesús Barrera
    Juan Marcos Gureño Jeanneret, el Francés, muestra las fotos de su esposa en la casa que tendrá que dejar en unos días. / Fotos: Jesús Barrera
  • Carmen falleció el 31 de marzo, y aún no ha recibido sepultura.
    Carmen falleció el 31 de marzo, y aún no ha recibido sepultura.

Tiene 60 años y media vida la ha pasado en prisión. Juan Marcos Gureño Jeanneret, conocido como el Francés, tiene ahora la libertad condicional tras haber cumplido prácticamente toda la condena impuesta por el atraco a un banco de San Juan de Aznalfarache en el que falleció una mujer por una bala perdida tras el disparo de un policía en 2012. Al salir se ha encontrado a su familia destrozada, su mujer murió el pasado 31 de marzo y a día de hoy su cadáver sigue en las cámaras frigoríficas del hospital Virgen del Rocío esperando una sepultura que él no puede pagar. El lunes debe cumplir una orden de desahucio porque su esposa no pagó el alquiler de la casa de Camas en la que Marcos vive ahora con su hijo de 10 años.

A Carmen le faltaban días para cumplir los 49 años cuando falleció el pasado 31 de marzo en el Virgen del Rocío de un infarto y tras no poder superar una operación. «Cuando ingresé en prisión tras el atraco, se quedó sola y comenzó a beber. Se alcoholizó. No tuvo ninguna ayuda, solo trabajó dos meses y medio en un trabajo que le dio el Ayuntamiento», explica Marcos con un cigarro entre sus manos, su «único vicio». Eulogio, el vecino que comparte la vivienda con ellos en el número 60 de la calle Dolores Chaves, se convirtió en el sustento para ella y el pequeño. «Algunos meses Asuntos Sociales le ingresaba un cheque de 120 euros y el niño comía en el comedor del colegio», señala. Él desde prisión le mandaba «180 o 190 euros de los 235 que ganaba» con su trabajo allí para que ella pagara los 160 euros de alquiler. Pero «no lo hizo. Y tampoco nunca habló con la dueña, que seguro que hubiera intentado ayudarla, pero al no saber nada de ella, lógicamente, y es su derecho, denunció».

Cuando Marcos salió de la cárcel el 23 de enero de este año con la libertad condicional este es el panorama con el que se encontró: una mujer enferma, «estaba muy mal», y una orden de desahucio que se ejecutará el próximo lunes. «Fui a hablar con el médico y me dijo que ella necesitaba hospitalización». Así que ese mismo día, el 24 de febrero, la ingresaron. El 31 de marzo fallecía y, desde entonces, su cuerpo permanece allí porque «ella no tenía seguro y yo tampoco y no puedo pagar su entierro», afirma. Por eso se puso en contacto con el Ayuntamiento de Camas, que ha asumido el coste de la sepultura. «Hace ya 40 días, pero dicen que el trámite puede durar meses», señala. De hecho, el alcalde de Camas, Rafael Recio, así lo señala y asegura que se han hecho cargo, pero que el proceso es lento «y puede durar hasta dos meses». «Yo lo que quiero es darle cuanto antes una sepultura a mi mujer. Mi hijo sabe que ha fallecido, pero no sabe que su madre está todavía en esta situación», explica, tras pedirle al pequeño que salga de la sala en la que recibe a este periódico, para que no lo escuche.

Es este niño –tiene otros tres hijos mayores de un matrimonio anterior– el que le ha hecho recapacitar. Un menor «ejemplar, que va muy bien en el colegio y lo quieren mucho». «No quiero volver a la vida de antes. Estoy arrepentido y ahora quiero vivir junto a mi hijo y también tener una vida», asevera. Lo dice porque su último atraco, el de San Juan, lo cometió cuando tenía 56 años, después de una carrera delictiva que comenzó en los años 70. «No estoy orgulloso, pero no he hecho daño nunca a nadie, siempre he robado en bancos. Aquella mujer murió, pero nosotros no fuimos los que disparamos. Nunca he llevado una navaja, y en la cárcel jamás me he metido en problemas», destaca.

Es este amplio historial, que le ha llevado a estar 30 años encarcelado, el que ahora le impide lograr algo tan normal como un alquiler. «Lo he intentado, pero cuando se enteran de quién soy no quieren alquilármelo». En el Ayuntamiento están «mediando», pero el alcalde asegura «que es difícil por su pasado, y nosotros no disponemos de viviendas». «Yo solo quiero que me ayuden a buscar el alquiler, no necesito que me lo paguen, porque puedo hacer frente a una cuota de hasta 250 o 300 euros porque tengo una prestación. Lo que no quiero es que mi hijo se quede sin un techo», añade Marcos.

«Me siento culpable, pero yo no disparé»

Cuando Marcos cometió el atraco en San Juan de Aznalfarache, junto con otro compañero, hacía un año que había saldado todas sus condenas por otros robos. Su mujer no tenía trabajo y cerca de su casa traspasaban una tienda por la que pedían 9.000 euros. «Fui tonto y pensé que así conseguiría el dinero para montar el negocio», explica. Él asegura que se siente «culpable de la muerte de aquella mujer. Lo he pasado muy mal», pero también destaca que el disparo «lo hizo un policía. Nos tenían atrapados, no era necesario. Mi arma estaba inutilizada, no podía disparar». No obstante, él mismo se dice «que si no hubiera atracado ese banco, esa mujer ahora estaría viva».