Terror en el Monasterio donde habita el demonio

«No sé cómo os podéis meter en aquel sitio. Aquel suelo está maldito, de verdad, no regreséis», dice un enfermero de Carmona a los investigadores

29 nov 2015 / 11:43 h - Actualizado: 29 nov 2015 / 11:50 h.
"La aventura del misterio"
  • Los vecinos de Carmona aseguran que en este monasterio de los frailes habita el mismo diablo. / Foto: El Correo
    Los vecinos de Carmona aseguran que en este monasterio de los frailes habita el mismo diablo. / Foto: El Correo

Caía la noche y una inquietante bruma se comenzó a apoderar del viejo páramo, de entre la bruma sobresalía la sombría silueta de un edificio maldito...
El Monasterio de los Frailes


Y permítanme que en este nuevo relato de una investigación me ponga yo como una tercera persona y que sea parte de la narración. En su interior los investigadores habían pasado buena parte del día realizando todo tipo de pruebas, mediciones, experiencias y sin embargo, lo más fuerte, ocurriría justo al caer el sol, con esa aliada eterna que parece ser la noche.

Jordi Fernández se encontraba junto a Luis Mariano Fernández explicándole todas las argumentaciones de la leyenda que sea sobre el lugar y las prácticas satánicas que en su interior se producen. Tras ellos, acompañándolos, estaban María José F. y Carmen R. En la planta alta del edificio, tras trepar por una inexistente escalera ya, el investigador sevillano José Manuel García Bautista quien decide adentrase en aquella segunda planta para tratar de captar esferas luminosas que habían sido vistas por testigos en días anteriores. Una planta donde también se han «dibujado» penosas sombras humanas que parecen vagar por ella o formas amorfas y semihumanas que se pierden allá donde, en su día, estuvo ubicado el altar. Un agujero en el suelo avisa al investigador del peligro de aquel terreno que pisa y lo quebradizo del mismo.

Los testigos nos relataban lo siguiente: «En Carmona todo el mundo sabe lo que aquí sucede, pocos son los que hablan pero son muchos los que se acercan y tras vivir todo tipo de experiencias pues prefieren no venir jamás. No sabemos si la leyenda tiene aún vigencia o no en este lugar pero lo cierto es que aquí no es raro encontrarse a grupos de personas que vienen a hacer ritos satánicos e invocar al diablo». Y prosigue, «aquí ha sucedido de todo, un equipo de televisión salió corriendo un día por que comenzaron a pasarle cosas, luego se ven habitualmente bolas de luz y se han visto como formas en el ala secundaria, además este lugar está cargado de negatividad, de maldad, aquí hay, lo habita algo maligno, aquí vive el mismo mal y si se manifiesta lo podemos pasar muy mal. Hace años, siglos, se rodeó todo esto de sal para aprisionar o ahuyentar al mal que aquí habita, creo que aún sigue aquí, ni los mismos curas quisieron saber nada de este sitio». Carmen R. hacía un comentario que, a la postre, debería de ser casi profético: «Hoy no deberíamos haber venido, lo que aquí hay hoy no nos quiere, molestamos. Deberíamos irnos o algo malo puede ocurrir».

Mientras comprobábamos una a una todas las estancias del lugar Luis Mariano Fernández y el resto del grupo tuvo una especial y desagradable sensación al entrar en la última habitación del último ala del edificio, el malagueño lo narraba así: «Era como si algo creara malestar al entrar allí, tenía uno la sensación de estar vigilado, de no estar solo, como se dice ahora, daba mal rollo estar allí dentro». Y así el grupo descendió al desvencijado sótano, a la cripta del edificio, una cripta donde conducidos por Jordi Fernández éramos descubridores de un hecho casi macabro. En el suelo restos de animales muertos momificados casi: ovejas, un cordero y gallinas, a su alrededor algunas botellas de ron de caña y un recipiente que recordaba las prácticas de rituales afrocaribeños a decir de Luis Mariano Fernández y verificado tras consultar a diferentes expertos en estas cuestiones. Animales, cuyo indicio a priori, usados para fines rituales en el interior de un edificio otrora consagrado y hoy rendido al diablo. Tras salir de la cripta comienzan a manifestarse una serie de hechos inquietantes, Jordi Fernández junto a María José y Carmen R. pueden observar en la habitación del final del ala un resplandor, algo que les llama la atención, cuando todo el equipo se encuentra allí el fenómeno ya ha pasado. De regreso a la nave principal del edificio comienza una rueda de entrevistas para el programa dirigido en Málaga por Luis Mariano Fernández Mis Enigmas Favoritos.

Luis va entrevistando uno a uno a cada uno de los presentes, registrando todos estos testimonios en su minidisco. Frente a él, José Manuel García Bautista, filma todas las entrevistas así como las diferentes imágenes del edificio. Llegados al ecuador de las mismas se comienzan a escuchar unos extraños sonidos provenientes del final de la galería, un extraño arrastrar de pies que se mueve lentamente de un lado a otro y cuyo inequívoco sonido no pasa desapercibido a los presentes. El sonido es en extremo insistente, la temperatura en aquel lugar y en el altar es recogida por lo aparatos de medición: ¡¡¡-15ºC!!!, es imposible a menos que lo paranormal se esté manifestando, y José Manuel García Bautista decide dejar las labores de grabación encomendándolas a Ana M. –otra participante en esta noche de investigación– para ir a investigar la procedencia de aquel sonido que parecía haber bajado de la planta superior y estar moviéndose en las proximidades del grupo, algo cuyo apariencia era invisibles para todos. Al llegar al lugar sólo una bajada extrema de temperatura se advierte, hecho que no inquieta al sevillano, sin embargo, al girar su cabeza algo lo deja petrificado, el misterio mismo ante sí, lo insólito se manifiesta y frente a él, a unos escasos veinte metros puede ver como un sombrío personaje, una silueta luminosa comienza un deambular por la segunda ala en dirección al final de la galería. José Manuel García da la voz de alarma y comienza una carrera tan frenética como pavorosa tras aquella silueta luminosa, tras él sólo pueden seguirlo, a duras penas, los investigadores Luis Mariano Fernández y Jordi Fernández. Lo accidentado y peligroso del terreno hace que vayan con más precaución sin embargo el sevillano parece dotado de una velocidad insólita. Al llegar algo sucede, algo repele al investigador al entrar en la habitación y sale despedido varios metros atrás. En segundos se recupera y trata de ganar la entrada de la estancia quedando casi arrodillado.

Sea como fuere allí estaba sucediendo algo realmente extraño, Carmen R. inquiere al grupo que es hora de marcharse. Algo ha notado, algo ha presentido, alguna sensación incuestionable ha vivido que vuelve a alertar a los integrantes de aquella investigación: «o nos vamos ya o algo malo va a suceder». Tras lo acontecido todos se disponen a recoger los equipos pero algo, tal vez ese maligno, no quería que su advertencia cayera en el olvido y sirviera para ocasiones venideras. Luis Mariano Fernández sufre un serio percance: al marcharse algo atraviesa su grueso calzado hincándose en la carne de su pie, seguidamente algo caliente siente y todos temen lo peor. Un cristal punzante, colocado casi maliciosamente, malignamente ubicado, ha atravesado la bota del malagueño. Como una profecía la noche no deja de deparar continuos incidentes y el ambulatorio municipal de Carmona registra el ingreso de Luis Mariano Fernández. Aquel cristal tan sólo ha rasgado la piel del malagueño, pese a todo necesita atención médica como lo demuestra el parte de urgencias redactado. Y curiosamente la historia del monasterio maldito no pasa desapercibido a ninguno de los presentes en labores sanitarias, uno de los ATS que atiende al paciente, al salir, nos indica: «vuestro amigo ha tenido mucha suerte, por un poco más no se ha destrozado el pie, hubiera sido fatal, casi milagroso. No sé cómo os podéis meter en aquel sitio, eso es un lugar maldito donde suceden muchas cosas extrañas. Aquel suelo está maldito, de verdad, no regreséis».

Pese a ello el malagueño aún quería volver para proseguir la noche de investigación, pero lo prudente aconsejaba tomarse un respiro, habían sido participes y testigos de lo imposible, de la esencia misma del misterio en una noche de investigación que perdurará durante mucho tiempo en su retina.


EPÍLOGO PARA UNA INVESTIGACIÓN SIN IGUAL

El Monasterio maldito no deja de sorprender al investigador que a él se aproxima a desentrañar sus misterios y sus enigmas. Al concluir nuestra investigación una nueva cripta es descubierta en el lugar por Jordi Fernández, una nueva cripta casi tapiada y cubierta por los cascotes desprendidos del edificio. Una nueva morada subterránea donde investigar y quién sabe si será la clave del misterio de este viejo y maldito edificio, pero ¿estamos preparados para desvelar su secreto? Atrás quedaron horas de investigación, testimonios y testigos, experiencias, visiones, apariciones, orbes u esfera luminosas, detectores que delatan la presencia de un algo presente que no podemos ver y que sin embargo nos acompaña, detectores térmicos que revelan fluctuaciones imposibles en un lugar donde lo imposible parece ser lo habitual. Es la historia de un lugar maldito, es la historia de una investigación en el denominado Monasterio o Convento de los Frailes para unos y Monasterio del diablo para otros porque aquí, dicen, es donde se encuentra la última morada del mismísimo diablo.

Dicen las modernas enciclopedias que una maldición es la idea entendida como el hecho de desear la desgracia a alguien. Muchas maldiciones han encontrado cabida en el uso general de la lengua o pasan incluso por ser un medio estilística irrenunciable. Lo que hoy en día se despacha como lapidario tenía un significado literalmente distinto siglos atrás. Las maldiciones se pronunciaban de forma consciente o inconsciente y tenían el efecto de tomarse muy en serio entre las personas afectadas por la misma. El uso de las maldiciones se conoció sobre todo en épocas pasadas y se entendía sólo al alcance de magos y hechiceros, de brujos y brujas, de rituales extraños y negros, tan oscuros como su oscuro propósito. La maldición era entendida como la repetición de una serie de conjuros y actos que era de por sí suficiente para activar la acción del diablo, del demonio, y cobraba mayor fuerza cuando se relacionaba con objetos de culto sagrados o la Sagrada Forma, dentro de iglesias y monasterios o conventos. Así sus consecuencias eran las transformaciones en la persona o su mal, desde sufrir un cruel destino hasta la muerte. Quebrantar la maldición tenía efectos insospechados e indeseados.

En virtud de lo anterior, juzgue amigo lector si en el Monasterio del diablo de Carmona no se dan las circunstancias idóneas, sea una parte de ello leyenda, como para poder afirmar que está maldito. Si lo visita alguna vez tenga cuidado: el demonio acecha en su interior a las almas descreídas.