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Rafael Algarín, junto a su hijo, sobre estas líneas y, abajo, el gran tomate de Antonio Crespo. / A.R. -
Los Palacios y Villafranca, en cuyos campos se viene cultivando el tomate desde el siglo XVII, ha descubierto como pueblo, en la última década, que no tiene mejor logotipo para promocionarse que el bombón colorao.
Por eso su Ayuntamiento, que perseguía la Denominación de Origen, no solo ha luchado junto a las cooperativas locales para conseguir una Marca Nacional Colectiva por la que estampa en cada tomate producido en estos manchones una sonrisa, sino que ha instituido un Día del Tomate en su calendario festivo, en el que entrega un Tomate de Plata a cuantas personalidades ayudan a promocionar este producto; ha revestido sus ferias gastronómicas, del ganado o de farolillos con el apellido del tomate; impulsó el récord Guiness de la mayor fritada de tomates del mundo –conseguido en 2013 con 2.662 kilos–; y mantiene un fructífero diálogo con la Asociación de Productores del Tomate para seguir ideando medidas de impacto que reconozcan la labor de unos manchoneros que este año batirán otro récord: el de producción. Por primera vez en la historia palaciega, se superarán los 10 millones de kilos de tomates a final de este año. A ello han contribuido las principales cooperativas, como Frupal, Parque Norte y, sobre todo, Las Nieves, que por primera vez alcanzará la cifra de siete millones de kilos.
Parque Norte incorporó la pasada primavera un calibrador de tomates que los selecciona y clasifica de forma que se presentan al consumidor perfectamente diferenciados. Su presidente, Antonio Martín, indicó entonces que «esto supone una gran innovación y un avance en calidad porque el consumidor sabe que está comprando la mejor calidad y las cooperativas estamos concienciando al agricultor de que hemos de conseguir la máxima calidad para ser competitivos, pues la inversión en innovación tecnológica es la solución».
El alcalde, Juan Manuel Valle (IU), asegura que «podemos presumir del momento dulce que vive el tomate en nuestro pueblo». «Se está aumentando la superficie de cultivo porque hemos ganado mercado y trabajadores que dejaron el campo para irse a la construcción han vuelto a los invernaderos, porque se está dando salida tanto al tomate como a otros productos de la huerta de Los Palacios a muchos países de Europa».
De ello da fe asimismo el presidente de Las Nieves, Antonio Escalera, satisfecho de que estén funcionando nuevas variedades «como Valderrama, Panecra, Rubens o Robin», además de las tradicionales Genaro y Matías, «porque cada una tiene sus ventajas en la maduración y algunas ganan en sabor». Lo cierto es que el pueblo, que en buena medida vive del tomate a lo largo de sus varias campañas anuales, celebra cada gesta de su bombón colorao como algo propio. La última ha sido el hallazgo de tomates gigantes, de casi un kilo y medio de peso. «Es una barbaridad, pero es posible, sobre todo en variedades como la Valderrama», asegura Antonio Crespo, un agricultor que ha presumido de un ejemplar tamaño en las redes sociales. Otros manchoneros se han apuntado a la moda, como suerte de reto, con tomates que rozan o superan el kilo.
Tanta ha empezado a ser la afición, que la concejalía de Agricultura trabaja la posibilidad de incluir el tomate en el célebre concurso del estío palaciego que pone en competencia los mejores ejemplares del manchón palaciego. Cada verano, en torno a la festividad de la patrona, Nuestra Señora de Las Nieves, el 5 de agosto, la báscula subraya en un concurso no solo las tallas míticas de sandías y calabazas que superan los 80 kilos, o racimos de uva que sobrepasan los siete, sino la capacidad de estos agricultores de mimar sus productos hasta el gigantismo.
Nunca hasta ahora se había incluido en el catálogo bestial de los mejores ejemplares de la huerta palaciega precisamente al que más fama reporta al pueblo, el tomate. Pero visto lo visto, está claro que está ganando peso para el año que viene. El concejal de Agricultura, Jesús Condán, le ha lanzado la idea a la Asociación de Productores de Tomate. «Todo lo que sea difundir las características de nuestro tomate es positivo», opina.