Menú

Último adiós al héroe de Guillena

Cientos de personas acudieron al funeral de Diego Díaz, Guardia Civil fallecido en acto de servicio, que recibió a titulo póstumo la Medalla de la Orden del Mérito del instituto armado con distintivo rojo y la Medalla al Mérito de la Protección Civil

21 mar 2018 / 15:12 h - Actualizado: 21 mar 2018 / 17:19 h.
"Sucesos"
  • Funeral del Guardia Civil Diego Díaz./ Raúl Caro
    Funeral del Guardia Civil Diego Díaz./ Raúl Caro

«La muerte no es el final», la canción compuesta por el sacerdote español Cesáreo Gabaráin Azurmendi despedía este miércoles al cabo primero de la Guardia Civil Diego Díaz tras el funeral en su memoria en Guillena, municipio donde sirvió durante 16 años, y donde se dejó la vida el pasado sábado al intentar rescatar a tres personas atrapadas con su coche junto a un arroyo.

Esta composición musical es, desde 1981, un himno para honrar a los caídos de las Fuerzas Armadas Españolas, y ayer sonaba a la salida de la iglesia de La Granada de Guillena a manos de los músicos de la banda de la Guardia Civil de Valdemoro, acompañada de las voces de los incontables uniformes verdes que despidieron a su compañero. Sonó también el himno del cuerpo, igual que el himno nacional lo recibía a las 12:30, cuando llegaba el féretro al templo.

En la iglesia, literalmente, no cabía un alma más. Una hora antes, ya los vecinos tenían la iglesia llena, aunque se habría llenado otra más con la gente que estaba en la calle esperando al féretro. En silencio, el cuerpo fue llevado al interior del templo, donde se celebró una ceremonia de una hora de duración, sin presencia de medios de comunicación, por expreso deseo de la familia.

Sí accedieron los familiares a que fuese público el acto de condecoración que tuvo lugar en la capilla ardiende. Diego Díaz recibió, a título póstumo, la Medalla de la Orden del Mérito del instituto armado con distintivo rojo y la Medalla al Mérito de la Protección Civil a título póstumo, impuestas por el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, y el director general de la Guardia Civil, José Manuel Holgado. La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, además de otras autoridades, como el subdelegado del Gobierno en Sevilla, Ricardo Gil-Toresano, también estaban presentes en la pequeña sala usada como velatorio, por la que han pasado incontables vecinos de la localidad en las escasas seis horas que entre el martes y el miércoles estuvo abierta. El alcalde de la localidad, Lorenzo Medina, era el anfitrión del acto, vestido de negro en nombre de los tres días de luto oficial que vive el pueblo hasta este viernes.

«Por cumplir el deber ha llegado a perder la vida»

Un sencillo acto, pero necesario, como destacaba a la salida el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido que destacaba la abnegación de un agente «por cumplir el deber, por atender a su servicio, que ha llegado a perder la vida», además de agradecer a los medios de comunicación que se haya transmitido a toda España «los sentimientos y agradecimiento de un pueblo como Guillena».

Para Zoido, la forma en que murió el agente «demuestra cómo es la Guardia Civil, que es responsabilidad, honor, servicio, es servir hasta cuando tiene que poner el riesgo su propia vida», y «es la mejor demostración de cómo la Guardia Civil sirve los intereses de toda la sociedad, cómo defienden los derechos y la propia vida de las personas».

Unas palabras con las que coincidía la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, que entiende que el agente fallecido es «un ejemplo a seguir», al recordar que fue «una persona al servicio de la seguridad y protección de los demás ciudadanos, y ha dado su vida por ellos», por lo que mostró «en nombre de todos los andaluces, y así lo he manifestado a su familia, a su madre, Antonia, a sus hermanas y a todos, el sentir y el cariño del pueblo de Guillena, que se ha volcado en estos días».

Susana Díaz admitía que «se dice que los reconocimientos son siempre mejor en vida, pero los vecinos se lo han demostrado día y a día, y en el día de hoy no iba a ser menos», recordando la gran vinculación que el pueblo tiene con sus guardias civiles, y con este agente en concreto. Tras el funeral, los vecinos de Guillena se despidieron con cariño de la familia, sin identificarse, sólo mostrándoles su afecto a personas que no conocen, y poco antes de las dos de la tarde enfilaba el coche fúnebre la carretera camino de Antequera, para ser enterrado el agente en su localidad natal.


Un ofrenda en forma de ramo de flores, una bandera de España y unas botas de la Guardia Civil recuerdan al agente Diego Díaz en el puente sobre el arroyo Galapagar de Guillena, el mismo en el que murió cuando intentaba el pasado sábado rescatar a varias personas. La ofrenda se colocó tras el funeral en su recuerdo en la iglesia de Nuestra Señora de la Granada, pero en el pueblo nadie sabe quién lo ha hecho.


El ramo de flores tiene 24 claves, entre amarillos y rojos, y tiene además un crespón negro, junto a una bandera de España y unas botas de campo de la Guardia Civil, que se desconoce si pertenecían al agente fallecido. La han realizado en un punto donde los vecinos se han concentrado desde el pasado domingo para seguir las labores de búsqueda del agente cerca del puesto de mando avanzado.