Un lustro aportando luz a quienes están sumidos en la oscuridad

El centro para personas con sordoceguera Santa Ángela de la Cruz, único en el país, se mantiene vivo gracias a las plazas concertadas de la Junta de Andalucía

23 nov 2015 / 22:56 h - Actualizado: 23 nov 2015 / 22:56 h.
"Susana Díaz"
  • La presidenta de la Junta, Susana Díaz, mantuvo una jornada de convivencia con los residentes del centro. / El Correo
    La presidenta de la Junta, Susana Díaz, mantuvo una jornada de convivencia con los residentes del centro. / El Correo
  • Los usuarios del centro realizan, entre otros, talleres de cocina. / H. P.
    Los usuarios del centro realizan, entre otros, talleres de cocina. / H. P.

Han pasado cinco años desde que, «con mucho esfuerzo», se pusiera en marcha el centro para personas con sordoceguera Santa Ángela de la Cruz en Salteras, y un lustro después continúa aportando luz a quienes están sumidos en la oscuridad debido a diferentes grados de deficiencias visuales y auditivas. La supervivencia de este centro depende, en gran parte, del concierto de plazas que la Junta de Andalucía –a través de la Consejería de Igualdad– mantiene año tras año, un «compromiso» que la propia presidenta andaluza, Susana Díaz, corroboró ayer en su visita a unas instalaciones en las que conviven diariamente más de una treintena de usuarios. En concreto, 28 de ellos son andaluces, pero al tratarse del único centro de estas características en toda la geografía española, tres personas de Madrid y dos de Castilla-La Mancha también tienen aquí su espacio.

Porque el tratamiento que reciben gracias al medio centenar de personas que componen el equipo, capitaneado por el alma mater del proyecto y de la Asociación Española de Familias de Personas con Sordoceguera (Apascide), Dolores Romero, es una «referencia» incluso fuera de nuestras fronteras. Marta, una de las monitoras contratadas –que antes ejerció de voluntaria, como muchos otros–, admite que su labor es «muy vocacional» y por eso, a pesar de las dificultades económicas que padece el centro –«terminamos los años sin déficit de milagro», reconoce Romero–, para ella resulta «una motivación extra» observar la evolución de «sus niños», quienes en su día a día participan en talleres de cerámica, mimbre, lectoescritura e incluso cocina, además de ir al gimnasio, a la piscina o al huerto ecológico. Actividades que les permiten superarse diariamente en sus reducidas capacidades, llegando incluso al nivel de Gene, la primera persona en España –aunque de nacionalidad etíope– en superar una carrera universitaria siendo sordociega: «Tras ser voluntaria un tiempo ahora es una trabajadora más, e incluso le permite lograr una mayor empatía con el resto de sus compañeros», dice Romero sobre una chica que es «un ejemplo de fuerza», en palabras de Susana Díaz, además de «completamente autónoma», ya que es capaz de acudir sola al centro en autobús desde Plaza de Armas.

Pero para que estas personas puedan continuar progresando y recibiendo una atención digna se antoja necesaria una colaboración que vaya más allá del esfuerzo titánico que las familias llevan realizando cinco años para, junto con la Junta y las donaciones que reciben, mantenerse a flote. No en vano, en 2012 el centro sufrió impagos que le llevaron a estar a punto de cerrar sus puertas. Ahora, el personal reconoce que «es difícil aguantar cada año porque se cobra a destiempo, pero inevitablemente anteponemos sus necesidades –las de los usuarios– a las nuestras».