Un museo contra el olvido

La asociación cultural ‘Cruz de la Cava’ de Arahal lucha por abrir un espacio en el que recordar las tareas agrícolas. En la idea se lleva trabajando siete años

María Montiel marmondua /
03 mar 2017 / 06:47 h - Actualizado: 02 mar 2017 / 20:47 h.
  • Eduardo Cortés muestra un antiguo apero que se usaba en el campo. / M.M.
    Eduardo Cortés muestra un antiguo apero que se usaba en el campo. / M.M.
  • Un museo contra el olvido
  • Cuernos que servían para aderezar el gazpacho y diferentes tipos de antiguos aperos. /M.M.
    Cuernos que servían para aderezar el gazpacho y diferentes tipos de antiguos aperos. /M.M.

Mucho ha cambiado el campo andaluz con el paso del tiempo. Las tareas se han industrializado y, en ocasiones, se recuerda con añoranza aquellos maravillosos años cuando en familia se realizaban la mayoría de las tareas. Fruto de un interés personal, la asociación cultural Cruz de la Cava, con Eduardo Cortés a la cabeza, se ha empecinado en recuperar estas tradiciones haciendo un museo donde aglutinar todas las tareas agrícolas.

Un proyecto que tiene en mente Cortés desde hace unos siete años, sin embargo, ha sido hace algunos meses cuando seriamente se planteó realizar este espacio museístico que tendría lugar físico en el centro cívico de Arahal, donde se imparten los talleres de la asociación. Para ello, «reubicaríamos los talleres, utilizando dos salas para la exposición», explica Cortés mientras va mostrando alguno de los objetos que ya tiene guardados y los cuadros pintados por algunos alumnos.

Un museo etnográfico con enseres y aperos que se utilizaban hace unos 100 o 50 años para realizar tareas que hoy pueden resultar, a ojos inexpertos, muy fáciles de desempeñar. Sin embargo, según el director de la asociación, «será un homenaje a nuestros vecinos con el objetivo de que la gente joven se dé cuenta de que era muy complicado ganarse la vida hace años».

Todo un espacio contra el paso del tiempo y el olvido, que de manera visual narraría cómo se segaba, araba la tierra en la labranza, verdeaba o trillaba en el campo, «ya que hoy día se hace con tractores y parece muy cómodo pero entonces eran tareas muy complejas», cuenta este vecino que ha vivido de primera mano esa labor.

Por ello, hace un llamamiento para que los arahalenses «donen las herramientas con el fin de tener una amplia variedad», comenta Eduardo quien deja claro que «todo se haría de manera legal e incluso se pondría el nombre de quien lo ha cedido para que el día de mañana si hay algún problema, lo cedido volviera a la familia que lo ha donado».

De hecho, manifiesta que ya hay personas que han puesto enseres a disposición de la asociación puesto que «algunas tienen estos objetos guardados e incluso olvidados».

Dividido en diferentes escenas, habría lugar para el grano, el algodón, la siembra y, como no, la aceitunas, estos últimos aperos que tiene ya totalmente localizados de su colección personal. Toda una serie de utensilios que aún pueden verse en los pueblos, aunque ya no se usan.

En la cabeza de Cortés y sobre el proyecto, la definición del museo está perfectamente detallada. De hecho explica que incluso se «pondrían bestias a tamaño natural simulando el arado». Cuadros con lugares emblemáticos de la localidad: hoz, capachas e incluso cómo hacer un gazpacho en el campo «cuando uno aportaba un tomate, otro una cebolla y, en este caso, yo tengo unos cuernos que servían para aderezarlo con el aceite, el vinagre y la sal».

Dentro de este museo también quieren realizar algunas pinturas al fresco, para lo que tirarían de los talleres, dibujando algunas escenas de la vida rural. Para ello, según Cortés, se pondrían a disposición 120 metros de espacio «sin embargo tendríamos que aprender o vendrían personas que ya supieran pintar».

Esta asociación fue fundada hace 30 años bajo la iniciativa de Eduardo Cortés con el objetivo de potenciar el arte y la cultura en diferentes formas de expresión.

Durante estas décadas, se han realizado distintos talleres de modelado en barro, talla en piedra o madera, serigrafía, pintura, cerámica, bordado en oro o tisú, pintura en tela, trabajos en la vareta, fotografía, mosaicos, bailes latinos y de salón, estarcido, punto de cruz, flecos y labores de todo tipo. Dichos talleres se imparten en el centro cívico Al-Rahal y son clausurados con exposiciones en la casa de la cultura haciéndose entrega de diplomas a los participantes.

Ahora se plantean un paso más con este museo homenaje a toda una vida en el campo, a los antepasados que trabajaron la tierra a mano con mucha dificultad.