Un trocito de paraíso hecho Parque Natural

Hace 27 años que la Sierra Norte recibió su distinción como parque, un enclave que destaca por su flora, su fauna y, sobre todo, su riqueza geológica

27 oct 2016 / 09:09 h - Actualizado: 28 oct 2016 / 07:03 h.
"Medio ambiente","Pulmones urbanos"
  • Suelta de un buitre negro en el parque natural Sierra Norte. / Íñigo Fajardo
    Suelta de un buitre negro en el parque natural Sierra Norte. / Íñigo Fajardo
  • Las cascadas del Huéznar está declarado monumento natural.
    Las cascadas del Huéznar está declarado monumento natural.
  • Estampa de la vasta extensión verde que conforma el parque natural Sierra Norte. / Javier Salcedo
    Estampa de la vasta extensión verde que conforma el parque natural Sierra Norte. / Javier Salcedo

Si hemos de atender a las sagradas escrituras, en nada nos podríamos equivocar afirmando que El Creador se reservó un trozo de paraíso y lo escondió en una parte de Sierra Morena. Concretamente en la Sierra Norte sevillana. Encajado entre los límites provinciales de Huelva y Córdoba y sirviendo de frontera a Andalucía. Lo abasteció de agua, y para ello se sirvió del Huéznar, el Viar y el Retortillo. Erigió en él una flora característica, ampliamente variada. Para deleite del paladar y satisfacción de Baco lo inundó de viñas, y como tesoro inventó el oro líquido que habría de salir del olivo. Después introdujo la fauna. Por tierra cerdos campando a sus anchas, jabalíes imponiendo su ley, y ciervos dando espectáculo cada septiembre. Por agua, la nutria para gozo del curioso. Y custodiando desde el aire, una legión de águilas diversas y colonias de buitres.

A continuación apareció el hombre, y con él un doble mensaje: disfrútalo, y sobre todo, cuídalo. Cabe pensar a qué parte dio mas prioridad.

A veces es difícil ver las riquezas que poseemos, más aún cuando las tenemos a un palmo de nuestras narices día a día. Suerte que un 28 de julio de 1989 se empezó a ser consciente de ello. Aquel día se produjo la Declaración del Parque Natural Sierra Norte de Sevilla.

Entorno natural sin parangón en la provincia, en el Parque de la Sierra Norte se puede disfrutar de auténticos bosques galerías surgidos por acción de la rica hidrografía de la zona y que hacen que surjan especies de carácter endémico. Junto a ello, galerías de alisos, zarzas y flora más propia del norte peninsular, sin olvidar los ya mencionados bosques adehesados de encinas y alcornoques.

Si en flora la zona puede tener algo punto en común con otros lares, en lo que respecta a la fauna el Parque Natural Sierra Norte acoge variedades únicas en su especie como por ejemplo el Hexabathynella sevillaensis, un pequeño crustáceo que sólo habita en una pequeña cueva de Cazalla de la Sierra. Según Javier Salcedo, Técnico del Departamento de Geodiversidad y Biodiversidad de la Consejería de Medio Ambiente, se trata de una especie con un hábitat muy localizado y del que aún se desconocen muchos aspectos. Comparte protagonismo este ser con otro de una importancia inusitada en la zona como lo es la trucha. Una especie autóctona de la sierra que hace una modalidad deportiva como su pesca solo tenga lugar aquí.

En el medio acuático destaca igualmente otro animal que resulta curioso a los ojos de los visitantes como es la nutria. Tal vez porque a pesar de ser una especie diurna es complicado de verla. Según Salcedo, es un carnívoro común en los ríos de sierra que en los últimos años también ha vivido una recuperación, presentándose actualmente como «una población muy sana con un buen número de ejemplares».

Pero sobre todo, si en algo destaca el Parque Natural Sierra Norte, es su riqueza geológica. Se trata de la mayor diversidad paisajística de Andalucía. Rocas que van desde los bolos y berrocales graníticos del batolito de El Pedroso hasta el monumento natural del lapiaz de El Cerro del Hierro. Una riqueza que le ha valido entrar a formar parte de la Red Europea de Geoparques, gracias en parte a la localización de 39 geositios, incluidos dos monumentos naturales, como son las cascadas del Huéznar o la mina de El Cerro del Hierro. Pero no solo esa riqueza natural ha sido determinante en ese nombramiento, sino que, tal y como explica Alberto Gil, geólogo del Parque Natural Sierra Norte, el enfoque de esa riqueza al denominado geoturismo y al desarrollo sostenible han sido igualmente importantes. De hecho, el monumento del Cerro del Hierro es uno de los que más visitas recibe en la provincia de Sevilla y en toda Andalucía.

Para Gil, ha sido muy importante el cambio de percepción. Y es que el Parque Natural siempre ha tenido unos recursos que no se han valorado hasta ahora. Según comenta, esa es la tarea actual, la concienciación, ya que parte de la población es consciente del valor de lo que le rodea pero otra parte no lo es tanto. Y, para ello, el parque se marca dos tareas. La primera de ellas, explica el geólogo, es la difusión. Es decir, contar que hay en cada geositio que lo hace especial. Y por otra parte, la elaboración de rutas, abiertas al público y en los que se enseñen esos recursos.

Con respecto a la conservación, Gil asegura que no se trata de una zona de peligro por deterioro, sino que más bien, el principal problema al que se puede exponer la riqueza geológica del parque sea la masificación. El geólogo aboga por unas visitas más controladas y adecuadas con el entorno.

En medio de toda esta geodiversidad, hay enclavados una decena de pueblos. Localidades típicas de sierra que se abastecen en gran parte de todo lo que la naturaleza les ofrece. El Pedroso y Las Navas de la Concepción destacan por su elaboración de carnes de caza. De Constantina y Cazalla son reseñables sus caldos. Alanís o Guadalcanal, entretanto, basan parte de su economía en la recogida de la aceituna y su posterior elaboración de aceite. En el ala oeste, Almadén de la Plata y El Real de la Jara son conocidos por la elaboración de sus embutidos, mientras que en el este, La Puebla de los Infantes se decanta por la utilización de los recursos para la elaboración del dulce.

Pero si alguna localidad destaca por sacarle el máximo partido al entorno, esa es, sin duda, San Nicolás del Puerto. A pesar de que el baño se encuentra prohibido en el monumento natural de las cascadas del Huéznar, la posibilidad de acampar a sus alrededores supone un incentivo. Como también lo es el disfrute de la playa artificial, o también conocida como playa verde. Lograda con una presa en los años setenta, la proliferación de chiringuitos a sus orillas hacen de ella una auténtica playa de interior.

Tal y como afirma el director del propio parque, Antonio Sanz, estas localidades tienen, gracias al Parque Natural, la oportunidad de distinguir sus propios productos frente a otros territorios. Algo que redunda igualmente en su economía, gracias a que, últimamente, asegura Sanz, los fondos europeos se están orientando hacia poblaciones enclavadas en entornos naturales como pueden ser los de la Sierra Norte. Ello, unido a las posibilidades de desarrollo sostenible que ofrece el parque y a su propia estructura, permite «dirigir un flujo importante de turistas para disfrutar de la naturaleza que de otra forma no podría ser», añade Antonino, a la vez que resalta las posibilidades de un parque que aparte de deleite para los sentidos ofrece actividades tan peculiares como barranquismo, senderismo o la simple observación de fauna.