Un vino de altura con espíritu alcalareño

Una pareja alcalareña cultiva sus caldos en la falda de Sierra Nevada y los presenta en la librería Término de la ciudad

Alberto Guillén Aguillenito /
03 dic 2017 / 07:31 h - Actualizado: 02 dic 2017 / 20:41 h.
"Literatura","Vinos"
  • José María Caballo presenta sus dos nuevas creaciones en el interior de la librería Término de Alcalá de Guadaíra. / A.G.
    José María Caballo presenta sus dos nuevas creaciones en el interior de la librería Término de Alcalá de Guadaíra. / A.G.
  • Los responsables de la bodega y de la librería posan rodeados de botellas de vino y libros. / A.G.
    Los responsables de la bodega y de la librería posan rodeados de botellas de vino y libros. / A.G.

La unión de vinos y literatura no es precisamente invento ni maridaje moderno, ya dejó escrito Dante que «el vino siembra poesía en los corazones» y es algo que conocen bien en la librería Término, en Alcalá de Guadaíra, que ha sido escenario escogido para la presentación local de la nueva añada de Bodegas Caballo. Esta empresa alcalareña que cultiva y produce sus caldos en plena falda norte de Sierra Nevada, ofreció para su degustación dos de sus más recientes tintos, Pasio Roble 2014, varias veces laureado internacionalmente, y Guardián 2014, un tinto cien por cien Pinot Noir, de clara inspiración alcalareña, «que representa y toma nombre del Puente del Dragón de Alcalá; siendo un humilde homenaje a la identidad y a nuestras raíces».

De la mano de su creador y alma máter, José María Caballo, los asistentes pudieron paladear los dos caldos, mientras Caballo explicaba apasionadamente sus matices y la historia de su joven bodega. Que empezó con esa «pasión» del propio José María Caballo, quien junto «a mi esposa y compañera en proyecto, Myriam», comenzaron a formarse de manera autodidacta y a través de guías en una época en que «conseguir vinos de Campo de Borja, Cigales, Utiel-Requena, Binissalem,... En aquel entonces y más allá de las etiquetas habituales de las grandes superficies era todo un ejercicio de paciencia y habilidad». Tras mucho viajar y buscar nuevos sabores y conocimientos, se puede decir que la pasión por el vino los atrapó «de tal manera que nos indujo a plantearnos una cuestión irremediable: ¿y si elaboramos nuestro propio vino?»

Lo primero que hicieron fue buscar el enclave donde se plantaría la vid que daría el futuro vino, pero como explica Caballo, «Alcalá de Guadaíra, lamentablemente, no destaca precisamente por la calidad ni por la cantidad de sus viñedos, al menos, de momento. ¿Quién sabe? El albero es una calcarenita muy característica que tal vez pueda funcionar con algunas variedades blancas de clima cálido y ciclo largo, pero eso lo dejaremos para más adelante». Así que comenzaron a buscar por el Aljarafe, Sierra Norte, Jerez, Ronda..., hasta que llegaron al Altiplano de Sierra Nevada, la zona con los viñedos más altos de toda Europa continental, a 1.185 metros de altitud y rodeado por las Sierras de Baza, Huétor y Segura, Cazorla y las Villas. Tan encantados quedaron que «en vez de unos 3.000 metros cuadrados que era lo que íbamos buscando, acabamos comprando... ¡más de ocho hectáreas!, aunque, actualmente, sólo tenemos destinadas la mitad al cultivo de la vid».

En 2009 comenzaron a plantar con sus propias manos y dar forma a las poco más de 11.000 cepas que nutren a la bodega en la actualidad, pero no se hizo larga la espera para ver resultados. La primera cosecha, gracias a la colaboración de una bodega local «logramos embotellar unas cuantas botellas de vino blanco, y unas cuantas miles de lo que fue nuestro primer vino tinto: Pasio». La añada de 2013 además de generosa les permitió dar un salto cuantitativo y cualitativo, gracias en parte a una campaña de crowdfunding que bautizaron como Apadrina una Barrica, por la que «familiares y amigos nos ayudaron a adquirir 13 barricas de roble tanto americano como francés. En ellas envejecimos lo que a la postre fueron nuestros vinos Pasio Roble y Guardián». Ello les sirvió para medir su potencial, 15.000 botellas y trajo las cinco primeras medallas en salones internacionales. La siguiente cosecha, la que andan moviendo estos días, los mantiene muy ilusionados, «porque apenas han salido al mercado... ¡y ya tenemos otras cinco medallas internacionales!»

También están cerrando fechas para la presentación del que será su próximo vino, del que no adelantan detalles, pero las miras están puestas mucho más altas por lo que declara Caballo: «Nos hemos propuesto seguir creciendo y dar alegrías a nuestros seguidores: estamos haciendo nuevos vinos (entre ellos, uno de hielo)

y hemos adquirido otra pequeña parcela para plantar alguna que otra variedad exótica, ¿cuál será?»

Mención aparte merece el escenario de esta selecta cata, la librería Término, que recientemente celebró su primer aniversario. La que es en la actualidad la única librería de Alcalá de Guadaíra, se ha convertido en estos meses de vida en un importante dinamizador cultural. Además de la cata, cada semana ofrecen actos desde talleres, exposiciones, presentaciones de libros, recitales y hasta música en directo.

Sus responsables, los alcalareños Antonio García Calderón, arquitecto de profesión, y Mariano Cruz García, licenciado en filosofía y profesor de escritura creativa, apuestan por llevar el concepto de librería un punto más allá. Además de las novedades literarias y un generoso catálogo donde no faltan editoriales selectas, también ofrecen algunos vinos andaluces y cervezas artesanales. Los dos coinciden en que el vino marida de maravilla con la poesía y recomiendan a Karmelo Iribarren. Para las cervezas, nos dicen, «mejor un buen libro de relatos de Carver o Bukowski».