Seguramente Sus Majestades de Oriente son ajenas a las rachas de crisis como la que acabamos de pasar, pero en Los Palacios y Villafranca da este año la ligera sensación de que los Reyes Magos también se han recuperado. El derroche de la Cabalgata que está llenando esta tarde las calles palaciegas de ilusión y algarabía se antoja mayúsculo: casi medio millón de paquetes de gusanitos y golosinas están tirando desde sus carrozas los niños representantes de cada uno de los diez colegios cuyas asociaciones de madres y padres se implican en su organización, en carrozas verdaderamente mágicas gracias a la renovación llevada a cabo por el Ayuntamiento entre el año pasado y este. Pero es que, además, los Reyes y sus ayudantes están tirando 50.000 pelotas y 40.000 juguetes, con lo cual, en un pueblo que apenas supera los 38.000 habitantes, caben a casi una docena de juguetes para cada niño. De hecho, así se ven esta tarde miles de ellos: que no dan abasto con sus manitas ni con las bolsas que les han encomendado sus padres ni con la ayuda siquiera de primos, titos y abuelos a llevar a casa tanta generosidad.
“¡Aquí! ¡Aquí!”, se oye por todas partes, a ambos lados de las calles, por las esquinas, en los balcones y en los soportales. Y los sacos se vacían a un ritmo frenético. “Yo he cogido hasta pasteles”, contaba una señora que trataba de zafarse de la multitud, ahíta de regalos, con una camiseta en una mano, una pelota en la otra y un cargador de móviles entre los dientes. Hay chiquillos que se organizan entre varios, con muchos sacos, para cargar balones que luego nadie sabe qué destino tendrán, aunque muchos se terminarán desinflando hacia primavera en las cocheras de sus casas. “Están tirando de todo”, refería un padre con sus hijos, cargado de muñecas, peluches, diademas, estuches de lápices y los más inimaginables artilugios hasta del hogar.
La Estrella de la Ilusión es este año la niña Nieves Cadenas Sánchez, del colegio Picasso, cuya carroza, por cierto, caracterizada con unos loros y una palmera, ha quedado genial, mientras que José Manuel Galán Márquez da vida al Cartero Real. Como ya es tradicional entre los palaciegos, a Melchor lo encarna una mujer, esta vez Rocío Nieves Cabeza Begines, representante del AMPA del colegio María Doña, mientras que los empresarios Manuel Nieto Maestre y Manuel Muñoz Martín ejercen de Gaspar y Baltasar, respectivamente. “Toda mi vida he querido ser Rey Baltasar en mi pueblo”, dijo este último, “así que se me cumple un sueño”. Y se le está notando, porque su carroza da botes por las calles y avenidas del municipio y no tiene un instante de sosiego. Por tirar, están arrojando hasta libros -vales canjeables-, como el que hace unos días presentó el fotógrafo local Salva Barroso bajo el título Retratos palaciegos singulares.
El cortejo, con animaciones y charangas de todo tipo, y hasta fuegos artificiales en cada manzana, continuará hasta bien entrada la noche, pues la Cabalgata se recogerá a las 21.30 horas. Un momento culminante será, como todos los años, el paso por el afamado restaurante Manolo Mayo, ya en el último tramo de la fiesta.