Una familia de Cantillana pierde su casa por tercera vez en un incendio

Un cargador de un dispositivo electrónico enchufado parece ser el causante del último fuego

16 ago 2018 / 07:16 h - Actualizado: 16 ago 2018 / 07:16 h.
"Sucesos"
  • En la imagen de la izquierda, estado en el que quedó la cocina de la vivienda tras el último fuego. A la derecha, una habitación destrozada. / F.J.D.
    En la imagen de la izquierda, estado en el que quedó la cocina de la vivienda tras el último fuego. A la derecha, una habitación destrozada. / F.J.D.
  • Una familia de Cantillana pierde su casa por tercera vez en un incendio

Un cargador de un dispositivo electrónico que quedó enchufado ha sido supuestamente el causante del incendio que ha destrozado una vivienda en el casco histórico de Cantillana. Aunque no se registraron heridos, la vivienda ha quedado «destrozada e inhabitable», según refieren los propietarios. Los problemas de la instalación eléctrica parecen estar detrás de este siniestro, el tercero que sufre la vivienda.

Los hechos ocurrieron el pasado día 30 de julio. El cargador provocó el incendio por un sobrecalentamiento. «Prendió el sofá y el fuego se empezó a extender. Han ardido los muebles, el televisor y todo lo que había», explica Angelines Martínez, la propietaria de la vivienda afectada. «El humo y el calor han destrozado el resto de muebles de la casa, la ropa y todo lo que había. La vivienda ha quedado inservible». En ese momento era la única que se encontraba en la casa, en el ático de la misma, donde tiene un taller de costura. «Con todo cerrado y el aire acondicionado puesto no me di cuenta de nada, hasta que salí y escuché los gritos de los vecinos», explica.

Se da la circunstancia de que es la tercera vez que el fuego destruye esta vivienda. Su propietaria achaca esta fatal coincidencia a la instalación eléctrica. «Hay muchas subidas y bajadas de tensión. A veces estallan las bombillas. En el segundo incendio cambiamos toda la instalación por cables ignífugos, pero ha vuelto a suceder».

La familia atraviesa una situación complicada, que con el incendio se ha visto agravada. El taller ha quedado inutilizado al no haber suministro eléctrico en la vivienda. «Estos dos meses son el tiempo fuerte de mi trabajo», se lamenta. Perciben como principal ingreso una ayuda de 426 euros. «Mi marido es homeópata, pero no puede trabajar porque sufrió un pequeño ictus y tiene visión doble. Se encontraba haciendo un curso de medicina y terapias alternativas y lo ha tenido que dejar». Como apoyo a su situación, «el Ayuntamiento le ha dado a mi marido un mes de trabajo para poder ayudarnos», explica.

Tras la sucesión de siniestros y por su situación económica, la vivienda no tenía seguro, por lo que no pueden acogerse a esta cobertura. Desde los servicios sociales municipales se están tramitando ayudas, según ha explicado Martínez. Desde Cáritas parroquial también se les está ayudando, «ahora mismo con alimentos. Han abierto una cuenta en una tienda, donde vamos a comprar cosas de primera necesidad». Cantillana se ha volcado con esta familia, difundiendo su situación por redes sociales e invitando a colaborar en la medida de lo posible.

La solidaridad vecinal ha sido clave para volver a arrancar desde cero, según cuenta Martínez. Han sido «muchas personas de Cantillana e incluso de fuera» las que les han facilitado ropa, muebles y enseres para poder reconstruir su vida. Incluso «el Ayuntamiento de Alcolea del Río está organizando un partido benéfico a través de unos familiares, y nos entregarán la recaudación».

Temporalmente viven en la aldea de Los Pajares, en una vivienda propiedad de unos familiares. Al ser una casa para uso en la romería, «no está preparada para vivir, dormimos en colchones en el suelo». Tras esta solución provisional, no saben dónde van a vivir mientras vuelven a reparar su domicilio. El matrimonio tiene tres hijos, de 19, 17 y 10 años, que se encuentran atemorizados: «Mis hijos dicen que no quieren volver a esa casa, que si con tres fuegos no ha sido ya suficiente». Pendiente aún de una peritación más exhaustiva, la vivienda necesita una gran intervención. «Han caído los recubrimientos de los techos y paredes, el agua ha estropeado lo que quedaba. Los bomberos cortaron y arrancaron parte de la instalación eléctrica, algo normal en su trabajo para evitar accidentes, pero ahora supone más arreglos para hacer».