El conjunto arqueológico de Carmona, que alberga museo de sitio más longevo de España (1885) y el anfiteatro más antiguo de la península, sigue su puesta a punto. Tras aprobarse en la Comisión de Patrimonio de la Consejería de Cultura una partida de 56.000 euros, se están llevando a cabo trabajos de restauración en las tumbas del Ritón (o de Las Jarras) y la de Servilia.
Para observar la marcha de los trabajos de recuperación in situ acudió el delegado provincial de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta, José Manuel Girela: «Desde el año pasado estamos realizando importantes intervenciones. El pasado julio aprobamos partidas para dar continuidad de los trabajos para poner en valor el anfiteatro. Me ha sorprendido la celeridad de las intervenciones, que marchan a buen ritmo. La puesta en valor de lugar es muy importante, pues la necrópolis es referente en Andalucía y España». Asimismo, según Girela, todos los años intentarán realizar intervenciones para seguir con esta puesta en valor.
En dicha visita con el personal del conjunto, Maribel Baceiredo, de la empresa Cres Arte, encargada de la restauración, afirmó que los trabajos que se están llevando a cabo «son diferentes en Servilia y en Ritón». En la primera tumba se realiza una intervención de emergencia debido a la proliferación de clorofitas aparecidas por la humedad: «Es una limpieza química con biocida, alternadas con tratamientos mecánicos. Con ello, fijamos internamente las pinturas murales que están totalmente ocultas por las sales y en muy mal estado de conservación». La intención de la conservadora es fijarlas para evitar que se desprendan y, en un futuro, poder desprender las sales para ponerlas en valor: «Los trabajos de fijación finalizarán a finales de noviembre. En un futuro, queremos catalogar la policromía oculta, pues no sabemos dónde hay y dónde no. Sabemos que existen por trazos».
Bacereido agregó que el problema de Servilia no es sólo interior, sino también exterior. En el suelo se ha realizado un tratamiento con biocida y geotextil; y en el exterior de la cúpula se ha eliminado tierra y fragmentos sueltos que favorecen la aparición de humedad.
La necrópolis de Carmona es un paraíso para el arqueólogo. A pesar de las más de 240 tumbas descubiertas, queda mucho por excavar, aunque la burocracia es lenta. A las archiconocidas tumbas del Elefante, Póstumio, Servilia, Las Guirnaldas o los IV Departamentos, se une ahora la del Ritón, más desconocida.
«La tumba de Servilia debería haberse llamado de Los Servilio, pues cabe recordar que la necrópolis era para familias de clase alta residentes en la Carmo romana. Pero el hallazgo de una escultura femenina togada, que se conserva en el museo con ese nombre hizo que se catalogara así», afirmó el director del conjunto arqueológico, José Ildefonso Ruiz. Es una tumba majestuosa, con pinturas orientalizantes realizadas con los mejores pigmentos, y que ofrecen motivos geométricos que recuerdan a la cultura minoica, con figuras humanas que parecen ser mujeres. La tumba ha estado cerrada al público durante décadas y así seguirá para su conservación, pero podrá contemplar a partir del mes de noviembre desde el vano exterior.
La otra pequeña gran obra de arte es la tumba del Ritón, que se ha intervenido integralmente y cuyo volumen es más pequeño que la de Servilia. No obstante, posee una decoración pictórica en riesgo de desprendimiento. Se puede contemplar el citado ritón, una especie de vaso en forma de cuerno usado en época romana con reminiscencias griegas; flanqueado por dos jarras de pequeño tamaño que dan el segundo nombre a dicha cámara funeraria. En el techo, se puede ver una corona o guirnalda de flores con la cabeza de Medusa, desprendida por el paso del tiempo, la humedad y las raíces de los árboles.
La necrópolis es un buen ejemplo del mundo funerario romano de la época altoimperial. Aún queda mucho por rescatar de la necrópolis carmonense, aquella que gracias a Bonsor y Fernández López, apareció. Pero pasear por ella y adentrarse en las tumbas sigue siendo una experiencia mágica para el visitante.