Una oportunidad bordada para víctimas de maltrato

La hermandad de San Gil de Écija organiza un taller de bordado para mujeres con la colaboración del bordador Jesús Rosado y la financiación de La Caixa

17 feb 2017 / 09:40 h - Actualizado: 17 feb 2017 / 09:41 h.
"Violencia de género","Solidaridad","Semana Santa en la provincia"
  • La iniciativa permitirá aprender un oficio artesanal que en Écija puede tener salidas laborales. / M.R.
    La iniciativa permitirá aprender un oficio artesanal que en Écija puede tener salidas laborales. / M.R.
  • El bordador Jesús Rosado, en el taller. / M.R.
    El bordador Jesús Rosado, en el taller. / M.R.

Mujeres víctimas de malos tratos van a tener la oportunidad de formarse laboralmente como bordadoras en el prestigioso taller de Jesús Rosado. El bordador ecijano, con un prestigio ganado en sus muchos años de experiencia, se ha ofrecido a la hermandad astigitana de San Gil para que su taller sirva para enseñar un oficio y dar una oportunidad laboral a mujeres que huyen del maltrato y de la exclusión social.

La duración prevista del taller es de tres años y su financiación corre a cargo de la Fundación La Caixa, cuya obra social aporta 14.000 euros. La cuarta pata de la iniciativa la pone el Ayuntamiento de Écija, cuyos técnicos coordinarán quiénes serán las beneficiarias de esta idea, y seleccionarán a las mujeres que podrán acceder al taller a través del Centro Municipal de Información a la Mujer (CMIM).

En principio serán unas 12 mujeres las que se formen en el taller de Rosado, «pero nuestra idea es que sirva para el mayor número posible de personas», apostilla el hermano mayor de San Gil, José Manuel García, que invoca «la caridad que tenemos entre nuestras obligaciones, igual que el culto y la formación». La clave está en que la nueva junta de gobierno de la cofradía del Miércoles Santo quiere «intentar hacer caridad de forma distinta, aunque sigamos manteniendo otras ayudas».

«Este es un paso en la acción caritativa», señala el hermano mayor de la corporación de San Gil, «un paso con el que tenemos que hacer frente a otras realidades que nos acompañan y que han dado la cara en los últimos años, como la de las mujeres que han sido maltratadas en cualquier sentido, físico o psicológico, y se encuentran en una espiral de no saber dónde acudir ni qué hacer, después de haber perdido su fuente de ingresos y que necesitan incorporarse al mercado laboral». García lo explica con el ejemplo del pez y la caña de pescar. «Ayudar a Cáritas directamente, a hermanos, a conventos ecijanos... era la típica acción caritativa de dar el pescado en vez de la caña de pescar. Ahora, lo que queremos hacer es promover que se les dé la caña».

Y la caña en cuestión es enseñar «un oficio que en Écija puede tener salidas», en opinión del hermano mayor de San Gil, para quien «el taller de Jesús [Rosado] tiene la calidad y el saber hacer, así que dónde mejor para enseñar este oficio». «Vamos a tener ocasión de ayudar a una serie de mujeres durante un tiempo, para que adquieran habilidades necesarias para esta profesión, que no solo se ciñe a la Semana Santa, y tenerlas listas para incorporarse a un proyecto laboral y un proyecto de vida», señala García, que espera que «sean beneficiarias el mayor número posible de mujeres que lo necesiten, porque sabemos la enorme casuística que se da en estos casos de malos tratos».

El representante de La Caixa Rubén Rodríguez Arias resalta el valor del convenio que va a permitir financiar este taller laboral para mujeres víctimas de violencia machista. Y el alcalde de Écija, David García Ostos, también subraya lo oportuno de esta medida que «impulsa la hermandad de San Gil, Jesús Rosado presta su taller y su experiencia, La Caixa aporta los recursos económicos que son necesarios y, por último, el Ayuntamiento es el que determina las personas que pueden acceder a esta experiencia», desgrana el regidor.

Para el encargado de dar esos talleres, Jesús Rosado, la iniciativa es «esencial y extraordinariamente necesaria». «Las mujeres van a tener una convivencia diaria en un ambiente laboral y van a poder aprender un oficio del que no hay una oportunidad habitual de aprendizaje por lo costoso que es», resume. El afamado bordador no da gran importancia a su papel. «Nosotros somos menos colaboradores, nuestra casa siempre está abierta para proyectos de esta índole», se ofrece, y apunta que en su taller de la calle Zamoranos «vamos a enseñarles a estas personas que buscan una salida en su vida un oficio que viene de antaño, tal cual yo lo aprendí, desde una base, una metodología, técnicas, conocimiento de material...».

«Vamos a empezar con un aprendizaje básico, paso a paso, como si fueran tres cursos escolares en tres años». El taller de Rosado»– «un verdadero museo», en opinión del responsable de La Caixa– va a ser el lugar donde se impartan las clases «porque entendemos que es la forma idónea de aprender», dice el bordador, que ya ha vivido dos experiencias similares a esta que ahora le plantea San Gil, una primera en El Viso del Alcor, «con una tipología que era casi la misma, y con la que estuvimos un año, y la otra la grata experiencia de la escuela taller de San Juan, gracias a la cual hay gente que trabaja hoy aquí en mi taller como oficialas de primera y que viven honradamente de este oficio», concluye.