Una Semana Santa única entre 5000 años de historia

Un total de once cofradías harán acto de fe por las calles de Carmona durante una Semana Santa declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Ezequiel García ezegarcia85 /
14 abr 2019 / 12:09 h - Actualizado: 14 abr 2019 / 15:12 h.
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Todos comenzó el Viernes de Dolores. Un palio con aires de otro siglo, con un exorno floral exquisito y multitud de detalles dio el pistoletazo de salida a la Semana Santa de Carmona, una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional de Andalucía que espera seguir deleitando a propios y extraños.

Es Domingo de Ramos, y hoy, las parroquias carmonenses se llenan de familias que siguen manteniendo viva la hermosa tradición de acudir a la Misa de Palmas, tan juvenil y alegre, llena de Esperanza. Como la que hoy se echa a las calles de su barrio del Salvador. La antigua hermandad del Ecce Homo será hoy la protagonista, con un misterio del Coronación de Espinas casi dorado por completo -acierto total en su renovación- y una hermosa Virgen de la Esperanza en su mar dorado y verde para comenzar, como está prescrito, la Semana Santa.

El Lunes Santo es de barrio antiguo, de casas de vecinos, de Mayor Dolor en Carmona y de la imagen cristífera más antigua de las que procesionan en Andalucía, el Señor de la Amargura (1521), a poco de cumplir 500 años con aires góticos. No se pierdan esa chicotá eterna en Joaquín Costa o la entrada de la considerada por muchos carmonenses la imagen más bella de la ciudad, con sus manos entrelazadas y esa mirada triste y tierna a la vez.

El Martes es de judería, de casa encalada, de vecinos poniendo sus mejores galas en los balcones, de idiosincrasia única. San Blas es un hervidero desde primera hora de la mañana para visitar, antes de su estación de penitencia, al Señor de la Expiración y a María Santísima de los Dolores. Es martes de Barbacana, de Postigo, de estampas con la muralla fortificada de fondo, de saetas y plazoleta, de Parrondo y el recuerdo de Catenda.

Carmona y su semana santa va por barrios, y el miércoles es el de su morena, Angustias bajo palio oriental que pone el broche de oro a dos cortejos en uno. Abre la comitiva de la corporación de San Francisco la Perla Negra, un galeón de caoba en el momento del Sagrado Descendimiento con nazarenos de negro en perfecta simetría. El bullicio y la alegría le esperan en Tinajería y Tahona. Piérdase y que le lluevan pétalos de emoción.

Santiago y Jueves Santo. Un binomio en pleno corazón del casco antiguo que abarrota su plazuela para ver salir, previsiblemente por última vez al misterio del Señor atado en la Columna tal como lo conocemos hoy en día, pues sufrirá el año que viene una renovación única. Tras ella, en un palio al más puro estilo juanmanuelino, en unos bordados únicos, va María Santísima de la Paciencia, obra de Buiza, carmonense universal. La vuelta por las callejuelas de su barrio no tienen desperdicio.

El Viernes Santo en Carmona es una triada única. De riguroso luto, el Cristo de los Desamparados abre el día, recuperando el antiguo paso del Cristo de la Coronación en caoba, con el silencio que caracteriza a esta nueva cofradía, titular de la Esperanza, con un crucificado muerto en la cruz. Tras almorzar en familia, en pleno arrabal carmonense, la Parroquia de San Pedro se convierte en el corazón del Viernes Santo para ver la fila de nazarenos blancos inmaculados que preceden al Señor de la Humildad y Paciencia y María Santísima de los Dolores, dos tallas únicas, barrocas, que con orden y respeto como precepto de Viernes Santo que es, discurren hacia Fuente Viñas, donde el impresionante palio de baquetón serpentea milagrosamente la calle Aguditas.

Acaba el Viernes Santo con un silencio sepulcral que nace de y en San Bartolomé. Una cofradía única por su orden, buen hacer y por tener en su haber uno de los Nazarenos más bellos de la provincia, con túnica tallada y el palio más antiguo de Andalucía. Nuestro Padre y María Santísima de los Dolores cierran, bajo saetas eternas y desgarradoras, al Viernes Santo en Carmona, siempre de frente, con respeto y sin florituras.

El Sábado Santo es el día que recuperó hace años el Santo Entierro para poder ver al impresionante Cristo Yacente de Buiza y a María Santísima de la Soledad, en la que puede ser su última salida en el Salvador. Nacieron, recuperaron y adecentaron Santa Ana para cada Sábado Santo hacer acto de fe en el impresionante trono dorado que fue de La O y, muy probablemente, el año que viene recuperen su lugar de origen, su cuna, su casa, su barrio.

Un final que, desde el pasado año, cierra el Señor Resucitado de la Paz, una imagen que nació de la idea de los tres párrocos de la ciudad para cubrir el vacío que este día existía en Carmona y que, el pasado año, inundó de gentío, niños y alegría las calles de Carmona, sobre el paso de María Auxiliadora de Carmona.

En definitiva, cinco mil años de historia que sirven de alfombra para una Semana Santa única en la provincia, con una ciudad a rebosar, con el 80% de ocupación hotelera y las miradas puestas en el cielo para que respete a las hermandades carmonenses.

Fotos: José Luis Jiménez Pérez (Kuqui) y José Luis Jiménez Pino