Ismael y Lourdes junto con nuestras familias, tenemos el gusto de invitarlos a nuestro enlace. Con estas invitaciones, los alumnos de primer ciclo de administración y finanzas del instituto López de Arenas de Marchena convidaron a una boda muy especial. Se casaban dos compañeros de manera ficticia, aunque fuera un enlace totalmente real.
Hay asignaturas que pueden ser muy tediosas si un profesor no consigue enganchar a sus alumnos de una manera divertida. Y esto lo ha conseguido Juan Antonio Zambrano en la asignatura de Gestión de documentos jurídicos y empresariales del primer ciclo de Administración y Finanzas. Este profesor, exalcalde de Marchena tenía claro que había que «simular la realidad para hacer más amena las clases». De ahí que no dudara en montar unas elecciones el día de la Lotería en el propio salón de plenos del Ayuntamiento.
Era de esta manera como nacía el pueblo de Villa Arenas, un municipio ficticio creado por los propios alumnos, con 998 habitantes, donde procedieron incluso a la elección de alcaldesa: María Ángeles Abeja, quien apunta maneras en el mundo político. Fue entonces cuando se eligió la corporación municipal, con los típicos mítines en una «dura campaña política».
Unos conceptos tan bien asimilados por los propios estudiantes que, cuando llegó la hora de estudiar el tema siete con los procedimientos administrativos «uno de los alumnos comentó que había oído que ahora había más bodas civiles que religiosas y propuso montar una boda civil», explica este implicado profesor.
Así comenzó el reparto de papeles en esta ceremonia civil que se celebró el pasado 23 de febrero en el Ayuntamiento de Marchena. Sin embargo, lo que comenzó como una práctica real ha superado todas las expectativas de Zambrano, que se ha visto desbordado en la primera boda que celebra Villa Arenas, con convite tras la ceremonia incluido.
A las puertas del Consistorio marchenero, los contrayentes fueron recibidos por la alcaldesa, mientras los invitados del evento ya esperaban dentro del salón de plenos expectantes por ver el secreto mejor guardado: el vestido de novia.
Prepararon invitaciones, organizaron el convite e incluso montaron un pequeño vídeo con las imágenes de los novios para proyectar durante la ceremonia. Todos de punta en blanco –ellos con traje de chaqueta y ellas con sus tocados, incluso mantilla la madrina– para asistir a uno de los eventos más importantes del curso. De hecho, como comenta la novia, «pensé en ponerme una falda, pero mi madre y mi tía también se han involucrado y me hicieron el vestido», relata Lourdes Rodríguez, quien difícilmente podrá olvidar este día que califica como «uno de los más felices de mi vida». Junto con el novio, Ismael Vega, tuvo que ir al juzgado a tramitar los documentos administrativos. Una práctica que «hace que, de manera muy divertida, aprendas los conceptos».
Cada uno de los compañeros tenía un papel definido en esta boda. Eva Rivero era la maestra de ceremonias e iba dando paso al guión preestablecido, explicando lo que hacían cada uno y las competencias que se estudian en el tema. Toda una «locura fantástica porque los alumnos nos implicamos y es una manera diferente de aprender», matiza Eva
Y aunque al principio les parecía una idea descabellada luego «cuando finaliza el proyecto te das cuenta que te ayuda porque no memorizas el tema sino que sacas tus propias conclusiones», afirma la elegida alcaldesa, María Ángeles Abeja, a quien están animando para que se afilie a algún partido político.
Dentro de este proyecto no solo han aprendido el tema siete sino que han trabajado las competencias lingüísticas y sociales «cuando los amigos le han hablado al novio y la novio o la parte emotiva de los diferentes momentos».
La constitución del pleno municipal, el matrimonio civil o la próxima celebración de un debate presupuestario son las actividades que se llevan a cabo dentro de este proyecto educativo que será presentado dentro del Concurso Nacional de Buenas Prácticas Educativas.