«Yo sé que como Pedro María Peña no compone ni toca nadie»

Entrevista a Pedro María Peña, guitarrista. Presenta su primer disco como compositor y solista, ‘El paseo de las delicias’.

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
13 mar 2019 / 17:59 h - Actualizado: 14 mar 2019 / 11:29 h.
  • «Yo sé que como Pedro María Peña no compone ni toca nadie»

Lebrijano de 1968, nieto de La Perrata, hijo del gran guitarrista Pedro Peña, sobrino de Juan El Lebrijano o Inés Bacán y hermano de Dorantes, Pedro María Peña lleva medio siglo perteneciendo a una de las familias de mayor raigambre flamenca de Andalucía. Ahora, después de décadas como director y productor artístico de los más grandes, celebra sus bodas de oro con su primer trabajo como compositor y solista a la guitarra, que presenta este sábado donde empezó todo: en su Lebrija natal. Será en el teatro Juan Bernabé a las 19.00 horas.

-Pedro María, te has hecho de rogar... ¿Se puede decir que después de toda una vida tocando siempre para los demás, ahora tocas para ti mismo?

-Sí, en cierto modo, sí. Yo, en realidad, empecé tocando para mí mismo, porque empecé como guitarrista, me presenté a concursos como solista y además tengo el orgullo de haber ganado algunos como el certamen de Jerez... Pero la vida me fue llevando por otros derroteros, aunque por decisión propia, quizás por mi personalidad e inquietud... Y ahora, por determinadas circunstancias, concretamente tras el fallecimiento de mi tío Juan, al cual yo le tenía dedicado tanto tiempo de mi trabajo, tanto en la producción como en la dirección, como por ser su guitarrista.., pues cuando fallece él me planteo la posibilidad de retomar mis inicios y recuperar todo lo que yo he ido haciendo a lo largo de todo este tiempo. Al fin y al cabo, nunca he dejado de tocar la guitarra.

-Tal vez eso sea lo más difícil, ¿no? Quiero decir que la tendencia de muchos jóvenes artistas es sacar un disco cuanto antes. ¿Cree que algunos se precipitan?

-No, no, yo no creo... Creo más bien que yo soy demasiado perfeccionista y autocrítico y eso no es conveniente del todo... En la vida hay que ser valiente y sacar todo lo que uno tenga y asumir riesgo, y siempre hay tiempo de mejorar. La vida da muchas oportunidades. Yo considero que la gente joven tiene que arriesgar.

-¿En tu caso es más difícil viniendo de una familia y de una tierra donde todo es competencia o tú no lo entiendes así?

-Afortunadamente, yo no he tenido nunca esa visión. Lo fundamental en la vida es pasar por ella dejando tu propio sello sin importarte las posibles sombras de otros artistas que tú admiras... Esto no quiere decir que yo no admire a todos los artistas de mi familia, pero entiendo que tú tienes que aportar lo tuyo y lo importante es que yo creo en lo que hago. Yo sé que como Pedro María Peña no compone ni toca nadie nada más que yo. Yo estoy acostumbrado, he nacido ya en este medio en el que estoy rodeado de artistas buenísimos por todos lados...

-Pero es una responsabilidad proceder de una saga tan rotunda...

-Sí, esa responsabilidad pesa, porque tú eres un representante más... y quieres estar a la altura de lo que los demás han hecho, aunque conservando tu propia personalidad.

-Tú tienes un legado inmaterial de tu tío El Lebrijano. ¿Con qué te quedas de él, al margen de su cante, que con eso nos quedamos todos?

-Para mí El Lebrijano ha sido como un segundo padre. El primero que me rescata y me pone en un escenario a trabajar es él, mi tío Juan. Él me llevaba, como sobrino que era, para que aprendiera. Estaba en su mejor momento y le sobraban guitarristas a punta pala, pero yo iba de segunda, de tercera, pero a todos los sitios... Yo tenía 14 años. Desde entonces hasta hace tres años que se nos fue, ha sido una relación muy intensa. Imagínate todo lo que he podido aprender al lado de un genio como él. Desde que se levantaba hasta que se dormía era una actitud constante de búsqueda, de no acomodarse, con un talento y unas facultades únicas...

-Y es difícil eso de no acomodarse en un artista tan exitoso como él...

-Claro, eso hubiera sido lo normal, lo que hace la mayoría e incluso lo que en algún momento hasta le aconsejaba; yo tenía mucha confianza con él, pero era imposible... ¡Y hacía muy bien! Luego uno con el tiempo lo ve más claro... Su vida era la creación y el cante. Eso no quita que era un padre extraordinario, fuera de lo normal. Quería a sus hijos y a toda la familia de una manera brutal. Un ser generoso muy especial.

-El disco se titula como una de las avenidas más paradigmáticas de Sevilla, ‘El paseo de las delicias’... ¿Tiene algo que ver con ella?

-Sí, tiene mucho que ver. Cuando yo decido tocar la guitarra, mi padre y maestro en todo esto me matricula en el Conservatorio de Sevilla a la vez que él me empieza a dar clases de guitarra flamenca. Entonces vivíamos en San Juan. Y el autobús hacía un recorrido por Plaza de Armas, bajaba el barranco, Torre del Oro... Cuando llegaba a esa zona del Paseo de las Delicias, para mí era una liberación... Una zona tan diáfana, con tanta luz, con tanta historia alrededor, el río, el costurero, San Telmo, María Luisa... Y me provocaba una sensación muy bonita... Y luego, buscando título al trabajo, se me vino a la cabeza el paseo de las delicias porque metafóricamente llega a contar lo que yo pretendo: un paseo que es mi propia vida, aunque hable de delicia por decirlo de una manera amable, pues lógicamente en mi vida no todo han sido delicias, pero hay que pensar que ya vivir es una delicia...

-Los temas que he podido escuchar del disco son una delicia, pero, ¿grabarlo ha sido un paseo o te ha costado especialmente?

-Bueno, yo tengo una compañía discográfica independiente, desde hace unos años, la mantengo, y tengo experiencia en el asunto de la industria discográfica. Te cuento esto porque el disco no está terminado. El disco está en proceso, pero estoy compartiendo el proceso de la creación del disco con un videoclip por cada tema que voy haciendo. Esto es un método que se está usando mucho fuera de España. Cada vez se huye más de hacer un disco de ocho o nueve temas donde al final solo suenan tres y el resto no lo escucha nadie. Prefiero hacer un tema cien por cien como a mí me gusta, hacer un clip y lanzarlo. Aunque tengo siete temas para el concierto, en realidad son nueve. Una vez que los termine, editaré un CD y un DVD.

-¿Qué palos nos esperan en el disco?

-Un poco de todo. Desde una soleá que le dedico a mi padre, que se titula como el disco, a una seguiriya que le dedico a mi madre, que la compuse tras su fallecimiento hace un par de años y que se titula La herida... Hay unos tangos inspirados en el Paseo de las Delicias y que llevan por título Camino de Bella Flor, que era el antiguo nombre de ese paseo, y cuya letra me ha compuesto mi compadre, Nolasco... Hay unas bulerías tituladas Un velón y una manta, que canta José Valencia. Él usa un texto que cogió mi tío Juan de García Lorca... Mi tío usaba una parte que a mí me encantaba. Cada vez que íbamos a grabar, él lo hacía, pero al final nunca cuadraba dentro de concepto del trabajo que estuviésemos haciendo y se quedaba fuera, y ahora lo he rescatado como homenaje, que además lo canta Valencia, que es el mejor lebrijanista que tenemos... Luego llevo también unos tanguillos que ya grabó mi hermano David y que son de mi autoría, habrá unas bulerías al golpe de Lebrija, una taranta...

-El concierto de este sábado en Lebrija será una puesta de largo en tu patria chica de lo que ya hiciste en la pasada Bienal?

-Digamos que el contenido es el mismo pero que cambian los ingredientes. En este caso los invitados van a ser más numerosos e incluso de más enjundia. En la Bienal hubo dos invitados que repiten, que son Nolasco y Diego Carrasco, y ahora además viene José Valencia, Pastora Galván y a Rycardo Moreno.

-¿Están en Lebrija tus críticos más feroces o tus mayores admiradores?

-Mi experiencia con la gente de mi pueblo ha sido siempre muy bonita. No he sentido más que entrega y mucho cariño. De momento, no puedo decir lo contrario.

-Vamos, que eres profeta en tu tierra.

-No, no, eso ya es mucho hablar...

-Tu hermano, Dorantes, ha conseguido consolidar el piano como un instrumento flamenquísimo. La guitarra ya lo era. ¿Para cuándo un trabajo a lo grande y al alimón entre vosotros?

-Claro, está dentro de las posibilidades y lo hemos planteado más de una vez. Hemos hecho algún avance, pero realmente los dos somos demasiado exigentes con lo que hacemos y hemos puesto a madurar el asunto... Hay ya varios bocetos, porque con casi toda seguridad haremos algo. Pero tiene que ser cuando toque. No se trata de correr o aprovechar la coyuntura, sino que tiene que llegar su momento.

-Sois una familia que nunca vais a lo fácil, y es difícil encontrar a una gente que teniendo lo fácil al alcance de la mano no lo aproveche.

-Te agradezco esas palabras... Hay una experiencia que vivimos mi tío, mi hermano y yo cuando David [Dorantes] y yo nos encargamos de la dirección artística del disco Cuando el Lebrijano canta se moja el agua...

-De la famosa sentencia de García Márquez...

-En efecto. Ese disco está por descubrir aún, y no sé por qué, supongo porque están sonando de él otras cosas... A mí me parece una cosa bastante diferente. Pero ahí estamos juntos en varias ocasiones David y yo, no solo en la dirección artística, en los arreglos, sino en algunos temas. Ahí está el alma de los dos juntos. Yo le llevo a David catorce meses. De cinco hermanos, somos los dos que nos aproximamos más en edad y tenemos una química muy particular a la hora de hacer cosas y en ese disco se refleja muy bien.