La Recogía

Brillos y penumbras de la salida extraordinaria de la Piedad del Baratillo

Casi once horas estuvo la Hermandad del Baratillo con su titular ya coronada, en las calles de Sevilla, en las que dio mucho tiempo a sacar numerosas conclusiones

Ntra. Sra. de la Piedad, en el Ayuntamiento de Sevilla

Ntra. Sra. de la Piedad, en el Ayuntamiento de Sevilla / Jorge Jiménez

Pablo García Torrejón

Pablo García Torrejón

La procesión de la Piedad del Baratillo, ya coronada, la primera de todas las salidas extraordinarias de un intenso otoño cofrade, dejó para la hemeroteca y en el recuerdo de los cofrades sevillanos imágenes de gran belleza y momentos excelsos, pero también, esta jornada extraordinaria generó reflexiones sobre el futuro cercano que se dibuja, con muchas dudas en el horizonte, quizás más de las que se preveían al principio.

Brillos

La Piedad

Inconmensurable. El conjunto de Fernández-Andes y Ortega Bru lucía como nunca. Especialmente la imagen de la Virgen que estrenaba todas las prendas que portaba para la ocasión. La diadema y el manto fueron las piezas que más resaltaron; maravillas que incluso transportan a otra época de las artes sevillanas del bordado y de la orfebrería.

La música

Todas las bandas, inclusive la que abría el cortejo, mostraron un gran estado de forma pese a que acaba de empezar el curso para ellas. Excelente fue el repertorio que la Sociedad Filarmónica del Carmen de Salteras interpretó durante la tarde hasta la llegada al barrio de Triana. No todas las formaciones pueden interpretar a un nivel tan alto marchas de Gámez Laserna, Turina, Font de Anta o Beigbeder. Por otro lado, la Banda del Sol también deleitó con un repertorio muy clásico y un popurrí de marchas dedicadas a la Esperanza de Triana en la calle Pureza.

El recorrido

El recorrido fue sin duda magnífico. Hubo tiempo para calles recogidas y avenidas anchas que permitieron una visión más que correcta de la Piedad. Bellísimo fue el paso por el Arenal y también por Triana. En este caso, el entorno jugó un papel muy importante.

Las cuadrillas de costaleros

Importante labor fue la que hicieron las cuadrillas de costaleros de la hermandad. Un andar elegante y sin estridencias y que gustó mucho cuando abrieron el compás por grandes avenidas. Un paso gana mucho andando de frente.

Penumbras

Lentitud y parsimonia injustificadas

Con cerca de una hora y media de retraso, gracias a que se alivió el ritmo en la parte final, entró la Piedad en su capilla sobre el horario que la hermandad había facilitado al Cecop. Urge tomar cartas en el asunto por cuestiones de civismo, seguridad y altura de miras. El ver un cortejo desde la cruz al último músico se ha vuelto un deporte de alto riesgo y eso se demostró con el cortejo completamente solo en los metros finales del recorrido.

La Semana Santa dinámica ha muerto y ya todo lo que queda es estático. Se hace muy difícil salir al encuentro de un cortejo, meterte en calles paralelas al recorrido de la procesión e incluso ver el paso aunque sea desde una décima fila. Las sensaciones negativas, como la de saturación, influyen mucho más que cualquier otra positiva.

El público

Durante la salida extraordinaria pudimos ver dos tipos de público, el de la tarde y el de la noche. Mientras que el de la tarde parecía saber a lo que iba, el de la noche se convirtió en un público insultantemente inmaduro. En algunos puntos del recorrido, se llegaron a vivir momentos de picnic e incluso alguna que otra pelea. También ayudó el aburrimiento extremo de esperar hasta tres horas para que pasase el cortejo.

El clima

Programar una procesión a las cinco de la tarde un 14 de septiembre en Sevilla, debería estar en el límite de lo que es recomendable para la salud pública. En la Avenida de la Constitución se llegaron a superar los 35 grados de temperatura provocando numerosos golpes de calor y lipotimias.

Dudas a las puertas de un otoño muy intenso

Grandes salidas extraordinarias y una Magna dibujan el horizonte cofrade más cercano. Quien estuvo ayer junto a la Piedad pudo percatarse de ciertas cosas que no terminan por encajar. “Miedo me da el 8 de diciembre” o “Miedo me da la extraordinaria de x imagen” eran expresiones recurrentes en el público de este sábado. La falta de civismo, de efectivos policiales y la sensación de saturación y desborde, deberían activar todas las alarmas en la Plaza Nueva.