10, 9, 8... «Arranca la Navidad en Sevilla»

Las calles y plazas del centro reúnen a numerosos sevillanos y turistas para contemplar cómo se hacía la luz

07 dic 2016 / 20:28 h - Actualizado: 08 dic 2016 / 08:00 h.
"Navidad en Sevilla","Luminosa Navidad"
  • La avenida de la Constitución convertida en avenida de luz hasta el gran árbol de la Puerta de Jerez. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
    La avenida de la Constitución convertida en avenida de luz hasta el gran árbol de la Puerta de Jerez. / Reportaje gráfico: Manuel Gómez
  • La fachada principal del Ayuntamiento iluminada desde el reloj a los árboles.
    La fachada principal del Ayuntamiento iluminada desde el reloj a los árboles.
  • El árbol dorado de la plaza del Salvador.
    El árbol dorado de la plaza del Salvador.
  • Las nuevas luces de la calle Sierpes captadas por un teléfono móvil.
    Las nuevas luces de la calle Sierpes captadas por un teléfono móvil.
  • 10, 9, 8... «Arranca la Navidad en Sevilla»

La plaza de San Francisco iba poco a poco llenándose en la tarde-noche de este miércoles, pero no solo para ver encenderse las luces navideñas a las seis y media de la tarde. Bien es sabido que aquí hay gente pa tó, y un buen rato antes había colas para ver el belén de la Fundación Cajasol y para ver el Cristo de la Púrpura de Navarro Arteaga, en el Ayuntamiento, para subir al carrusel frente al banco de España, y aun para bailar al buen son del grupo Los Quiero, que sobre un camión de recogida de enseres de Lipasam animaba al público de todas las edades que se concentraba en la confluencia de la Avenida con las plazas de San Francisco y Nueva, móvil en mano, dispuestos a vivir la cuenta atrás.

«Precioso, Sevilla es única niña», y eso que aún no se han encendido las luces. La que habla es Chari Pascual, quien con su hermana Manoli, y sus respectivos maridos, viene cada año a ver la inauguración del alumbrado. Se acerca desde Triana, mientras que Manoli viene de Dos Hermanas. Ya el día antes se vinieron al centro a dar un paseo, y reclaman que «los tenían que haber inaugurado antes porque viéndolo así de bonito la gente compra más». Su predilección por la Navidad les viene de Nacimiento: ambas nacieron un 24 de diciembre «con seis años de diferencia», puntualizan.

A modo de alcalde en Feria, aunque sin botoncito, el concejal de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, Antonio Muñoz, presidió la cuenta atrás que dio paso a la luz, verdaderamente llamativa, combinación de buganvilla y oro, que decora de punta a punta la Avenida hasta llegar al gran árbol de la Puerta de Jerez, en los mismos tonos –el situado en Santa Justa es más colorido, verde, blanco, rosa, rojo, morado...–, ambos, como el de la plaza de Cuba, con el logo del patrocinador, Caser, que ha aportado 110.000 euros, del total de 498.700 euros que ha costado el diseño y la instalación del alumbrado navideño. Los Quiero se arrancaron entonces con algo tan navideño –como poco sevillano, que Sevilla es una ciudad cosmopolita, oiga– como Santa Claus is coming to town, tan bien cantado como el resto de temas.

Como en cada acontecimiento digno de plasmar, los móviles en alto primero y como creador de selfis, besos incluidos, después fueron protagonistas. Como lo fueron grupos de amigos y familias de todas las edades, muchos cochecitos sobre las vías del tranvía, bicis a pie, y algún que otro pequeño incidente entre la multitud, como el de un par de jóvenes que con patines y junto a sus perros recorrían la Avenida más rápido de lo deseado por otro buen número de presentes, que no dudaron en quejarse a la Policía Local.

Entre los grupos de cochecitos infantiles paseaban adormilados Manuel y Carlos, dos mellizos de tres años, a quienes las luces no emocionaban mucho, pero sí los caballitos del carrusel, en el que se habían montado antes. Su prima Ainhoa, de cuatro años, ni siquiera pudo subirse, al quedarse dormida: «Es que se han levantado a las ocho de la mañana para ir al cole», afirmaban las madres de unos y otra, las hermanas Ana María y Yolanda Álvarez. «No teníamos ni idea de qué pasaba y cuando hemos visto tanta gente lo he mirado en Google. Nos ha encantado el color morado –léase, buganvilla–», afirma Yolanda, quien reconoce que la intención de ambas, cuando se acercaron al centro desde San Bernardo y Marqués de Pickman, era «para comprar la lotería, como todos los años».

Las ventas y el tiempo

Avanzando por la Avenida, frente al edificio de Correos, a los puestos de la Feria de los Belenes se acercan algunos sevillanos, más para preguntar que otra cosa, pero el mal comienzo por las lluvias de los últimos fines de semana, debería revertirse a partir de ahora. Al menos en eso confía Antonio Muñoz, hijo de la propietaria de Marieta Artesanía. «La lluvia y el tener una semana menos ha hecho mucho daño», afirma, aunque reconoce que desde el día 6 la cosa se va animando. Muñoz lamenta también que «se podría haber adelantado el alumbrado, pero, igualmente, el tiempo no lo hubiera acompañado. Ruina». Sin embargo, destaca que «se ve a la gente más alegre que otros años. A ver si remonta».

De regreso a la plaza de San Francisco, no queda una sola mesa, ni silla, vacía ni en el Starbucks, de la esquina de Alemanes, ni en los 100 montaditos, de al lado. Las siete de la tarde parece buena hora para el penúltimo café y para la primera cervecita.

Las colas del principio crecen, y a ellas se suma la del belén de Caixabank. En Sierpes se adivinan las luces renovadas: esferas doradas, árboles púrpura –o eran también buganvilla–, estrellas de plata, y una multitud que va de un lado a otro paseando y viendo, porque mucho bullicio en las tiendas –salvo excepciones–, no se ve.

Otra de las novedades del alumbrado navideño es el gran árbol horizontal de la plaza del Salvador, bajo el cual, como cada día del año, estaban los habituales tomando una caña con o sin montadito de compaña, y también familias y amigos tomándose fotos, castañeros que anieblan la noche con su humo y vendedores de globos, como Juan, que aprovecha el momento luminoso para desahogarse: «No entiendo esta vida», concluye, después de explicar que «se vende algo, pero si viene la Policía tienes que salir corriendo, no hay licencia y ni te la dan, nos hacen correr, y a los castañeros les tiran las castañas si no tienen licencia, querrán que vendamos tabaco y drogas, y no nos dan trabajo». Ya más tranquilo, con una sonrisa en la boca, este vecino de las Tres Mil muestra el globo que más vende, cómo no, de la Patrulla Canina, aunque el papá de una pequeña que se acerca a la charla le pide uno de Peppa Pig.

Camino hacia la plaza de la Encarnación, por la calle Córdoba no hay ni un alma en las tiendas, la gente está más por ver belenes y adentrarse bajo las luces, que en Puente y Pellón se asemejan a árboles de Navidad compuestos por cajas amontonadas de regalos.

Tras la explosión de luz de la Avenida, la oscuridad de la Encarnación y las Setas es un contraste, mientras que el Ayuntamiento confirma –y da comienzo– el programa de actividades, mappings y/o demás espectáculos previstos aún sin fecha establecida. Apenas algunas guirnaldas y bolas colgadas del gran árbol de la plaza central de Sevilla.

Sí llamaron la atención, a la altura de la calle Imagen, las elegantes guirnaldas de acera a acera que anuncian la Navidad desde la plaza del Museo hasta la de San Pedro. Eso comentaban Casiana Touriño –gallega que lleva «60 años en Sevilla»–, su hija Isabel, y sus amigas Concha y Sofía. «Esto es nuevo, mira qué bonito, lo que hace falta es que vengan más turistas», pedía Concha.

Ellas cuatro, como tantos sevillanos, se disponían a adentrarse por las calles alumbradas del centro, o de sus barrios. Definitivamente, la Navidad ha comenzado en Sevilla.