Tanto le gusta enseñar y aprender que está haciendo un máster en teatro para seguir mejorando la capacidad interpretativa de sus alumnos. Con ellos prepara representar en inglés 'Romeo y Julieta', de Shakespeare, y mostrarlo también en la Muestra de Teatro Escolar de Sevilla, en el Teatro Alameda, donde el pasado curso fueron capaces de hacer en inglés la comedia 'Miles Gloriosus', de Plauto, el autor más popular en la civilización romana. Begoña Canivell, sevillana, 56 años de edad, con 32 de experiencia como docente en la enseñanza pública, es una voz autorizada para hablar de educación, de sistemas educativos, de sus pros y contras. Y de lo que está por encima de cualquier legislación, de cualquier controversia con sesgo político o religioso: la relación profesor-alumno como cimiento y pilar de todo.

Con el tesón de profesores como Begoña Canivell, el Instituto Punta del Verde, edificado junto a la Avenida de Las Razas, en Heliópolis, ha sido el único centro de toda la provincia de Sevilla que ha realizado durante los dos últimos cursos un proyecto educativo Erasmus Plus KA201, seleccionado y apoyado por la Comisión Europea. Que en román paladino es llevar a cabo un programa formativo del rango Asociaciones Estratégicas en el Ámbito de la Educación Escolar. Y no es un hecho aislado en la dinámica de este instituto, muy proactivo cada año en involucrar a sus profesores y alumnos en programas europeos de colaboración e intercambio. Pese a ser un centro muy complejo, con un total de 1.300 alumnos, abarcando tres líneas de ESO, dos de Bachillerato (para adolescentes y para adultos) y tres ciclos formativos de FP.

¿Cuáles son los puntos cardinales de su biografía?

Mi padre era militar, falleció cuando yo era pequeña. Mi madre trabajó muchos años como locutora de Televisión Española en Andalucía. Somos cuatro hermanos, los varones son químico y militar, mi hermana es arquitecta. Estoy casada, mi marido es empresario, ya se ha jubilado. Tenemos dos hijos, él estudia Periodismo y ella Arquitectura. Vivo en la casa donde nací, en Los Remedios. A ella he regresado tras residir en el centro (Plaza de la Encarnación) y en Triana (junto a la Iglesia de Santa Ana).

¿Cuál fue su itinerario escolar?

Estudié EGB y BUP en el Colegio de Las Esclavas. COU lo hice en el Instituto Velázquez. Y Filología Inglesa en la Universidad de Sevilla.

¿El inglés ha marcado su vida?

Tenía claro que me gustaban dos cosas: viajar y los idiomas. Era una época en la que no había tantas academias de idiomas, ni tantas facilidades para aprenderlos bien. Elegí la carrera de Filología porque me servía para aprender bien el inglés, y también por el horizonte laboral. Muy pocos docentes hablaban inglés y era mucho más fácil en las oposiciones sacar una plaza para ser profesora de esa asignatura.

¿Qué viaje fue iniciático para usted?

Con 19 años, cuando era estudiante universitaria, me fui a Londres yo sola. Era la primera vez en mi vida que viajaba sola. Ni siquiera dentro de España lo había hecho. Estuve todo un verano, estudiando y perfeccionando el inglés, que no lo dominaba. Para mí fue un antes y un después, porque me sentí independiente, sentí que sería capaz de ir sola a cualquier parte del mundo. Desde entonces, no he parado de viajar por el extranjero. Ese es el recuerdo que me marcara más. Fuera, con un idioma que todavía no dominaba... yo estaba todavía estudiando en la universidad, en segundo... tenía diecinueve años....

¿Dónde debutó como profesora?

Empecé haciendo pocos meses una sustitución por enfermedad en el Instituto Pino Montano. Entonces era de Bachillerato, porque todavía no estaba en vigor la nueva ley educativa, la Logse. Fue en 1986. En ese mismo año, fui docente en tres sistemas educativos distintos. BUP en ese instituto. Después, durante cuatro meses, por las tardes en un centro de experimentación de la Logse, que ubicaron en la antigua Universidad Laboral (la actual Olavide) y allí llevaban a niños de Alcosa para que les diéramos clases. Y al comenzar el siguiente curso, estuve en Formación Profesional. Descubrí que a la FP se le tenía miedo, que muchos profesores no la querían porque se suponía que ahí iban los alumnos malos y los problemáticos.

¿Le contagiaron ese miedo?

Me lo quité ese mismo curso. Y he estado muchos años como profesora en FP, me lo pedía porque quería trabajar lo más cerca posible de Sevilla, para ello la mejor opción era pedir destino en FP, porque la mayoría de profesores no lo solicitaba. Y así me asenté en el IES El Arenal, de Dos Hermanas, donde di clases durante 19 años.

¿Cómo afecta a la calidad educativa la profusión de docentes interinos?

Es frustrante tener que empezar de nuevo, una y otra vez, a adaptarte al funcionamiento de cada centro educativo, cada uno tiene sus peculiaridades. Y frustra no poder ver la continuidad y evolución de los alumnos. Ni te sacan como profesora el partido acorde con tu potencial, ni coges una experiencia adecuada que aplicar en otro centro. A los interinos se les debería hacer un contrato por un mínimo de dos años de duración en el mismo lugar.

¿Qué le llamó la atención cuando comenzó en el IES Punta del Verde?

Que en ese instituto de Dos Hermanas estaba muy conformada la comunidad educativa, porque todos los alumnos procedían de pocos colegios de los mismos barrios. En cambio, en mi nuevo destino la procedencia era mucho más heterogénea, incluyendo alumnos que lo buscaban pensando que era de menos nivel que otros con más fama en la zona, como el IES Fernando de Herrera o el IES Heliópolis. Teníamos alumnos y padres tan diversos que nos costaba un año entero ir creando el sentimiento de comunidad.

¿Cómo lo han resuelto?

La directiva anterior a la actual trabajó mucho, y lo consiguió, para que se adscribieran al Punta del Verde varios centros, y así nos llega mayor cantidad de alumnos con similar base educativa. Ahora estamos empezando a ver los efectos favorables de ese logro. Es como pasar de la noche al día. Los grupos de alumnos que tenemos ahora en Primero de ESO están más cohesionados, es más fácil de trabajar con ellos. Está más compensada la diferencia de nivel previo entre los que llegan de un colegio de Los Bermejales y los procedentes de un colegio del Polígono Sur, ambos son centros bilingües. Conseguimos con todos resultados mucho mejores y en menos tiempo. Y ahora todos llegan sabiendo que el Punta del Verde es bueno.

En nuestra sociedad se ha convertido en costumbre pensar que para aprender inglés no basta con la formación que se imparte en colegios e institutos, y se cree inevitable inscribir a los hijos en academias de idiomas. ¿Es inmutable ese criterio?

No. Yo pensaba así antes de estar en un centro bilingüe. Y tras varios años de experiencia, he llegado a la conclusión de que alcanzar o no ese objetivo depende sobre todo de los claustros de profesores que se lo toman muy en serio o no tanto. En este instituto se trabaja muchísimo para lograrlo. La coordinadora de enseñanza bilingüe hace una gran labor para todas las asignaturas, y desde el departamento de inglés la apoyamos. Durante los años en los que solo recibía enseñanza bilingüe un grupo de cada curso, se apreciaba una gran diferencia. Porque los de bilingüe eran mucho más capaces de hablar en inglés. Se lanzaban a hablar con quien fuera. Bien, mal, o regular, pero hablaban y entendían inglés. Ese fue nuestro reto. Los profesores se lo tomaron en serio, se les ha hablado todo el tiempo a los alumnos en inglés, y el alumnado ha respondido bien a esa dinámica.

¿La motivación es más decisiva que la legislación?

Dar la oportunidad a que los alumnos le pierdan el miedo. Y se acostumbren a pensar que se puede hablar de muchos temas en inglés, aunque no se sepa un inglés perfecto, y no se hagan frases perfectas. Muchas actividades en cualquier asignatura son orales, pueden apoyarse con una presentación en la pantalla. Participar en proyectos europeos, y en intercambios, también contribuye a que pierdan el miedo.

¿Qué es lo mejor para adquirir esas capacidades y superar el miedo al ridículo?

El teatro. Es fundamental. Y lo hacemos desde Primero de ESO, el curso en el que dejan atrás su periodo colegial. Les decimos desde Primero que son capaces, que pueden hablar inglés, también delante de un público. Todos los profesores de cursos posteriores comentan cómo se nota qué alumnos han hecho más teatro. Porque le perdieron el miedo a hablar, a meter la pata, a pronunciar mejor o peor. Hacer teatro debería ser obligatorio en Secundaria. Los alumnos experimentan un cambio rotundo.

Deduzco que los profesores también han de perder el miedo.

Sí. Nosotros nos llevamos también a alumnos de Primero de ESO para hacer intercambios internacionales. En la mayoría de los centros, lo hacen solo con los de Bachillerato.

¿Qué echa en falta?

Es un atraso que no haya Inglés obligatorio en todas las ramas de Formación Profesional. En nuestro instituto, de las tres ramas de FP que se imparten, solo lo tiene Administración como asignatura obligatoria. Ni Sanitaria ni Informática lo tienen. Estamos intentando que se les ofrezca aunque sea de otra manera.

¿Qué proyectos de colaboración europea han organizado?

En el IES Punta del Verde, los equipos directivos siempre han apostado por aprovechar las convocatorias promovidas desde la Comisión Europea. Como fueron en su día los viajes de estudios como intercambio entre institutos de países distintos, que eso era el programa Comenius. O como siguen haciéndose las colaboraciones online a través del programa eTwinning, con los alumnos realizando trabajos que comparten desde sus aulas con los que están a miles de kilómetros, y se estimula su participación con quienes tienen otra lengua materna. El gran paso adelante se dio para llevar a cabo iniciativas Erasmus Plus.

¿Cuáles hacen?

El de alumnos de FP que hacen prácticas en el extranjero. El de profesores para hacer cursos fuera de España. Y el de proyectos educativos más viajes de intercambio con alumnos de Secundaria, de Bachillerato y de FP. Hasta cuatro hemos llegado a tener a la vez de esta modalidad más compleja.

¿Todo son ventajas?

No les cuesta nada a las familias de los alumnos. Puedes llevar a alumnos de todo tipo y de cualquier clase social. Tiene su lado malo: no puedes llevar a todos, hay que seleccionar a los mejores, a los que más partido le saquen a la experiencia. Pero es una vía que considero fundamental para la formación de cualquier adolescente. Por eso intentamos ofrecer la mayor gama posible de opciones.

¿Cómo evitan que los alumnos que no viajan se sientan desmotivados en comparación con sus compañeros?

Cuando hacemos un programa Erasmus Plus, involucramos a todos los alumnos en las actividades. Y cuando están en Sevilla los procedentes de otros países, todos participan en lo que hacemos dentro del centro y en la ciudad. Y todos trabajan previamente en clase las presentaciones que les van a hacer de los lugares que van a visitar y que ellos les van a explicar. Cada vez que se desarrolla un proyecto de este tipo, se nota mucho en la vida interna del instituto. Influye positivamente a muchos más alumnos que cuando solo un grupo reducido hacía un viaje de intercambio vía convocatoria Comenius y el resto de la clase sentía que durante esa semana la actividad en el aula no era lo mismo.

De los que usted ha promovido, ¿cuáles han sido más positivos?

El de más rango, el que ha sido más complejo realizar, y que hemos concluido el pasado mes de octubre. Se llamaba European School Around de World. Consistía en crear una agencia de viajes virtual entre alumnos de cinco países de Europa. Los de cada ciudad promovían su fortaleza turística. Lo coordinaba un instituto de Vieste, en la región italiana de Apulia. Nosotros éramos los representantes españoles y también participaban desde Trikala (Grecia), Hudiksvall (Suecia) y Gap, en los Alpes franceses. Además, se implicó una entidad educativa de Sofía (Bulgaria) que organiza cursos para profesores.

¿Qué hacían sus alumnos?

Sobre todo eran de Formación Profesional. Los de Administración pusieron en práctica cómo constituir una empresa. Los de Informática crearon una aplicación para móviles y tenían que compartir sus conocimientos con los de otros países, y enseñarles a todos. Además, los alumnos tuvieron que elaborar y exponer presentaciones y videos de diversos enclaves turísticos, eso les obligaba a aprender mejor a manejar ese tipo de herramientas gráficas y audiovisuales. Quienes pudieron viajar conocieron lugares y personas de cinco países. De ahí han surgido lazos y relaciones que, de otra forma, nunca hubieran podido tener. Incluso han viajado después por su cuenta para visitarse. Los alumnos de FP, que no estaban acostumbrados a estas oportunidades, y menos aún en inglés, confiesan que es una experiencia que les ha cambiado su perspectiva vital. Para mí eso ha sido una satisfacción bárbara. Y también entre los profesores seguiremos colaborando. Todo eso para nuestro instituto es enriquecedor.

¿Qué programas europeos realiza ahora?

El que hacemos, todo en inglés con profesores y alumnos de dos institutos de Roma, en el que participan los nuestros de Primero de ESO y Primero de Bachillerato. Se titula 'Una aventura divertida entre dos ciudades patrimoniales: Sevilla y Roma'. Para descubrir la cultura de otro país a la vez que perfeccionar el inglés. Ya estamos en su segundo año. El pasado mes de septiembre estuvieron en Sevilla profesores italianos para coordinarnos. Y estarán en febrero de 2019 con sus alumnos, y nosotros iremos en marzo. Por otro lado, seguimos con el programa de prácticas para alumnos de FP en países europeos.

¿La Administración apoya a los profesores que asumen la gestión de estas iniciativas?

No. Lo hacemos a pesar del sistema. No está compensado. Es a costa del esfuerzo del profesor y del tiempo libre del profesor. No prevé que un docente dedique horas a esa labor. En los centros educativos no está estipulado. Por suerte, hay muchos profesores a quienes les gusta su trabajo y nos les importa dedicar un poco más de tiempo. Porque es a beneficio de los alumnos y de nosotros mismos. Porque te ayuda en tu trabajo. Pero en el sistema a nadie le importa si lo haces o no lo haces. ¿Por qué en muchos centros en Sevilla no se hacen estos proyectos? Porque no hay profesores que hayan decidido realizarlos.

¿Esta internacionalización se contagia a las familias?

Es muy difícil saber la influencia que tiene un centro educativo sobre las familias. El gran cambio a mejor, en nuestra relación con los padres, se produce desde que la mayor parte de los alumnos nos llegan de dos colegios. Porque, de esa etapa previa, ya muchos padres se conocen entre sí, se intercambian información, acuden más al centro a las reuniones. Los padres que quieren implicarse lo tienen mucho más fácil que en la época en la que casi nadie se conocía previamente entre sí.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha anunciado la intención de implantar de modo optativo la evaluación a la labor de los profesores. ¿Qué opina?

Si me van a evaluar por los resultados que sacan mis alumnos, yo no estoy de acuerdo. Si me van a evaluar en la labor que hago diariamente, me parece muy bien. Soy de las que estaría de acuerdo en que me pusieran una cámara en mi aula. Para que vean qué hacen los alumnos. Además, si los alumnos supieran que les están viendo, el ambiente cambiaba de la noche al día. Tendría a todos mis alumnos escuchándome, mirándome qué les estoy diciendo.

¿Y no la miran?

Una de las mayores dificultades que actualmente tenemos los profesores es captar la atención de los alumnos, y son 30 enfrente de ti. Están acostumbrados a fijar la atención en los recursos audiovisuales a su alcance. Conseguir que uno le haga caso a la persona que le está hablando, es de lo más duro que ocurre hoy en nuestro trabajo. Nadie es capaz de entenderlo hasta que tiene delante a 30.

¿Qué sugiere evaluar?

Quizá habría que evaluar cómo los padres nos estás mandando a sus hijos a la escuela. Muchos llegan al centro educativo sin tener claras algunas normas básicas. Y educar eso corresponde a los padres.

¿Algún día la sociedad española aconsejará mayoritariamente a sus hijos y nietos que opten por los grados de FP y no por las carreras universitarias?

Las familias quieren lo máximo para sus hijos, y sigue sonando como más importante ser universitario para alcanzar una posición profesional más elevada. Además, la propia Administración sigue sin dar a la FP la importancia que tiene. Muchos jóvenes optan por ir a la universidad porque tienen más facilidad para matricularse en algunas carreras que en la Formación Profesional.

Ponga ejemplos.

En el IES Punta del Verde no logran entrar muchos alumnos que demanda plaza en Informática. En el de Sanitaria, muchísimos se quedan sin opción de hacer la especialidad de Ortoprotésica. Les resulta más fácil cambiar de rumbo y hacer la carrera universitaria de Enfermería. En España es más fácil aprobar selectividad que entrar en algunas ramas de FP.

¿Qué le propondría a todos los partidos políticos para mejorar el sistema educativo?

Dedicar mayor porcentaje de horas de clase a las asignaturas fundamentales: Lengua, Matemáticas, Ciencia, Idiomas. Y permitir que cada centro organice su oferta del resto de asignaturas. Incluso creando modelos de asignaturas con mucha práctica y con materias muy transversales, pensadas para lo que mejor se adapte a las necesidades de sus alumnos. Aprendamos de los países más avanzados, donde los centros educativos tienen más libertad y son más flexibles para establecer el currículo escolar.

Como ciudadana de Sevilla, ¿cuál es su punto de vista sobre la evolución de la sociedad sevillana?

Con la digitalización está mejorado mucho el funcionamiento de la actividad turística. Antes había mucho más desorden, más colas innecesarias, menos información, menos comodidad,... Y la convivencia con profesores de otros países me ha permitido descubrir que se quedan alucinados con el encanto de Sevilla. Y les sorprende que no le demos importancia y que no lo sepamos promocionar mejor. Por otro lado, considero que en la ciudad hay muchas cosas que mejorar. La mayoría relacionadas con el comportamiento de la población, por la falta de civismo.