«¿A Susana o a Pedro? ¡Al primero que llegue!»

Rosario Navarro es la cajera de la caseta del PSOE, adonde van los guiris a endiñarse jarras de rebujito

01 may 2017 / 19:42 h - Actualizado: 02 may 2017 / 08:27 h.
"PSOE","Feria de Abril 2017","Susana Díaz","Pedro Sánchez"
  • Rosario Navarro Gutiérrez, en los instantes previos a la apertura de la caseta del PSOE. / El Correo
    Rosario Navarro Gutiérrez, en los instantes previos a la apertura de la caseta del PSOE. / El Correo

Dicen los marujones de la política –que van todos con corbata, de caseta institucional en caseta institucional, para disimular su condición corrinchera– que el cotilleo más grande, más suculento y más morboso de la Feria de Abril de este año va a ser el duelo entre Susana Díaz y Pedro Sánchez sobre el albero, con música de Ennio Morricone. Un rebujito western de impredecible final. Ya el año pasado hicieron el paripé como pudieron en la caseta de la SER mientras tronaban las sevillanas por los altavoces para dar calor y jovialidad a la escena, de la que caían estalactitas como las de la Gruta de las Maravillas. Pero este año, en cuanto coincidan los dos, el del piano deja de tocar y se esconde detrás de la barra mientras el camarero baja el espejo de su alcayata. ¿O no? En la caseta de la SER, no se sabe; pero en la del PSOE, donde presumiblemente acudirán ambos aunque sea a brindar por los avales, el ambiente no puede ser más apacible. Empezando por el que fomenta la cajera del establecimiento, Rosario Navarro Gutiérrez, que es la viva estampa de la hospitalidad. Allí, discutir, se discute poco, por lo que cuenta ella. Entre otras cosas, porque los susanistas y los sanchistas no son la única feligresía de una caseta que presume de tener entrada libre y espacio para que corran caballos. Tanto los ganadores como los perdedores.

«Aquí se está muy bien», afirma Rosario, mientras trasiega con las cajas y el menaje en una hacendosa espera hasta que entre por la cortina el primer feriante de la tarde a recoger sonrisas. Detrás de la barra se aplican los camareros con su parafernalia y sus preparativos. Al igual que ella, no son los típicos currantes de feria: solo trabajan allí, en esa caseta, en la de su partido, haciendo lo que toque: escanciar fino, esconder el espejo cuando entran los candidatos a líder indiscutible... esas cosas.

«Llevo ya tres años aquí. Y me gusta mucho, porque es una experiencia muy buena y se aprende», dice. En realidad, su feria de verdad es la de Mairena del Alcor, su pueblo, que se la ha perdido por estar donde el deber la requería, que es a la sombra de la portada o lo que sea que haya este año para que la gente pase por debajo. «Pero bueno, no pasa nada».

«Normalmente vengo de camarera, lo que pasa es que este año, al ser de sábado a sábado, necesitábamos más gente. Estoy un tiempo de cajera y el resto de camarera. La gente se comporta pese a ser una caseta de entrada libre. Además, que tenemos todos los días portero por lo que pudiera pasar. Los guiris son los más divertidos: les preguntas si quieren manzanilla y te dicen: No, jarra, jarra», y se endiñan unas andanadas de rebujito que no son normales. «Son muy graciosos. Tienen muy claro lo que quieren», asegura.

«¿A quién le voy a poner primero la copa de manzanilla, a Pedro o a Susana? ¡Al primero que llegue! Yo no tengo prioridad por nadie. Aquí hablamos de esas cosas, y nos reímos mucho. Discusiones de partido no hay, la verdad. Ni se meten, ni te preguntan si eres o no eres... Está todo controlado. Además, no hay por qué ser de un partido o de otro. Esto es entrada libre».